SOCIEDAD › OPINION
› Por Mariana Carbajal
Cuántas veces nos hemos reído de los “bolu-tests” de algunas revistas que nos proponen un examen multiple choice para que descubramos si nuestra vida sexual es ardiente, nuestro novio nos dejó de amar o somos buenas esposas. Cuántas veces los hemos contestado a escondidas, a veces sin siquiera marcar la revista con crucecitas –memorizando nuestras elecciones– para que no quedaran pruebas de que nos habíamos enganchado con esa clase de propuesta banal. ¿Quién no lo hizo alguna vez? ¿Quién no se vio tentada por completar los cuadritos y sumar los puntos para ver al final en qué categoría encajaba? Lo tomamos como lo que son: un juego, un recreo, un pasatiempo divertido para compartir con amigas en la playa, en una tarde de chicas, mate de por medio o a solas en la sala de espera del dentista o la ginecóloga.
La edición digital de la revista Hombre, de la editorial Perfil, tiene colgado en su sección “Happy Hour” uno de esos tests. Lo llaman el “Test Tyson”, en alusión al famoso boxeador. Pero, lejos de ser un bolu-test más, es lisa y llanamente una apología de la violencia contra las mujeres. “¿Madura el KO?”, provoca desde el título y a continuación el sitio web le advierte al lector: “Si ves a una mina golpeada y pensás ‘algo habrá hecho’, esto es para vos”. Leerlo me produjo incomodidad, violencia: rompe con todas las reglas de los consensos tácitos sobre lo que se puede escribir o los chistes que se pueden hacer en un medio de comunicación. Voy a mencionar algunas de sus preguntas. La primera dice así: ¿Qué excusa usás para golpear a tu mujer? Las opciones son: a) Los fideos estaban fríos; b) Te miró “con esa cara”; c) Tuviste un mal día de trabajo; d) No hace falta una excusa. Todo es textual, no hay exageración. La segunda pregunta se refiere a “los métodos” de golpiza: a) Un puño envuelto en un repasador no deja marcas. b) El famoso cachetazo de proxeneta; con la cara externa de la mano derecha yendo en sentido diagonal de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha. c) Tirás el plato (el de los fideos fríos, por ejemplo) al suelo y cuando se agacha a limpiar el enchastre la aleccionás con un puntapié en las costillas. d) Te gusta improvisar.
Insisto, no estoy exagerando: El “Test Tyson” dice eso y mucho más. Por ejemplo, la sexta pregunta es: ¿Cada cuánto la aleccionás?. Y la séptima se refiere a la duración de la “sesión adoctrinante” y entre las respuestas posibles figuran “le das hasta que quede morado” o “aflojás cuando se te acalambra la mano”.
Descuento que no fue hecho en serio, que es una “jodita”, un juego cómplice con los lectores. Pero con este tema no se juega ni se embroma. Lo dije hace algunas semanas cuando me indigné por un spot publicitario que se emitió antes de cada película en el último Festival de Cine Independiente organizado por el gobierno de la ciudad en Buenos Aires, el Bafici, donde se daba una bofetada en la cara a una señora mayor, haciéndole saltar los anteojos y a continuación se escuchaba una voz en off que decía: “Despertate que viene lo nuevo”. Con este tema no se juega. Es evidente que es necesario insistir.
La violencia contra las mujeres denigra, humilla, desfigura, destruye la autoestima y muchas veces mata. En apenas un mes, enero de 2008, al menos doce mujeres –con nombre y apellido, proyectos, historias, familias– fueron asesinadas en el país por sus parejas, novios u otro hombre cercano, o alguno de ellos está entre los principales sospechosos de matarlas. Angelina Pomito, en Córdoba; María Martínez, en La Plata; Mariana Aylén Viva, en Bahía Blanca; María Gomba, en Chubut, y la lista continúa. Y continuará.
¿Qué pasaría si la revista propusiera un test para medir cuán xenófobo o racista es el lector, y la víctima fuera entonces una persona judía, de raza negra o de origen chino? Dudo que alguna editorial se atreviera a publicarlo. Y si lo hiciera, de inmediato le caerían denuncias por discriminación racial o xenofobia. Pero la violencia contra las mujeres está tan naturalizada aún en la sociedad argentina que un “Test Tyson” se difunde y pocos se horrorizan. El Movimiento de Mujeres de Córdoba acaba de presentar una denuncia ante el Inadi contra la revista. Por ellas conocí esta pieza imperdonable.
Michael Foucault escribió que “todo poder es un poder de vida o muerte”. El poder de un medio no puede convalidar la violencia de género. Con algunos temas no se hacen chistes ni se juega. La violencia contra las mujeres mata.
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