SOCIEDAD › UN JOVEN FUE DEGOLLADO POR OTRO A LA SALIDA DE UN BOLICHE EN SAN BERNARDO
José Luis Frano tenía 23 años y estaba trabajando durante la temporada. Tras una discusión en una discoteca, a la salida fue perseguido y apuñalado. Murió desangrado. El supuesto agresor, de la misma edad, fue detenido. El caso se suma al episodio de Pinamar.
José Luis Frano entró tomándose el cuello a una carnicería cercana al súper donde trabaja junto a su familia en San Bernardo, se apoyó en el mostrador y pidió auxilio. “Le brotaba sangre sin parar y a los pocos segundos se desvaneció”, contó Ruben Abdala, el carnicero que se lo cruzó ayer, cerca de las 7. Venía de un boliche en el que había discutido con un joven que lo siguió 14 cuadras a bordo de su Renault Clio. Cuando Frano se detuvo, otro hombre bajó del auto con un cuchillo en la mano y le propinó dos puñaladas: una en la cara y otra en la garganta, a la altura de la carótida. El conductor fue detenido por la tarde, cuando la policía dio con el auto, y 20 uniformados aguardaran a que su dueño se acercara.
“No sabemos bien cuál fue el motivo de la discusión, pero lo que se sabe es que no fue nada muy grave, algo relacionado con un trago que tomaba uno de ellos y un roce”, relató un jefe policial. Frano había ido a bailar a San Bernardo Chico con su primo y quedó en encontrarse a la salida con su agresor, luego del intercambio de insultos dentro del local. El asesinato se dio en medio de una seguidilla de peleas entre barras de amigos que veranean en las localidades de la Costa Atlántica. Sin embargo, un inspector de la comisaría de San Bernardo le aclaró a Página/12 que lo de este joven de 23 años “no fue una trifulca sino un arrebato, ni siquiera tuvo oportunidad de defenderse”.
Los bomberos voluntarios fueron los primeros en llegar al lugar, a las 6.55, según consta en el acta que leyó vía telefónica Fernando Ronconi, a cargo de las autobombas. “El asesino tuvo buena puntería, le clavó el cuchillo en un lugar donde es casi imposible que no lo matara. La carótida está conectada directamente con el corazón, después del puntazo los chorros de sangre salen y se interrumpen siguiendo la pulsación del corazón, por eso se desangró enseguida y murió de un paro cardíaco”, graficó el bombero.
Desde el comienzo de la temporada, Ronconi y los suyos no paran de atender “borrachos y peleados”, ya que por un pacto informal asisten las emergencias acompañados de la policía. “El servicio médico no tiene capacidad para cubrir todas las emergencias”, explicó. Frano fue trasladado en una unidad de rescate y salvamento de los bomberos y llegó muerto al hospital de Mar de Ajó.
“De todas formas intentamos reanimarlo, pero aunque hubiéramos tenido un cirujano al lado no lo hubiésemos podido salvar”, admitió Sergio Gangreat, uno de los médicos de guardia. Hasta ahora en el hospital habían atendido jóvenes intoxicados con alcohol, cocaína o éxtasis y otros tantos con golpes severos. “Como el pibe que cayó el martes pasado, que lo golpearon unos hinchas de Chicago hasta dejarlo en coma y sólo porque tenía la remera de Vélez. O sea, con saña. Por suerte se está recuperando”, informó Gangreat, quien advirtió: “La peor hora de la guardia es de 4.30 a 9, cuando los chicos salen de los boliches es un clásico, pero este año estamos sobrepasados”.
Una hora después de la muerte de Frano, la directora del hospital, Marina Moretti, leyó el parte ante la prensa. “Hoy a las 7.30, entró un joven de 23 años muerto. Murió desangrado como consecuencia de un profundo corte en el cuello”, detalló Moretti, quien aseguró que la madre de Frano y otros familiares fueron asistidos por psicólogos y otros especialistas del centro asistencial, ya que sufrieron un shock con la noticia. Ayer, su familia esperaba el fin de la autopsia para poder velar al joven.
Frano, que vivía en La Matanza, se encontraba en San Bernardo trabajando durante la temporada, junto a su madre y sus hermanos, en dos puestos de frutas y verduras, a uno de los cuales atendía él en el supermercado Nueva Era II, ubicado en Chiozza 3020. “Era un pibe laburador, llegaba a las 7 de la mañana y se iba a las 12 de la noche. No tenía problemas con nadie”, dijo el dueño del mencionado supermercado.
Los agresores escaparon ante la mirada de los vecinos, amontonados en la esquina de la calle Gutiérrez y Chiozza. El Renault Clio de color blanco en el que se transportaban fue buscado durante varias horas, hasta que apareció estacionado a dos cuadras de la vivienda de su dueño. “Cruzamos varias localidades y lo encontramos en el barrio San Cayetano”, confió el inspector de San Bernardo consultado por este diario. Entonces, cerca de 20 efectivos aguardaron en los alrededores y detuvieron al joven, quien tendría la misma edad que la víctima, cuando estaba por abrir la puerta del coche. Adentro del vehículo encontraron rastros de sangre en el asiento del acompañante y fue sometido a peritajes pocas horas después. El cuchillo no apareció, aunque lo siguen buscando.
“Esto no es el paraíso, imaginate que nuestra principal fuente de ingresos son los alquileres de verano y la nocturnidad. Los pibes vienen cada vez más sacados y la violencia va en crescendo”, confió el inspector de San Bernardo. Anoche, el fiscal de Mar del Tuyú, Diego Olivera Zapiola, se disponía a indagar al agresor, que viviría en la ciudad de Buenos Aires, concretamente en el barrio de Villa Urquiza. El primo de la víctima reconoció al agresor porque ambos son oriundos de la localidad bonaerense de Valentín Alsina y se conocen “de vista”. Hoy habrá una rueda de reconocimiento con otros sospechosos, aunque el abogado Roberto Damboriana, representante legal de la familia Frano, consideró que el hecho “ya está esclarecido”.
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