Jueves, 2 de septiembre de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › FUROR MEDIáTICO POR LA ACTIVIDAD EN EL SOCAVóN Y LA VIDA PRIVADA DE LOS OBREROS ATRAPADOS
Un nuevo video mostró a los mineros atrapados con un semblante mejor. Las cartas a sus familias se difunden masivamente. Todos en Chile quieren saber quién es cada uno de los atrapados. El hombre al que en superficie esperan dos mujeres.
Por Emilio Ruchansky
Las desventuras de los 33 mineros atrapados en la mina San José son el nuevo y exitoso reality show de la sociedad chilena. Ayer circularon nuevamente imágenes desde lo profundo del cerro, imágenes tan emotivas como las primeras y un poco más prolijas por cierto: los mineros aparecen exultantes, afeitados, con remeras rojas limpias (antes andaban en cuero) y hasta agitaron una bandera de Chile. Sobre la superficie también hay historias, complejas como las que ocurren abajo aunque no tan urgentes para la prensa local. “Hay tabúes, por eso no se menciona tanto la pelea de esas dos mujeres por Jhonny Barrios”, dice a Página/12 Paulina, sobre un nuevo melodrama que, según ella, tiene un trasfondo económico.
Resulta que Barrios, el minero que les tomó la presión y la fiebre a sus compañeros, que los vacunó contra la gripe A y el tétanos, se separó de su esposa hace 20 años y convive con Susana Valenzuela Rojas. En los videos aparece siempre con un estetoscopio. Rojas aclaró a varios medios que conoció al hombre de 50 años en una capacitación que hizo la empresa San Esteban, dueña de la mina, sobre enfermería y primeros auxilios. Esta mujer, además, estuvo desde el primer día en el Campamento Esperanza buscando novedades de su amado.
Valenzuela Rojas siempre estuvo aislada del resto de los familiares que aguardan en la mina San José. Su carpa está a la entrada del Campamento Esperanza, apostada –casi camuflada– sobre una pared de rocas grises. La señora pasaba los días acompañada por sus familiares y era para todos “la mujer de Barrios”. Al menos, hasta el domingo pasado. Ese día, mientras los camarógrafos aguardaban la postergada puesta en funcionamiento de la perforadora que rescatará a los mineros, hubo una pelea fuerte, con gritos e insultos, “típico encontronazo de dos minas que quieren al mismo hombre”, comenta Paulina.
La ex esposa de Barrios llegó hasta el lugar, se contactó con las autoridades y al parecer se topó con “la novedad” de que su ex ya tenía otra. “No sabemos si él se divorció –dice Paulina–. Al parecer no porque acá, claramente, hubo un tema monetario de por medio. Hubo varios dimes y diretes, pero nadie se dio cuenta en ese momento. La ex esposa se tuvo que retirar. Igual, todo el mundo habla de esto pero la prensa chilena no quiere publicar esto..., yo creo que porque no quieren que se pierda el significado original del rescate. Son todos héroes y las peleas económicas lo único que hacen es ‘ensuciar’ la situación.”
En medio del furor nacional e internacional que genera el rescate, las donaciones de dinero a los 33 mineros ya llegan a 400 mil dólares. La mayor parte la donó el millonario Leonardo Farkas, que hizo su fortuna con la minería. Farkas inició junto a otros empresarios una campaña para reunir un millón de dólares para que cada uno de los mineros atrapados deje de trabajar por siempre. Al mismo tiempo, aparecieron más de 200 ofertas laborales para los 33 titanes, protagonistas indiscutidos del Año del Bicentenario del país trasandino.
El reality comenzó la semana pasada, cuando los familiares mostraron las primeras cartas que recibían de sus seres queridos. Se supo que Esteban Rojas le propuso matrimonio a su novia, Jéssica Yañez, quien ayer habló por teléfono con él y recibió una confirmación. Después, Marcelo Bielsa mandó una remera autografiada para Franklin Lobos, ex jugador del Cobresal, donde fue compañero de Iván Zamorano, el último gran crack del fútbol chileno, quien se solidarizó, cámara de por medio, con su olvidado colega. El furor incluyó, y por increíble que parezca fue tapa de un diario, la carta de uno de los mineros en la que exige a su hija que deje el Campamento Esperanza y vuelva al colegio.
Por el campamento también circulan poetas y músicos: Roberto Bravo hizo un concierto de piano en homenaje a los atrapados el domingo pasado (también les dedicaron una cueca y una cumbia). Cada uno tuvo su momento de fama en la televisión chilena e internacional, pero no más que el menú de día. Tal vez el tema favorito de este reality. Ayer, por ejemplo, se destacó que los rescatistas enviarían el primer “plato caliente”: albóndigas en salsa con arroz granado al mediodía, pollo con papas para la cena.
Pero la delicia del público y la prensa, sin duda, son los videos que filman abajo de la mina. El segundo y último estuvo dedicado a “Don Seba”, como le dicen al presidente Sebastián Piñera. Los mineros mostraron sus nuevas medias, zapatos, shorts. Por momentos, se los veía contentos. También mostraban los colchones inflables que mandaron desde arriba, las revistas y libros. Algunos ya tenían anteojos negros, todos estaban bañados. “Estamos orgullosos de ser chilenos y también de ser mineros”, dijo uno.
Ya no se habla de los cuadros de depresión que preocuparon a los especialistas cuando circuló el primer video. Si la hay, no se muestra. El show debe continuar.
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