Sábado, 23 de mayo de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › UNA CHICA FUE ASESINADA AL RESISTIR UN INTENTO DE VIOLACION POR PARTE DE UN VECINO
Soledad Bargna tenía 19 años y vivía en el 6º piso de un edificio de Honorio Pueyrredón al 800. Según cree la policía, un vecino del 5º intentó violarla. Ella se resistió y terminó muerta. El hombre resultó herido. Había sido condenado en Chubut por un caso similar.
Alrededor de las 11 de la mañana, el encargado del edificio de la avenida Honorio Pueyrredón 832, a dos cuadras del Cid Campeador, en Caballito, fue uno de los que escucharon gritos desde el 6º piso. Fue a ver: en uno de los departamentos se encontró con una chica muerta en medio de un charco de sangre. Al bajar, un vecino del 5º apareció también ensangrentado. Antes de desplomarse en el hall de entrada atinó a mencionar que había sido víctima de un intento de robo: que el ladrón quiso asaltar a una chica en el piso de arriba y que él subió a socorrerla. La policía descubrió pronto que las cosas no ocurrieron de ese modo. La hipótesis más firme es que el hombre efectivamente subió al 6º piso, pero no para ayudar en un atraco que nunca existió. Al parecer, lo que pretendió es violar a la chica y ella se resistió. El está en libertad condicional por una condena por abuso sexual. Ella se llamaba Soledad Bargna. Estudiaba diseño gráfico y tenía 19 años.
Después de caer al piso por las heridas, el hombre fue llevado por el SAME hasta el hospital Durand. Hasta ese momento, su versión era aceptada por los vecinos, conmocionados por el episodio. El dato inicial que puso en duda esa historia fue que, aparentemente, Marcelo Pablo Díaz, de 38 años, el hombre en cuestión, debía reportarse periódicamente en una seccional de la zona a fin de cumplir uno de los requisitos de su libertad condicional. Había sido condenado a 12 años de prisión en Chubut por un caso de violación y gozaba de ese beneficio. Vivía en el 5º piso del edificio junto a su esposa, una maestra jardinera, y un hijo pequeño. Se dedicaba a fabricar y arreglar instrumentos musicales.
Con el antecedente conocido, los investigadores descartaron en seguida la idea del presunto asalto. Nadie había visto ningún movimiento del o los supuestos ladrones. La puerta de ingreso del departamento donde vivía Soledad con su padre, gerente de una editorial, su madre y una hermana no había sido forzada. Es ese momento estaba sola. La hipótesis es que el hombre interceptó a la chica cuando entraba a su casa. Después, los vecinos solo escucharon algunos gritos.
El encargado contó que llegó a escuchar a la chica gritar: “Dejame, hijo de puta. Dejame hijo de puta”. Después de llegar al lugar y encontrarla acuchillada, el portero llamó de inmediato al 911 y decidió bajar a la puerta a esperar la llegada del patrullero. Pero al dirigirse hacia allí –una vez más por la escalera– se detuvo en el quinto piso, donde advirtió “algo raro”, dijeron los investigadores: “Se acercó al departamento y vio la puerta entreabierta y la pantalla de televisión mostrando una película pornográfica”, señalaron las fuentes.
Otro de los que escucharon los gritos fue Rodrigo, un muchacho del 8º piso.
–Fue un toque –contó–. Sólo un grito de mujer, después nada más.
–¿No saliste a ver qué pasaba? –se le preguntó en la vereda del edificio.
–No, creímos que era un asalto y nos encerramos todos.
En el departamento no hubo elementos faltantes. El edificio tiene ocho pisos y 29 departamentos. El hall de entrada quedó con las marcas de la sangre de Díaz hasta entrada la noche: después de los peritajes de los investigadores, nadie se animaba a emprender la tarea de limpiar la escena. Los vecinos entraban y salían del lugar esquivando las manchas rojas.
Todavía no está claro si Díaz, que a la tarde quedó, aun en el hospital, detenido preventivamente, se lesionó al pelear con la joven o si se autoinfligió las heridas para hacer más creíble su versión sobre el robo y el ladrón fugitivo. La joven fue encontrada desnuda y asesinada de más de diez puñaladas en el cuello, tórax y abdomen, aunque el corte más profundo fue en el cuello. Aún no se sabe si fue violada, un detalle que terminará esclareciendo la autopsia. En el departamento había botellas rotas y dos cuchillos tipo “tramontina” ensangrentados, con los que se habría cometido el homicidio.
“No había ninguna relación entre ellos, sólo se conocían como vecinos. Soledad vivía con el padre, la madre y la hermana. Era una chica hermosa. El arregla instrumentos musicales, está casado con una maestra jardinera y tiene un hijo de 10 años”, comentaban los vecinos que se habían visto sacudidos por el caso, mientras los periodistas rodeaban el edificio.
Voceros judiciales de Chubut informaron que un hombre llamado Marcelo Pablo Díaz fue condenado por violación seguida de homicidio en la ciudad de Trelew, pero no pudieron determinar en qué situación se encuentra actualmente. “Tendría una condena a 12 años por violación y estaría con salidas transitorias, pero se está constatando. Lo que sabemos es que había fijado domicilio en este edificio y que a fin de año le podían dar la libertad condicional”, dijo al respecto el vocero de la Policía Federal. Otras fuentes indicaban que ya gozaba de ese beneficio.
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