SOCIEDAD › BAJó EN EL PAíS LA PREVALENCIA DE ALCOHOL Y TABACO, PERO SUBIó LA DE MARIHUANA
Una encuesta nacional encarada por el Gobierno arrojó que también bajó, aunque en menor medida, el uso de tranquilizantes. Los porteños son los mayores consumidores de casi todas las sustancias psicoactivas analizadas.
› Por Emilio Ruchansky
Los porteños son los máximos consumidores de alcohol, marihuana, cocaína, tranquilizantes y estimulantes de todo país. El único ítem de la encuesta nacional sobre consumo de drogas legales e ilegales en el que no despuntaron fue el tabaco, al parecer un hábito mayoritario entre los hombres fueguinos y las mujeres santacruceñas. El dato hubiera pasado desapercibido si no fuera porque la Presidenta estuvo ayer durante la presentación de esta encuesta del Indec y cuando el ministro Aníbal Fernández mencionó a las “fumadoras de Santa Cruz”, Cristina Fernández interrumpió para avisar que tenía algo que decir al respecto. “Yo era una fumadora compulsiva –recordó–, fumaba dos atados por día y me encendía un cigarrillo con la colilla de otro.”
Esta encuesta había sido una de las primeras sugerencias que recibió el ministro Aníbal Fernández de parte de su Comité Científico Asesor en Materia de Control del Tráfico Ilícito de Estupefacientes, Sustancias Psicotrópicas y Criminalidad Compleja. Aunque lo que se presentó ayer sean los resultados preliminares (los definitivos llegarán en octubre próximo), las cifras sirvieron para demostrar que hubo una disminución importante en el consumo de tabaco y alcohol. Lo que se mide es la prevalencia de vida, es decir, si los encuestados de entre 15 y 65 años consumieron alguna sustancia psicoactiva al menos una vez en su vida respecto del total de personas del mismo grupo etario.
En comparación con los datos recabados por el Indec en 2004, la prevalencia del tabaco bajó casi 5 puntos y la del alcohol, más de 4. “Esto se pudo lograr gracias a la campañas de prevención y a las restricciones”, señaló el ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos. En este sentido, rescató la importancia de la gestión del Ginés González García en su lucha por imponer las áreas libres de humo y la reciente ola de controles de alcoholemia. “Lo que se invierte en prevención se ahorra en salud, tengan en cuenta que hay más muertos por tabaco y alcohol que por sustancias ilegales”, agregó Fernández, que más de una vez aclaró que no “quiere hacer apología” difundiendo estas cifras.
También bajó, aunque menos de un punto, el uso de tranquilizantes. Y nuevamente, el anfitrión aprovechó para meter un bocado: “Quiero decirle a la Presidenta que esto va atado a las crisis y conforme va subiendo las expectativas del país y se recupera el nivel de ingreso se consumen menos psicofármacos”, aseguró Fernández. Sin embargo, un 3,7 por ciento de los 51 mil encuestados, en su mayoría mujeres, admitieron ingerir tranquilizantes y antidepresivos sin prescripción médica o más de lo recetado (ya sea excediendo el tiempo aconsejado o la cantidad).
Entre las sustancias ilegales como la marihuana o la cocaína, el 7 por ciento de los hombres afirmó haber consumido alguna vez; el porcentaje en las mujeres fue menor: sólo 2 por ciento. Con respecto al 2004, sólo creció el uso de cannabis (casi un punto). “Una tendencia, leve, pero tendencia al fin”, admitió Aníbal Fernández, que aprovechó la reunión para resaltar el sostenido aumento de los decomisos de ambas drogas durante los últimos tres años.
El panel de conferencias armado en el último piso del Ministerio de Justicia para anunciar estos primeros resultados parecía una reunión de gabinete. Estaban, de izquierda a derecha, la ministra de Salud, Graciela Ocaña; el de Trabajo, Carlos Tomada; Aníbal Fernández; la Presidenta; el ministro del Interior, Florencio Randazzo; su par de Desa-rrollo Social, Alicia Kirchner, y de Educación, Juan Carlos Tedesco. En este sentido, el giro dado por el Gobierno en torno de la política de drogas respetó la idea de que se trata de un asunto interministerial y no meramente judicial.
