Jue 08.04.2004

PSICOLOGíA  › LA “CONCIENCIA FRACTURADA” EN MARTIN HEIDEGGER

La pregunta que llega más lejos

Por Silvia Traverso *

Los temas abordados por Martin Heidegger en Ser y tiempo, su obra más organizada y sistemática, se centran en la construcción de una ontología crítica respecto del desvío que la historia de la filosofía hace de un pensar originario que vertebra en torno del ser, su discurrir. Ese desvío se perdió en los desfiladeros del ente, no interrogó al ser. Heidegger dejará abierta la pregunta por el atravesamiento del ente rumbo al ser.
La pregunta por el ser “es la pregunta que llega más lejos. No se detiene ante ningún ente, los abarca a todos. El alcance de nuestra pregunta es tan amplio que jamás podremos sobrepasarlo”, escribió Heidegger en Introducción a la metafísica. Allí pregunta: “¿Cómo sería posible que el hombre, que los pueblos tengan relación con el ente y, sin embargo, se hayan apartado desde hace mucho tiempo del ser, sin saberlo?”. Reencontrar la senda requiere una destrucción, una disolución de las capas encubridoras endurecidas en el transcurrir de la historia del pensamiento filosófico.
El Dasein no es una existencia en general; se restringe al ser humano. El ser ahí es el ente hombre, y la existencia es el ser de este ente. Tiene preeminencia sobre todos los demás entes porque le es posible comprender el ser, abrirse a la realidad del ser.
Hay un “quién” del Dasein, que en Ser y tiempo se define como un “soy yo mismo” pero sólo en la medida en que “soy-con”: relación de este Dasein con los otros, el mundo circundante, con lo que lo preocupa y lo ocupa, el cuidado del ser. Pero al Dasein le va también la degradación existenciaria, que no es de orden moral sino ontológica. La caída es otra de las caras del Dasein: una crítica de Heidegger a la existencia cotidiana.
Lo que interesa destacar es que el hombre es un ente privilegiado en el que el ser se manifiesta, ocultándose. El hombre percibe al ser, no como conocimiento sensorial, ni como acto reflexivo, sino como un salir al encuentro y dejar que lo encontrado sea como es. El ente pone un lugar, un sitio en que abrirse: así entendieron los griegos al hombre. El desvío metafísico se produce cuando se toma al humano como un ente más entre otros.
Dice Jorge Alemán: “Ser y tiempo puede ser leído como la teoría del sujeto y su cura, como un desmantelamiento del cogito cartesiano, como una cura del sujeto moderno. Puede ser leído así a partir de lo que sus impasses enseñan” (“Disertación en el Departamento de Filosofía y Psicoanálisis de la EOL”, 2001, inédito).
La voz de la conciencia la interpela a una existencia que atestigua su estar arrojada, fracturada y dividida. Según Heidegger, una voz que viene de mí pero viene sobre mí.
Esa voz muestra el carácter de situaciones límite, traumáticas, sin ubicación pulsional, en otro registro que el freudiano. Pero acercándose a los bordes de un problema cernido con preguntas que aluden a la fraternidad de un decir.

* Extracto de un artículo publicado en la revista Dispar, Nº 4.

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