Dos reconocimientos en rueda de presos cargaron su lastre sobre las sospechas de que el joven de 27 años detenido el miércoles es, según presume la Justicia, el violador serial de Recoleta. Fueron dos sobre cuatro de las víctimas que se prestaron a realizar el reconocimiento. Otra de las jóvenes fue dubitativa y la cuarta no logró reconocerlo. Las restantes 12 no lograron ser ubicadas para su citación. Por la noche, la jueza Yamile Bernan tomó declaración al imputado, pero éste se negó a declarar. De todos modos, la coincidencia del ADN obtenido del semen del violador y el del detenido coinciden y fue el motivo que determinó a la jueza a ordenar la detención. Por la tarde, un hombre araña manoseador atacó a una estudiante belga en un departamento de Palermo Hollywood.

En principio iban a ser 16 las jóvenes que participarían de los reconocimientos. Pero sólo cuatro lograron ser ubicadas. Según fuentes del Juzgado de Instrucción 8 de Yamile Bernan, al menos cuatro se encuentran de vacaciones y difícilmente sean halladas en los próximos días.

Las cuatro jóvenes que acudieron a Tribunales observaron detenidamente, y por turno, la hilera de personas que eran expuestas, entre ellas el sospechado. Dos de las mujeres lo reconocieron sin ninguna duda. Una tercera no estaba del todo segura y la cuarta no lo reconoció.

Además, a las cuatro mujeres se les enseñaron objetos que fueron secuestrados de la casa de La Rioja al 2000 donde el miércoles se produjo la detención, con la intención de que reconocieran alguno como propio. Una vez finalizadas las cuatro ruedas, la jueza Bernan dispuso tomar indagatoria al detenido, pero éste se negó a declarar, haciendo uso de su derecho.

El joven, de 27 años, fue localizado después de una ardua búsqueda que llevó alrededor de un mes y medio. Los investigadores apelaron a varias estrategias para llevarlo a caer en una trampa, una de ellas, distribuyendo oficiales mujeres por las calles, con las características que seguía el patrón sexual del agresor, chicas jóvenes, de entre 20 y 25 años, de cara lavada y poco producidas, con perfil estudiantil. Se instalaron cámaras de seguridad en forma disimulada, y se realizaban recorridas por la zona en la que se suponía que actuaba el atacante. Pero no cayó en la trampa. Finalmente, fue detectado mediante la comparación de ADN. En dos de los 16 casos, los investigadores lograron obtener muestras del semen del agresor, uno de violación con acceso carnal mediante sexo oral, y el otro porque el violador obligó a su víctima a masturbarlo.

De las muestras obtenidas se logró obtener el ADN. Luego, los investigadores cotejaron el patrón genético con los registros del Cuerpo Médico Forense, por si acaso existían coincidencias. Y el patrón genético coincidió con el de un ex convicto por abuso sexual que había sido condenado a dos años y medio en 2004, por el Tribunal Oral 19, y que luego cumplió seis meses en el Borda. En aquella oportunidad se tuvo la precaución de obtener muestras de ADN del condenado. “El ADN se tenía porque se hizo en el momento oportuno para después ser comparable con cualquier otro hecho. En este caso puntual, estaba en el expediente (de una causa anterior), con lo cual la comparación es muy simple de llevar a la práctica”, dijo el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, quien se mostró a favor de crear un registro de violadores condenados. Según los expertos, el grado de error en la comparación es de 1 en 13 mil millones. Isabel Yaconis, madre de Lucila, la adolescente de 16 años violada y asesinada en abril del 2003 en las vías del ferrocarril, en Núñez, pedirá que se compare el material genético hallado en el cuerpo de su hija con el del sospechoso de los ataques sexuales cometidos en Recoleta.