Una creciente del río Iguazú arrastró cien metros de estructura de acero, cuyo peso ronda las dos toneladas, que conformaban la pasarela hacia uno de los saltos más importantes de las cataratas, según confirmaron ayer las autoridades del Parque Nacional. El desprendimiento se produjo a raíz del aumento del caudal de agua, que en pocas horas pasó de los habituales 2500-3500 metros cúbicos por segundo a más de 10 mil metros cúbicos, con picos de 14 mil, debido a las lluvias intensas caídas en las altas cuencas, en territorio de Brasil. De acuerdo con las evaluaciones iniciales de las consecuencias del desborde, que el viernes obligó a cerrar el acceso al popular salto conocido como Garganta del Diablo, permitieron detectar que dos tramos de la estructura de acero de pasarelas fueron arrastrados por el agua a pesar de las medidas de precaución. La fuerza del caudal del río también superó el sistema de monitoreo del agua que, en determinado punto, permite rebatir las barandas de las pasarelas, ubicándolas en sentido de la corriente para evitar que fueran arrastradas.
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