Antes de mostrar y analizar las cifras que aparecían en las pantallas de plasmas ubicadas en la sala, Fernández repasó “estos tres largos años que ya empiezan a rendir frutos”. Dijo que cuando el ex presidente lo puso a cargo del Ministerio del Interior, y por lo tanto de las tres fuerzas federales, no había un diagnóstico serio sobre el narcotráfico en Argentina. Luego reconoció la labor de la fiscal Mónica Cuñarro, secretaria ejecutiva de su Comité Asesor, quien trazó un mapa de las rutas narcos que destapó el circuito de cocaína de la villa 1.11.14 en el Bajo Flores. También nombró y agradeció uno a uno a los integrantes del Comité y a la Presidenta por dejarlo continuar trabajando en este tema.
Después habló de los “derechos humanos de segunda generación”, en referencia al enfoque de reducción de daños que se propone adoptar el Gobierno, si logra aprobar el proyecto de una nueva ley de drogas que despenalice la tenencia de droga para consumo personal y descriminalice al consumidor. Este enfoque se viene aplicando en Europa desde hace años y reconoce la autonomía del usuario sobre su cuerpo y su decisión de continuar consumiendo drogas y, a diferencia del enfoque prohibicionista, apunta a disminuir los riesgos derivados del uso de estupefacientes a través de campañas de concientización y prevención.
“Si hoy la ONU habla de los Derechos Humanos, la salud y la calidad de vida de los consumidores es porque Argentina y Uruguay se animaron a plantearlos en la última conferencia de Viena, y lo digo con humildad”, sentenció el ministro ante un auditorio conformado por los especialistas del Comité y figuras como Ricardo Paveto, de la Asociación de Reducción de Daños de la Argentina, o Pablo Zimermann, de la Asociación Intercambios. También estaba el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, y la presidenta de la Comisión de Prevención de las Adicciones y Luchas contra el Narcotráfico de Diputados, Graciela Giannettasio.
“El paco es la muletilla de quienes hablan de drogas, pero nadie sabe lo que es. Lo único que puedo decir sobre esta basura con sustancias químicas de corte es que nunca es igual, va cambiando como la comida que tiramos a la basura”, confió el ministro. A esta altura de la conferencia, él mismo admitió que tenía material como para hablar ocho horas. Y siguió: “Tres de cuatro argentinos reconoce haber consumido alcohol, pero por suerte el consumo se amesetó y disminuyó. El único caso perdonable es el de los mendocinos. Tengamos en cuenta que se trata de un fenómeno cultural, yo vengo de una generación donde a los chicos de 5 años se les daba soda con un poquito de vino”.
El último tema que mencionó Fernández fue la relación entre drogas y delito, el preferido entre los defensores de la prohibición y la represión. Según las encuestas, la mayoría de los delitos comunes (como las resonantes tragedias viales) tuvo un solo aliciente: el alcohol. “Y no las drogas ilegales, y ojo que no quiero hacer apología con esto”, repitió. “Para resolver esto no propusimos la ley seca, sino poner cada cosa en su lugar: si tomás, quedate en tu casa y no te pongás a manejar.” Por último, y antes de cederle la palabra a la presidenta, el ministro aseguró que Argentina sigue siendo un país de tránsito más que de consumo de drogas.
“No soy una especialista”, fue lo primero que dijo la Presidenta. “Y lo digo para que el ministro no me rete”, aclaró. Entonces, y sin ánimo de hacer afirmaciones taxativas, Cristina Fernández elogió la labor del Comité Asesor, contó que solo fue adicta al cigarrillo (y ahora a la política) y que nunca probó otras sustancias. Habló de otro tipo de inclusión, más allá de la económica, para quienes sufren de algún tipo de adicción. “Este es un problema cultural, familiar, social, relacionado con la modificación de los valores y hábitos”, dijo. Pero lo importante, resaltó para terminar, “es poner nuestro esfuerzo para que los adictos puedan salir, no me gusta esa gente que los condena, cuando en verdad hay que perseguir al que les vende la droga”.
El primero en salir de la sala fue José Granero, titular de la Secretaría de Programación de Prevención de la Adicciones y Lucha contra el Narcotráfico. Su secretaría, creada a partir de la criticada ley actual, había sido desautorizada por omisión. El resto de los invitados destacaba el apoyo brindado por Cristina Fernández de Kirchner para acortar el camino hacia de la desjudicialización de los consumidores de drogas ilegales.
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