Un nuevo obstáculo se interpuso en la búsqueda de la esperada píldora perfecta para adelgazar. Los estudios con los llamados “agonistas del receptor 4 de la melanocortina”, una familia de químicos que prometía convertirse en la nueva generación de drogas contra la obesidad, se frustraron abruptamente después de pasar exitosamente las pruebas con ratas y ratones, en las que los animalitos habían reducido su alimentación sin sufrir efectos adversos en su salud. Al empezar a testearlos con personas, los investigadores detectaron una respuesta inesperada: los varones que tomaban las drogas tenían prolongadas y, a veces, molestas erecciones. Mientras las sustancias experimentadas podrían convertirse en futuras competidoras del Viagra, los laboratorios tendrán que rastrear la fórmula maravillosa en otros compuestos. A menos que los gordos quieran convertirse en flacos, pero eternos supermachos.
La noticia, difundida ayer en The Washington Post, ilustra las dificultades que están enfrentando los laboratorios para encontrar una droga “limpia” para bajar de peso, es decir, que suprima el apetito sin dejar rastros en otras funciones del organismo y a la vez no pierda efectividad con el uso prolongado. “El cuerpo tiende a usar las mismas señales para diferentes trabajos”, comentó Philip F. Smith, del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del Riñón de los Estados Unidos. Los agonistas del receptor 4 de la melanocortina son un buen ejemplo. Actúan a nivel cerebral. Pertenecen a un grupo de químicos que puede afectar la producción de pigmentos de la piel tanto como suprimir el apetito y causar una erección. De forma tal que uno de los compuestos de la familia podría “broncearte, hacerte adelgazar y mantenerte siempre listo para el sexo”, bromeó Smith.
La melanocortina es una proteína que está en el hipotálamo. En los últimos años se descubrió que interviene en la regulación de la conducta alimentaria. “Toda sustancia actúa en un receptor, que tiene como papel principal transmitir información, en este caso, de supresión del apetito. La melanocortina tiene cuatro, y el cuarto es el más importante de todos. Como actúa en la supresión del hambre, se estaba buscando desarrollar un agonista que –al contrario de un antagonista– lo hace actuar en el mismo sentido, es decir, suprimiendo el apetito. De ahí la importancia que tenían estas investigaciones”, explicó a Página/12 el médico Jorge Braguinsky, profesor de Nutrición de la UBA. Pero las inesperadas erecciones obligaron a los laboratorios a cambiar el rumbo de sus investigaciones.
Sin embargo, no eran las únicas en marcha. “Hay muchísimas drogas en experimentación”, comentó Braguinsky. Según reveló The Washington Post, algunos científicos están estudiando compuestos que bloquean los receptores canabinoides, moléculas de ciertas células nerviosas que producen la respuesta cerebral a la marihuana. Como fumar marihuana comúnmente genera hambre, los investigadores suponen que bloqueando la respuesta podrían suprimir el apetito. Otras líneas de investigación apuntan a un péptido fabricado en el estómago –llamado ghrelin– que le da al cerebro la orden de comer.
Al menos tres grandes laboratorios norteamericanos –Pfizer, Eli Lilly and Merk– están trabajando desesperadamente en el desarrollo de un tratamiento efectivo contra la obesidad. La gran epidemia de sobrepeso en Estados Unidos y otras regiones del planeta suponen que será un negocio redondo. Pero una de las dificultades en la carrera es que muchos químicos involucrados en la regulación del peso hacen a su vez otros trabajos en el organismo. El ghrelin, por ejemplo, estimula también la segregación de la hormona de crecimiento. Encontrar una droga que solamente produzca la pérdida de peso no será una tarea fácil.