Un millar de cartoneros que trabajan en territorio porteño comenzaron a recibir, a partir de esta semana, las credenciales que acreditan su inscripción en el primer Registro Unico de Recuperadores, creado por ley en la Ciudad de Buenos Aires. La tarjeta verde y beige, con la foto del beneficiario en el anverso y la firma de un funcionario de la Secretaría de Medio Ambiente porteña en su cara posterior, constituye el primer paso de un empadronamiento que, según la norma sancionada por la Legislatura a fines de 2002, será obligatorio. Además de habilitar al portador “a realizar la actividad de recuperación de residuos en la ciudad”, el registro facilitará la entrega de guantes y equipos a los trabajadores informales, así como las campañas de vacunación.
El registro es el resultado del primer relevamiento que realizó el gobierno porteño con el doble objetivo de conocer el perfil de las personas que realizan en la ciudad el trabajo de recolección informal de residuos destinados al reciclado y de regularizar su situación con vistas a la sanción de una ley que regule la actividad, que finalmente se aprobó en diciembre.
El relevamiento se realizó en octubre de 2002. Además de hacer una encuesta sociodemográfica y preguntas sobre la forma en que realizan su trabajo, se les tomaron fotografías y se les aplicó la antitetánica.
Para hacer las credenciales hubo que esperar la sanción de la ley que derogaba la prohibición del cirujeo en la ciudad, impuesta por la última dictadura, y creaba el registro único de recuperadores. “Según la ley, el empadronamiento es obligatorio, pero nosotros, en la reglamentación, no queremos poner penalidades sino más bien otorgar beneficios a los que se empadronen, como facilitarles el trámite para obtener el DNI, entregarles guantes como los que utilizan los recolectores de residuos, pecheras con colores flúo, o brindarles asistencia y capacitación a través de la Dirección de Microemprendimientos”, dijo a Página/12 Cristina Reynals, especialista en gestión de políticas sociales y asesora de la Secretaría de Medio Ambiente.
Para esa área, las credenciales son una suerte de “reconocimiento a los recuperadores que mostraron una buena disposición para contestar la encuesta”. Las mil tarjetas que se comenzaron a entregar a partir del lunes tienen el nombre y número de documento del empadronado, su domicilio, el área donde trabaja. Su vigencia será de seis meses, tras lo cual se les entregará una credencial definitiva. Luego de otorgar estas mil credenciales, se reanudará la tarea de empadronamiento del resto de los cartoneros en la ciudad.
“La organización que implica la confección de este registro permitirá la integración de los cartoneros para que trabajen ordenadamente y no puedan ser reprimidos o perseguidos”, destacó el jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra. El relevamiento, realizado por la Dirección General de Estadística y Censos de la ciudad, no permite generalizar los resultados, ya que no se hizo sobre una muestra, pero arroja datos de importancia para la elaboración de políticas para el sector:
u Más de la mitad (el 55,6 por ciento) de los recuperadores entrevistados dijo que tenía una clientela fija en su área de trabajo.
u De ellos, la gran mayoría (el 92,9 por ciento) tiene como clientes a los porteros de edificios de su zona; el 34,2 por ciento tiene contacto con comerciantes del área, y el 19,6 por ciento, directamente con vecinos particulares.
u Siete de cada diez personas (el 69,2 por ciento) creen que corren riesgos al llevar a cabo la tarea de recolección.
u De ellos, un 45,7 por ciento consideró que su salud corre peligro, a través de enfermedades, contagios, intoxicaciones, infecciones y contacto con elementos contaminantes. El 34,1 por ciento, en cambio, piensa que el peligro puede provenir de accidentes callejeros o de tránsito. Y el 27,3por ciento considera que puede sufrir lesiones como cortes, lastimaduras o pinchazos.
u Respecto del material recolectado, casi la totalidad (97,9 por ciento) declaró que busca cartón, aunque el 93,1 por ciento también recolecta papel. Le siguen en importancia los metales como el aluminio (52,4 por ciento), el cobre (40 por ciento) y el bronce (31,5).
u La mayoría de los cartoneros (el 67 por ciento) empezó a trabajar en la actividad en el último año, es decir, con el agravamiento de la crisis social y económica. Pero si se retrocede hasta 1996, en el comienzo de la recesión, en ese período se inició el 87,6 de los consultados. Es decir que sólo el 12,4 por ciento pertenece a la franja de los cirujas históricos.
u El 81,1por ciento usa carro manual para recoger su mercadería. El 20,5 por ciento la lleva a mano o en bolsas; el 7,7 por ciento impulsa el carro con una bicicleta y el 3,6 por ciento, por medio de un caballo. Hay un 1,3 por ciento que se traslada en auto o camioneta.
u Dos de cada tres son hombres (64,2 por ciento); la franja de edad más representada es la de 19 a 29 años (33,4 por ciento); el 15 por ciento son menores de 18; el 63,2 son solteros; el 21 por ciento, casados, y el 10 por ciento, unidos de hecho.
u El 42 por ciento tiene instrucción primaria completa. El 7 por ciento terminó la escuela secundaria y se detectó un 1,5 por ciento con estudios terciaros o universitarios. En el otro extremo, el 6,8 por ciento carece de instrucción.
u Casi la mitad de los cartoneros que trabajan en la ciudad (46,6 por ciento) proviene del Gran Buenos Aires. El resto reside en la ciudad.