SOCIEDAD
“La nena nos gritaba que había alguien, pero no vimos a nadie”
Un fotógrafo amigo de De Felice relató a Página/12 cómo fue la muerte del paparazzi en la chacra de mar de Tinelli, en Uruguay.
“La nena estaba en shock y no quería salir. A los gritos nos decía que había un señor en el agua, que lo sacáramos a él también. Pero no vimos a nadie más”, relató ayer a Página/12 Nicolás Bovio, colega y amigo de Gabriel De Felice, el reportero gráfico que murió anteayer en Punta del Este cuando se metió en el mar para socorrer a la amiga de una de las hijas de Marcelo Tinelli que no podía salir del agua. Minutos después, el fotógrafo y el conductor encontraron en la playa la mochila de De Felice con su credencial y su cámara. Y supieron que la nena tenía razón, que en el mar había alguien más que necesitaba ayuda. Pero ya era tarde.
“Micaela, una de las hijas de Tinelli, y otra amiguita también gritaban que había un señor en el agua, que se había metido para salvar a Clarita y que lo ayudáramos. Pero era una situación muy confusa. Cuando encontramos el bolso de Gabriel supimos que era él”, recordó Bovio, fotógrafo de la revista Caras, donde De Felice trabajó hasta hace un mes.
Según explicaron los médicos forenses, el reportero gráfico no murió ahogado sino por un paro cardiorrespiratorio provocado por la baja temperatura del agua. El hecho ocurrió cerca de las 17 del miércoles en la playa La Boyita, frente a la chacra marítima de Tinelli, ubicada a 5 kilómetros de José Ignacio. Aunque no es un balneario privado, las grandes chacras construidas frente al mar dificultan el acceso, por lo que la playa suele estar casi desierta. Además, por ser una zona con corrientes fuertes y considerada peligrosa, no es apta para bañarse y no tiene guardavidas.
Una al lado de la otra, frente a La Boyita se erigen las propiedades de varios personajes de la farándula argentina, entre ellos Alan Faena, Valeria Mazza y Nicolás Repetto. En la tarde del miércoles, cuando la playa estaba vacía, una de las hijas de Tinelli fue a tomar sol con dos amigas frente a la casa del conductor. Según contaron las nenas después, aunque tenían prohibido meterse, estaban jugando en la orilla y una de ellas fue atrapada por la corriente. Al ver que no podía salir y que el agua se la llevaba, la adolescente empezó a pedir ayuda a los gritos. A pocos metros de ahí estaba Gabriel De Felice, que unos días antes había viajado a Punta del Este como fotógrafo de la revista Pronto.
El relato que luego del accidente hicieron las tres adolescentes confirma que De Felice no dudó en tirarse al agua apenas escuchó los gritos de Clarita, de 13 años. Al parecer, el fotógrafo pudo rescatarla y cuando volvía con ella hacia la costa, sufrió un paro cardiorrespiratorio y se hundió en el agua. Entonces, aunque ya había logrado salir, la nena volvió al mar para ayudar al hombre que la había salvado. En tanto, la hija de Tinelli se subió a un cuatriciclo con Martina, su otra amiga, y fue a buscar ayuda por la playa. “Yo estaba a unos cuantos metros de ahí, no tan cerca, y vi venir a los dos nenas desesperadas y a los gritos pidiendo ayuda porque su amiguita se estaba ahogando. Le dije a Martina que fuera a la casa a buscar a Tinelli y a llamar una ambulancia y me subí a la moto con Micaela”, explicó ayer Bovio. Igual que su colega y amigo De Felice, Bovio recorría la zona en busca de alguna foto sobre los personajes de la farándula argentina que veranean en esa playa.
Al llegar al lugar en el que Clarita pedía auxilio, el fotógrafo de Caras se encontró con Tinelli, que había bajado a la playa advertido de la situación. Ambos se tiraron al agua y lograron sacar a la nena que, en estado de shock, pedía por favor que buscaran al señor que la había salvado. “Clarita estaba a los gritos. Cuando la estábamos sacando del brazo nos decía desesperadamente que en el agua había un señor que había intentado ayudarla pero yo no veía a nadie. Empezamos a buscar y lo único que me pareció ver fue un cuerpo debajo de una ola, pero después no lo vi más. No se pudo hacer nada”, dijo ayer el conductor. Y agregó: “Cuando bajé, me encontré con un panorama dantesco. Era un día supertranquilo, fue una cosa desgraciada. Acá el mar no es fácil, es peligroso, pero ni pensé que se iban a meter al agua”, lamentó. “Cuando encontramos el bolso con el equipo de Gabriel, confirmé lo que temía desde minutos antes”, lamentó Bovio. Gabriel De Felice tenía 43 años y era fotógrafo desde hace 20, aunque antes había trabajado como remisero. “Era una persona extraordinaria y uno de los mejores paparazzi del país”, recordó ayer Daniel Flores, quien fue su jefe durante los siete años en que De Felice fue fotógrafo de Caras. Había renunciado un mes atrás con el beneficio del retiro voluntario que ofrecía la empresa. “No porque quería cambiar de trabajo, él era feliz con este laburo y le gustaba ser paparazzi. Pero necesitaba la plata para cancelar la hipoteca de la casa de sus hijos”, contó con tristeza Bovio. Con el pago del retiro voluntario, De Felice quería terminar de pagar la casa en la que sus dos hijos adolescentes, de 16 y 18 años, viven con su ex mujer. Por eso había renunciado a Caras y, en lugar de cubrir la temporada en Pinamar como lo hacía todos los veranos, este año estaba en Punta del Este como fotógrafo free lance de la revista Pronto.
Ayer, la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA), emitió un comunicado en el que definió la actitud de De Felice como “una reacción heroica, un acto de grandeza que ennoblece su condición humana”. Dos frases que sus amigos y compañeros de trabajo no paran de repetir cada vez que lo recuerdan. “Un gran fotógrafo y un grandísimo amigo, de esos que siempre están”, concluyó Bovio ayer, tras llegar a Buenos Aires acompañando el cuerpo de De Felice, cuyo restos serán inhumados hoy a las 11 en el Cementerio de la Chacarita.
Producción: Paula Bistagnino