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Cuatro de las cinco víctimas de la represión sobre los manifestantes del 20 de diciembre murieron por perdigonazos de escopetas de la Policía Federal, y el quinto caído fue baleado con un tiro de pistola. Así lo confirmaron ayer fuentes judiciales, al hacer un balance del mes transcurrido desde la batalla de Plaza de Mayo, cuando los hombres de la Federal pasaron a “los tiros de verdad” justo una hora antes de que el ex presidente Fernando de la Rúa renunciara.
Durante esta semana doce comisarios fueron interrogados por la jueza María Romilda Servini de Cubría sobre sus participaciones y las órdenes que recibieron y transmitieron durante la represión. Todos y cada uno de los jefes aseguraron que nunca dieron instrucciones para disparar con proyectiles de plomo. Durante los primeros días de febrero comienzan a sentarse ante Servini los imputados ex secretario de Seguridad, Enrique Mathov, y el ex jefe de la fuerza, comisario general retirado Rubén Santos. De sus testimonios dependería la citación posterior para el ex ministro del interior, Ramón Mestre, y el ex presidente.