Para el gobierno porteño, la explosión de la caja de conexión de Edesur que produjo la muerte de un vecino en Villa del Parque, se habría producido por falta de mantenimiento. “Un exceso de temperatura en los fusibles produjo una acumulación de vapor, producto del agua acumulada en el lugar, y la tapa saltó por efecto de la presión”, dijo a Página/12 el secretario de Obras y servicios Públicos, Abel Fatala, al describir la hipótesis más probable sobre las causas del accidente, entre las que maneja el Gobierno de la Ciudad. “Un recalentamiento en la instalación es causado por mal mantenimiento”, agregó. Ayer, en una reunión con representantes de la empresa, el funcionario le pidió a Edesur que realice en forma rutinaria el control de temperatura de esas cajas, para prevenir un nuevo accidente. Edesur rechazó la hipótesis pero aceptó realizar los controles.
La decisión se tomó un día después de la explosión que provocara la muerte de Rodolfo Denegri, un vecino de 46 años que cayó dentro de la caja mientras hacía la cola para entrar a una sucursal del Banco Ciudad, en Cuenca y Nogoyá. La tapa de la caja, de 50 kilos, voló a seis metros de altura y golpeó al hombre, que murió electrocutado.
En toda la ciudad hay en total unas cinco mil cajas de conexión eléctrica a la red domiciliaria y de ellas, 1200 utilizan fusibles con una tecnología más antigua, conocidos como del tipo “Lira”. De estos, 800 pertenecen a Edesur y el resto a Edenor. En este grupo está la que provocó la muerte de Denegri.
Fatala se reunió durante dos horas con representantes de Edesur, del Ente Nacional Regulador de Electricidad (ENRE) y el Ente de la Ciudad. Ante ellos, esbozó las dos hipótesis más firmes sobre las causas del accidente: “Pudo producirse por una mezcla explosiva de gases, producto de un escape de la red de gas o de la red cloacal, o por una gran acumulación de vapor”.
Hasta ahora, no se detectaron escapes de gas natural, pese a que la red de combustible pasa a sólo 15 centímetros de la caja de conexión. Tampoco se registraron signos de una explosión violenta. De todos modos, aún falta analizar muestras de tierra tomadas en el lugar, que permitirían detectar la presencia de restos de algún fluido combustible.
En cambio, dentro de la caja de conexión se encontraron restos de agua, lo que indica la presencia del líquido antes de la explosión. “Si los fusibles se recalentaron por encima de los 100 grados, pudo producirse vapor, que generó el efecto de una caldera o una olla a presión”, explicó Fatala. Según el funcionario, el recalentamiento de una instalación “puede darse por falta de mantenimiento”.
La misma visión de la caja con vestigios de agua tuvieron los investigadores, quienes ayer sumaron el testimonio de una mujer que estaba en el lugar y quedó bañada de barro después de la explosión. También observaron los tornillos que conectan los fusibles con “óxido de vieja data”, lo podría ser un indicador de falta de mantenimiento. Fuentes vinculadas a la causa tampoco descartan el efecto “olla a presión”.
En el ENRE hay constancia de once explosiones anteriores a esta, en los últimos cinco años. Esos antecedentes dejaron un saldo de tres personas con heridas leves pero ningún muerto. “En algunos casos fue por pérdida de gas, en otros no se llegó a investigar. Pero nunca una tapa voló seis metros por el aire. Podríamos estar ante un hecho que ocurre por primera vez”, dijo Fatala.
La empresa Edesur rechazó la hipótesis del gobierno porteño. “La descartamos porque es altamente improbable: ningún testigo vio una nube de vapor, que debió haberse observado de registrarse ese fenómeno”, dijo a este diario el vocero de Edesur, Daniel Martini. La empresa insiste en que el accidente “no se produjo por causas eléctricas”, porque la instalación no resultó dañada por la explosión y siguió funcionando sin problemas. Sinembargo, de confirmarse la hipótesis de la concentración de vapor, esta se habría producido por un recalentamiento excesivo de la instalación.
“Una conexión no puede tener temperaturas superiores a los 70 grados”, dijo Fatala. Para detectar los excesos, pidió a la empresa que realice termografías en cada una de las 800 cajas con fusibles Lira, que son de la época de Segba. El mismo pedido le hizo luego a Edenor, que tiene 400 bocas de este tipo en territorio de la ciudad. Esta medición se realiza con termógrafos, aparatos con forma de pistola que, con rayos infrarrojos, detectan altas temperaturas. “En las empresas eléctricas esa es una práctica habitual, para detectar puntos calientes antes de que se produzca una falla”, dijo Martini.
La cámara donde se produjo la explosión es un cubo revestido de cemento, de 70 centímetros de lado, que presenta rastros de barro a la altura de las salidas y entradas de los cables. Bajo la tapa de hierro fundido, de 50 kilos, que voló por el aire, había otra de fibrocemento, que se hizo añicos con la explosión. Todo indica que el compartimiento no estaba convenientemente sellado, dada la presencia de agua en su interior.
El itinerario de explicaciones de los directivos de Edesur y del ENRE debería continuar hoy en la Legislatura, adonde fueron convocados para hoy a las 13 por el vicepresidente primero del cuerpo, Cristian Caram. Según explicó el legislador, el encuentro no se limitará a un pedido de informes sino que apuntará a que “la empresa y el ente regulador den alguna respuesta concreta e inmediata a la familia de la víctima y elaboren un plan de emergencia para que, en un máximo de 48 horas, revisen todas las cajas subterráneas”.