Una joven de 18 años fue detenida y procesada el viernes último por la Justicia uruguaya como coautora del robo y secuestro del empresario argentino Mirhan Mamprelian, quien fue encontrado asesinado de dos balazos y carbonizado dentro de su auto en julio pasado en el barrio de La Paz, en las afueras de Montevideo. Según fuentes de la investigación, la joven, que ya había sido detenida pocos días después del crimen y liberada por falta de pruebas junto a su madre y tres hombres más, tenía una relación sentimental con Mamprelian desde hacía dos meses y, “aunque no tuvo participación en el asesinato, actuó como entregadora en el asalto”.
El jefe de homicidios de la Policía de Uruguay, Johnny Triás, aseguró que “el golpe fue planeado entre 2 y 4 días antes de que llegara Mamprelian a Uruguay”, esto es, entre el 3 y 5 de julio pasado. Y señaló que la joven detenida, cuya identidad no fue revelada, no tuvo participación directa en el homicidio. Según el ministro del Interior uruguayo, Guillermo Stirling, “la detenida reconoció ante la Justicia que entregó al empresario a un amigo para que le robara, pero aseguró que no sabía que lo iban a matar”. “Es más, en su declaración admitió que cuando se enteró del asesinato quedó horrorizada y que su amigo le había dicho que sólo pensaba robarle”, señaló el jefe policial.
La joven, supuesta amante del empresario, ya había sido detenida en julio a raíz de las llamadas telefónicas que los investigadores rastrearon entre la casa de la joven y el teléfono celular de la víctima. Junto a su madre y tres hombres, dos familiares y un amigo también detenidos, fueron liberados días después por falta de pruebas. Esta vez, la Justicia uruguaya volvió sobre ella a partir del testimonio que habría aportado un vecino de la pensión donde vivía la joven junto a su madre, de 44 años, ubicada en un barrio de la periferia de Montevideo. En el mismo lugar alquilaba una habitación José Luis García, de 46 años, sospechado de ser el autor material del asesinato. Allí, este testigo habría escuchado conversaciones entre la joven y García mientras planificaban el robo al empresario argentino. García tiene antecedentes por robo a mano armada, suministro de estupefacientes y proxenetismo tanto en Uruguay como en Argentina y ahora es buscado por la Justicia uruguaya: “Hay una orden de captura nacional e internacional sobre este peligroso y pesado delincuente”, confirmó Stirling.
Mamprelian tenía 56 años y era el dueño de una casa de venta de alfombras ubicada en la esquina de Viamonte y Esmeralda. Vivía con Marietta Kerestegian, su mujer, y sus tres hijos en una casa de Palermo y viajaba habitualmente al Uruguay por cuestiones de negocios.
Los investigadores del caso determinaron que Mamprelian llegó a Colonia en un Buquebús a las 12.30 del domingo 7 de julio, y partió en su camioneta Renault Scénic con la idea de trasladarse hasta Punta del Este y descansar unos días en su departamento de La Mansa. En el camino, se detuvo en un restaurante, almorzó e hizo algunas llamadas, “una de esas comunicaciones fue con la joven detenida, con quien aparentemente planeaba encontrarse”, informó Triás.
Desde allí, Mamprelian siguió camino y fue visto por última vez en el Barrio Cerro Norte, uno de los considerados más peligrosos de Montevideo. La principal hipótesis que manejan los investigadores es que cuando los delincuentes lo asaltaron el empresario sólo llevaba mil dólares, un botín que los asaltantes consideraron escaso en relación con sus expectativas del robo. “El corralito” tampoco les permitió extraer dinero con las tarjetas de débito y crédito del empresario, por lo que improvisaron un secuestro y pidieron rescate a la familia del empresario. Sin embargo, cuando los hijos del empresario ya estaban a punto de desembarcar en Uruguay con los 10 mil dólares exigidos, pasadas las 22 de ese mismo día, la policía del departamento de Canelones encontró a Mamprelian muerto dentro de su auto incendiado y con dos balazos en el pecho. Aunque aún no se conocen las causas del asesinato, fuentes allegadas a la investigaciónbarajan la posibilidad de que el empresario se haya resistido o haya intentado escapar.