SOCIEDAD
› HUBO DOS DETENIDOS Y CONTACTOS CON EL FRANCOTIRADOR
Charlando con el asesino
Las dos personas detenidas con gran espectacularidad no tenían vinculación con el caso. Pero hubo varios contactos con el francotirador. La policía le pasa mensajes por los medios.
Por Javier del Pino*
Desde Washington
Dos personas fueron detenidas e interrogadas ayer en relación con el asesino en serie que actúa en la zona de Washington. Pero pese a la espectacularidad de la operación policial desplegada para detenerlos, a la noche fue evidente que ninguno de ellos guarda relación directa con el caso: la policía informó que se trata de dos inmigrantes ilegales –un mexicano y un guatemalteco– y que serán deportados. Sin embargo, las hilos que conducen hacia el francotirador parecen crecer. Los investigadores dejaron saber que están comunicándose con él y anoche esperaban un nuevo contacto. Claro que por ahora es el asesino quien tiene el control de la situación. Ayer la policía confirmó que el ataque del sábado en el que fue herido un hombre en la puerta de restaurante es adjudicado al mismo hombre que ya mató a 9 personas.
La secuencia de los hechos, retransmitida casi enteramente en directo por varias cadenas de televisión, se precipitó a primera hora de la mañana. En torno de las 9, decenas de policías y varios equipos SWAT escondidos junto a una estación de servicio de Richmond –Virginia– rodearon una furgoneta estacionada junto a una cabina telefónica. El vehículo estaba tan cerca de la cabina que el conductor podía usar el teléfono sin bajarse. Un testigo que presenció la operación contó que desde temprano se notaba “algo raro” en la zona. Describió de esta manera lo que pasó después: “Fue abrumador. Los policías se colocaron los rifles al hombro en el sitio en el que estaban, que era como a 70 metros de la furgoneta. En ningún momento dejaron de apuntar hacia el vehículo mientras caminaban hacia él. Uno de los policías abrió la puerta lateral de un golpe. Otros dos agentes apuntaban directamente a la zona del asiento en el que estaba el conductor. Abrieron su puerta y, en cuestión de uno o dos segundos, el tipo estaba en el suelo boca abajo. Todo muy rápido, abrumador, muy contundente”, aseguró a la NBC. La furgoneta era blanca y con barras en el techo, pero no se parecía en nada más a la que han descrito muchos testigos. Era una Plymouth Voyager, un monovolumen familiar con ventanas de cristal en la parte trasera. El modelo Chevy Astro que había distribuido la policía en sus fotografías tiene las ventanas traseras tapadas con chapa blanca. No había armas en la furgoneta interceptada ayer. Otra persona fue detenida en un lugar cercano.
Hay un hilo argumental paralelo en torno al aparente deseo del francotirador por ponerse en contacto con la policía. El jefe de la investigación policial en el Condado de Montgomery, Charles Moose, sorprendió a todos en la noche del domingo cuando anunció: “A la persona que nos dejó un mensaje en el Ponderosa (el restaurante en el que actuó el francotirador en la noche del sábado), le decimos: nos ha dado un número de teléfono. Queremos hablar con usted. Llámenos al número dado”. Durante la noche, la policía recibió la llamada que esperaba.
Aunque en un principio se creyó que uno de los detenidos era quien hacía los llamados, media hora después de las detenciones, Moose apareció de nuevo ante las cámaras de televisión para decir: “Vamos a responder a un mensaje que hemos recibido. Responderemos más tarde. Estamos preparando nuestra respuesta”.
Por la tarde, Moose volvió a acudir a los medios para pasar otro mensaje: “La persona que usted llamó no pudo escuchar todo lo que usted dijo –afirmó–. El audio era poco claro y queremos entenderlo bien. Llámenos de nuevo, así podemos entenderlo claramente”.
La serie de contactos empezó el fin de semana con un llamado en que alguien le señaló a la policía que buscara una nota en un bosque desde donde el francotirador hizo su último disparo, el sábado. Allí encontraron una carta que contenía una extorsión: pedía dinero a cambio de detener los ataques. Los investigadores no informaron si creen que la carta es delverdadero asesino, o de un imitador que vio la ocasión de hacerse de dinero.
Además, trascendió que en las últimas semanas la policía encontró más cartas del tarot similares a la que se hizo pública hace algunos días, que incluía el mensaje: “Querido policía: soy Dios”.
Los miles de agentes federales y policías locales que trabajan en el caso se enfrentan a dos impedimentos. Por un lado, deben poner en común las investigaciones entre los múltiples cuerpos locales en cuyas demarcaciones ha ocurrido alguno de los ataques; por otro, tienen que esquivar y atender al mismo tiempo la voracidad de los medios de comunicación que retransmiten cada segundo de esta historia, con un despliegue de tal calibre que sus helicópteros llegan a los lugares de los incidentes antes que los de la policía.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.