Jueves, 5 de enero de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › SEGúN EL GOBERNADOR WERETILNECK, EL INTENDENTE SUFRIó UN “DESORDEN PSICOLóGICO”
El jefe comunal de Colonia Catriel, hallado después de tres días de búsqueda, no está detenido sino alojado en la comisaría de Santa Cruz, adonde van sus familiares y amigos a buscarlo. El gobernador sugirió que debería renunciar.
Tras haber desaparecido durante casi tres días, Carlos Johnston va a reencontrarse hoy temprano con familiares, amigos y colegas del partido vecinalista con el que ganó la intendencia de la ciudad rionegrina Colonia Catriel, en septiembre pasado. En el convoy que recorría ayer los 1500 kilómetros que separan esa ciudad de la santacruceña Los Antiguos, donde apareció el jefe comunal la noche del martes, también iban médicos y psicólogos. “Lo encontramos solo, en su auto, buscando un lugar donde pasar la noche. Manejaba sin rumbo fijo”, confió a este diario Alejandro Gatica, jefe de policía de Los Antiguos. Para Alberto Weretilneck, flamante gobernador de Río Negro, el intendente “no está en condiciones emocionales (para gobernar) así que me parece que tiene que tomarse licencia o renunciar” (ver página 7). Johnston no está detenido ni demorado, pero fue alojado con las comodidades disponibles en la comisaría por orden del fiscal que interviene en la causa.
El intendente fue hallado cerca de uno de los accesos a Los Antiguos, luego de que una patrulla reconociera su Volkswagen Vento verde. “Nos habían avisado que una antena ubicaba su celular en el norte de Santa Cruz. Como hay pocas antenas, fue buscado en Caleta Olivia, sobre el mar, y también en nuestra ciudad, que está en el otro extremo, sobre la cordillera”, comentó Gatica. Según él, el intendente no huyó de la policía ni se resistió, reaccionó amablemente cuando le pidieron que fuera hasta la comisaría: “Sabía que lo estaban buscando”.
En la seccional primero se corroboró su identidad, aunque tenía su documento, y luego fue atendido por un médico y un psicólogo. No hizo falta medicarlo ni internarlo, según informó el jefe policial. El fiscal Oscar Cid ordenó que se acondicionara un lugar en la comisaría para que pasara la noche. “Como no cometió ningún delito pudo salir las veces que pidió hacerlo, aunque siempre acompañado”, agregó Gatica. No se le tomó declaración. ¿Comió algo? “No, sólo pidió agua.”
“Aparentemente estaríamos en presencia de un desorden psicológico, un problema mental que lo habría llevado a tomar esta decisión de ausentarse voluntariamente de sus funciones y de su familia”, señaló el gobernador de Río Negro. Johnston había salido de su casa el domingo a las 7 y llenó el tanque de su auto. Tres horas antes despidió a una pareja amiga que cenó con él y su familia para recibir el Año Nuevo. Una persona cercana especuló con la posibilidad de que esa mañana lo despertaran para comunicarle la muerte del gobernador Carlos Soria, quien apoyó su candidatura. “Eso pudo tener mucho impacto en él”, dijo.
El 2011 fue maratónico para este veterinario que, sin experiencia en gestión política, ganó un municipio gobernado durante veinte años por los radicales. Antes de ganar las elecciones, en septiembre, estuvo cuatro meses de campaña. Luego, en la impasse hasta el acto de asunción el 12 de diciembre, se reunió con integrantes de instituciones intermedias de su ciudad. “Sindicatos abandonados, asociaciones sin fines de lucro, cámaras sectoriales y entes de desarrollo”, enumeró a Página/12 quien lo reemplaza en su cargo, Cristina Becerra, presidenta de Legislatura municipal.
Según Becerra, quien también accedió a su banca por el Movimiento Vecinal de Integración y Cambio, recién una hora antes del acto de asunción de Johnston “la administración anterior entregó la documentación para el traspaso, con el estado de las cuentas y los bienes del municipio. Ahí nos enteramos de que había una deuda de dos millones de pesos”. El 31 de diciembre vencieron 74 contratos de personal y el flamante intendente renovó en principio 50. “Luego subimos a 65. Esta semana íbamos a resolver el tema, una decisión difícil porque acá nos conocemos todos”, agregó.
“Sabía que las cosas iban a ser difíciles y no le asustaba”, aseguró por su parte el diputado provincial Jorge Barragán, uno de los impulsores de la candidatura de Johnston. El gobernador Weretilneck señaló que, más allá de su opinión, no les corresponde a él ni a la Legislatura provincial decidir si el intendente debe o no asumir su cargo. La decisión es municipal. Por ley, Johnston puede tomar seis meses de licencia. Si precisa más, se deberá convocar a elecciones para reemplazarlo.
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