SOCIEDAD › TRES BEBéS MURIERON INFECTADOS EN EL PIñERO
Tres bebés murieron contagiados con infecciones intrahospitalarias. Los especialistas explican que se producen porque los médicos no están acostumbrados a lavarse las manos.
› Por Pedro Lipcovich
La muerte de tres bebés por una infección intrahospitalaria, en el Hospital Piñero, vuelve a poner en relieve la persistencia de un grave problema de salud pública cuya solución básica consistiría en que los médicos se tomaran la molestia de lavarse las manos. Ocho nenes más están infectados y se dispuso el cierre de las salas de Neonatología y de Partos de ese hospital. “Las infecciones intrahospitalarias son endémicas en la Argentina, por falta de conciencia de los médicos y porque las instituciones, en vez de gastar en jabón y alcohol para prevenir, gastan en antibióticos para tratar de curar”, advirtió el director del Instituto Nacional de Epidemiología. También “en instituciones privadas hay epidemias de este tipo, que no se comunican”, señaló un profesor de infectología de la UBA. Y el titular de la Comunidad Internacional de Control de Infecciones Nosocomiales señaló que “en países como la Argentina la tasa es hasta cinco veces mayor que en los desarrollados”. En cambio, el subdirector del Piñero prefirió sostener que “el germen habita en la comunidad que viene a atenderse” y aseguró que “la situación está manejada”.
Jorge Lemus, ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, admitió que entre el 14 y el 21 de diciembre murieron tres bebés de bajo peso internados en la Sala de Neonatología del Hospital Piñero, situado en el Bajo Flores. “El comité de infecciones del Piñero realiza los estudios para determinar el origen” y “se decidió cerrar Neonatología y Partos y trasladar los pacientes a otros centros”, comunicó el funcionario.
El subdirector del Piñero, Jorge Luis De Luca, señaló que ocho pacientes se encuentran aislados por prevención y precisó que el germen identificado es un estafilococo. “Todavía hay que hacer estudios para tipificarlo”, agregó, y estimó pertinente observar que “es un germen habitual en la comunidad que viene a atenderse”. Pidió “tranquilidad a todos los pacientes de este hospital”, ya que “se tomaron las medidas de aislamiento”. En cuanto al hecho de que se trate de una infección intrahospitalaria, supuso que “ocurre en todos los centros de salud en la Argentina y en el mundo”; afirmó que los bebés fallecidos eran “de alto riesgo” y sostuvo que “la situación está manejada”.
Guillermo Lossa, director del Instituto Nacional de Epidemiología (INE-Anlis) y titular del Programa Nacional de Vigilancia de Infecciones Hospitalarias, observó que “lo que sucedió en el Piñero pasa constantemente en la Argentina: las infecciones intrahospitalarias son endémicas en los establecimientos de salud y a veces, como en este caso, se tornan epidémicas”. Lossa destacó que “por una parte, faltan recursos; cuando el personal es insuficiente, se recarga de trabajo y es más probable que no se cumplan las normas preventivas. Y especialmente los médicos no cuidan la higiene de manos: debieran lavarse o higienizarse con alcohol en gel al entrar al entorno del paciente, antes de tocarlo, antes y después de efectuar cualquier práctica y antes de retirarse”. Además, “los médicos, al pasar de una sala a otra o al ir de un establecimiento a otro, generan infecciones hospitalarias cruzadas”.
Alcides Troncoso –profesor de infectología en la UBA y miembro del comité de infecciones intrahospitalarias del Muñiz– explicó que “las bacterias no pasan por sí solas de un bebé a otro: no vuelan. Sólo se trasladan en las manos del personal de salud que no se las lavó; y en Neonatología habría que extremar las precauciones”.
“En las instituciones privadas la situación no es mejor –puntualizó Troncoso–. Hace unos meses fui a ver a un paciente en un hospital privado: se trataba de una bacteria multirresistente, y en realidad era una epidemia con 12 infectados, pero la institución no lo comunicó. Las infecciones intrahospitalarias deberían ser de denuncia obligatoria.”
Víctor Rosenthal, presidente de la Comunidad Científica Internacional de Control de Infecciones Nosocomiales (Inicc), advirtió que “en países en vías de desarrollo, incluida la Argentina, la tasa de infecciones hospitalarias es entre tres y cinco veces más alta que en los de-sarrollados”, y anticipó que “en el caso del Piñero, probablemente se trate de un brote por Staphylococcus Aureus, que tiene una mortalidad del 40 por ciento en bebés hospitalizados: suele estar en las manos del personal o en la piel del bebé, y entra por el catéter umbilical: al colocar o cambiar el catéter hay que higienizarse las manos, utilizar barbijo, gorra y guantes estériles y hacer antisepsia en la piel del bebé. Son medidas fáciles, baratas, pero hay que vigilar que se cumplan. Cuando esto se hace, en pocos meses la mortalidad baja un 58 por ciento en unidades neonatales”. En este orden, Lossa comentó que “en hospitales como el Fiorito, de Avellaneda, y el Alassia, de Santa Fe, se logró reducir fuertemente las muertes por estas infecciones”.
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