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Los centros de salud mental son el eje del sistema de salud mental en Trieste. Son siete, con una media de población de usuarios de unos 40 mil habitantes cada uno. Están abiertos 24 horas y siete días a la semana, en condiciones de acoger a las personas en cada momento del día y de la noche. Están situados en pequeñas villas o apartamentos grandes en los cuales la distribución del espacio y el equipamiento no recuerdan en nada a un ambulatorio médico o psiquiátrico. Tienen todo el aspecto de una casa. Tienen también algunas camas (ocho camas por centro) en las que son acogidos (naturalmente, no hospitalizados) los pacientes que tienen necesidad de ser particularmente seguidos o los que tienen necesidad de alejarse por períodos de tiempo variables de su propio medio ambiente. Existe también una cocina y una sala grande en la que comen conjuntamente los profesionales de salud mental, los pacientes, visitantes y gentes del barrio. El personal asignado es, por término medio, de tres psiquiatras, 28 enfermeros y un asistente social.

La organización del trabajo en los centros está poco jerarquizada, con una escasa división entre los diversos roles: la responsabilidad de las decisiones y las competencias ejecutivas son simultáneamente asumidas por más de un profesional. La organización del trabajo de cada día está formalizada en una ficha y existe una breve reunión diaria (en la que participan los pacientes si quieren). El trabajo se organiza y distribuye a medida que las exigencias se presentan.

El centro está siempre abierto, no existen visitas por cita y mucho menos lista de espera. Por tanto, los pacientes usan el centro también como lugar de encuentro, de socialización y de espacio para la vida cotidiana. No existe ningún tipo de subdivisión y selección de la demanda, en el centro conviven figuras sociales de todos los tipos: los viejos y los nuevos crónicos, el ama de casa deprimida, el joven marginado, etcétera. Por otra parte, gran parte del trabajo de los profesionales se desarrolla fuera del centro, porque se tiende a encontrarse con los pacientes en su casa y a facilitar su convivencia en la ciudad y entre la gente.

El trabajo terapéutico recurre a todos los instrumentos a su disposición: fármacos, entrevistas, ayudas sociales, posibilidades de trabajo, vacaciones y excursiones al mar y a la montaña, etcétera. Para estos objetivos el centro tiene también la tarea de conseguir recursos a través de la relación con otras estructuras institucionales: por ejemplo, conseguir de la administración local un departamento para algunos pacientes.