Sáb 31.01.2009

SOCIEDAD  › FUE PUESTO EN MARCHA EL CONTROL DE MICROS MEDIANTE EL SISTEMA GPS

A la costa con vigilancia satelital

Por ahora son 300 equipos de GPS instalados en ómnibus con destino a la Costa Atlántica. El centro de control seguirá el viaje de cada unidad en tiempo real. El proyecto es monitorear los 5000 micros de larga distancia en todo el país.

› Por Pedro Lipcovich

La Agencia Nacional de Seguridad Vial comenzó la instalación de 300 equipos de GPS en los ómnibus que viajan a la Costa Atlántica. Esta tecnología tiene básicamente dos propósitos: discernir los lugares más críticos a fin de aplicar medidas focalizadas de seguridad vial y detectar y sancionar infracciones por parte de los conductores. Cierto que este aspecto, la efectiva sanción a los infractores, es el más difícil: una entidad que investiga la seguridad vial recordó que otras tecnologías de control –como los limitadores de velocidad instalados en los vehículos– ya fueron desestimadas o inutilizadas por las empresas y los propios choferes. Además, la sanción de las faltas que detecte el GPS depende de agencias estatales –Gendarmería, policías Federal y provinciales– cuya eficacia en este sentido acaba de ser fuertemente cuestionada (una vez más). Entretanto, se anunció que en 90 días la ciudad y la provincia de Buenos Aires acordarían la implementación conjunta del scoring, con coordinación de la Agencia Nacional.

La primera etapa de la implantación del GPS (Sistema de Posicionamiento Global) consiste en la utilización de 300 equipos en ómnibus de larga distancia. “Seleccionamos el corredor que va de Retiro a la costa atlántica –precisó Felipe Rodríguez Laguens, director de la Agencia Nacional de Seguridad Vial–. Los equipos registran las velocidades en cada punto: cuando el vehículo excede durante diez segundos la velocidad máxima (que, por ejemplo, puede no superar los 60 kilómetros por hora en una curva), se dispara una alarma en uno de los puestos de control de la Agencia, que ya ha dispuesto una oficina en Retiro y dos camionetas inteligentes.”

Además, el GPS activa alarmas ante detenciones de más de cuatro minutos en zonas no previstas, que pueden indicar desperfectos mecánicos o siniestros, y alerta sobre desvíos de la ruta predeterminada. Por ahora, los 300 equipos no se instalarán permanentemente, sino que “personal de la Agencia instala el dispositivo antes de que el micro salga, incluyendo toda la información de servicio; cuando el vehículo llega, se retira y coloca en otro micro”, explicó Rodríguez Laguens. La función de estos GPS “no es sólo controlar, sino estudiar en qué tramos son más frecuentes las maniobras indebidas, para tomar medidas de prevención”, agregó el titular de la Agencia. Se prevé instalar GPS en cada una de las 5000 unidades de larga distancia existentes, aunque todavía faltan importantes definiciones al respecto.

Sin embargo, Fabián Pons, gerente general del Centro de Educación y Seguridad Vial (Cesvi), recordó que “ya se implementaron tres sistemas que, si hubieran dado resultado, harían innecesario el GPS: los tacógrafos para control de velocidad, las alarmas sonoras ante el exceso de velocidad y los sistemas limitadores de velocidad desde el motor; fracasaron porque no hubo controles, porque las empresas y los choferes adulteraron o inutilizaron los dispositivos y porque las empresas siguen exigiendo a los choferes que cumplan tiempos imposibles. De todos modos –concedió Pons–, el GPS es un buen sistema, sobre todo en la medida en que sus datos no puedan ser adulterados por las empresas”.

Otra cuestión es que “la Agencia Nacional no tiene poder de policía –admitió Rodríguez Laguens–: si el sistema detecta una infracción, damos inmediata intervención a nuestras patrullas, que trabajan en conjunto con la Gendarmería, la Policía Federal y las policías provinciales”. Quizás el aporte documentado del GPS podría propiciar algún control sobre el cumplimiento de esas fuerzas de seguridad, por lo menos en las rutas. En cuanto a los niveles actuales de ese cumplimiento, Pons fue tajante: “La Policía Bonaerense no ejerce ningún control: hay semáforos junto a comisarías que nadie respeta, sin que los policías hagan nada. En las rutas, uno puede pasar a altísima velocidad junto a un móvil de Gendarmería sin que haya ninguna reacción. Exceptuando los operativos de control en las rutas a balnearios, todo es tierra de nadie”.

“Tampoco la Policía Federal se ocupa de la seguridad vial a menos que reciba una orden específica –continuó Pons–: los policías de custodia en las esquinas no se interesan por las infracciones viales. ¿Se admitiría que no se interesaran por los robos? O bien: ¿alguien se animaría, en Estados Unidos, a pasar un semáforo en rojo delante de un policía?”, comentó Pons.

–Llama la atención que, en el primer mes de aplicación del sistema de puntos en la ciudad de Buenos Aires, sólo se hayan registrado seis violaciones de semáforos en rojo –observó Página/12.

–Cualquier transeúnte puede detectar esa cantidad en un par de horas –contestó Pons.

Entretanto, según anunció Rodríguez Laguens, “la ciudad de Buenos Aires se comprometió a adherir a la Ley nacional de Tránsito y las autoridades bonaerenses se comprometieron a articular un sistema de puntaje con el de la ciudad, luego de que sus 134 municipios integren su información mediante los sistemas que ya desarrolló la Agencia”.

El titular de la Agencia anticipó también que la restricción para la circulación de camiones en las principales rutas, que regirá este fin de semana, se extenderá a todos los fines de semana con recambio turístico de la temporada.

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