Sáb 14.04.2012

SOCIEDAD  › A CIEN AÑOS DEL HUNDIMIENTO DEL TITANIC

El mito del siglo

La tragedia se desató en los últimos minutos del 14 de abril de 1912. Murieron más de 1500 personas. El transatlántico “insumergible” que naufragó en su viaje inaugural se convirtió en un símbolo de múltiples significados.

”Lástima que nos olvidamos los largavistas en Southampton...” De las distintas causas posibles, concurrentes para el naufragio más famoso de la historia, nada impide destacar ésta, si se trata de designar la banalidad de lo catastrófico: efectivamente, los prismáticos habían quedado en el puerto de donde partió el Titanic en su viaje inaugural; si hubieran estado a bordo, el iceberg hubiera podido visualizarse no con sólo 37 segundos de anticipación, sino con el minuto y medio que tal vez hubiera permitido eludirlo. También vale mencionar otra causa más trascendente: las dos negativas que el representante de la empresa White Star Line, propietaria del barco, dio a los pedidos del capitán Edward John Smith, que quería bajar la velocidad ante el riesgo de navegar en un mar plagado de icebergs. El transatlántico, considerado “insumergible”, tardó menos de tres horas en hundirse, a las 2.20 del 15 de abril de 1912. Ayer partió un barco que, justo a esa hora y en el mismo lugar, efectuará un servicio religioso en homenaje a las 1516 víctimas; también, en conmemoración más mundana, en Nueva York se rematarán reliquias vinculadas con el naufragio. Después de un siglo, el negocio de los grandes barcos lujosos se ha revitalizado, ahora para cruceros: y un representante de los capitanes de ultramar advirtió que, llegado el caso, “el inmenso tamaño de estos barcos vuelve imposible salvar a todos los pasajeros”.

El 10 de abril de 1912, el flamante barco de pasajeros, el más grande y lujoso del mundo hasta entonces, había iniciado su viaje inaugural en Southampton, Inglaterra. Diseñado con las más avanzadas tecnologías de la época, medía 270 metros y su casco estaba dividido en 17 secciones independientes: hasta cuatro de ellas podían inundarse sin que el barco se hundiera, y por eso la prensa de la época lo calificó como “insumergible”. Preveía pasar por Cherburgo, Francia, con destino final en Nueva York. Llevaba 2227 personas, pero los botes salvavidas sólo tenían capacidad para 1178; esto se debía a que las normas de la época fijaban la cantidad de botes de acuerdo con el tonelaje del barco y no por el número de pasajeros; de todos modos los constructores habían proyectado poner el doble de botes, pero desistieron para facilitar la circulación y por razones estéticas.

La primera clase del barco contaba con piscina interior, gimnasio, cancha de squash, baño turco, dos bibliotecas y dos peluquerías. Los camarotes de primera estaban provistos de muebles de estilo. Como novedad, contaba con tres ascensores para la primera clase e incluso uno para la segunda clase.

El 13 de abril, por telégrafo, empezaron a llegar alertas de peligro de icebergs. Al día siguiente, el capitán, Edward John Smith, ordenó virar hacia el sur, para alejarse de la zona más peligrosa, y en vez de hacer valer su autoridad profesional le preguntó a Bruce Ismay, vicepresidente de la compañía propietaria, que iba a bordo, si podía reducir la velocidad, de 22,5 nudos (41,7 kilómetros por hora). Ismay dos veces contestó que no: había que batir el record en el viaje inaugural. Smith ordenó por lo menos redoblar la guardia y, a las 22.30, se retiró a su camarote. A las 23.39, el vigía Frederick Fleet avistó un iceberg justo adelante, a 500 metros de distancia. William Murdoch, primer oficial, intentó evitar el choque frontal (que no hubiera hundido al barco) y ordenó virar. Pero por debajo del agua la masa de hielo era más ancha que por arriba: el barco fue tomado de costado y se rasgaron uno, dos, tres compartimentos, cuatro, y cuando se abrió el quinto, el Titanic ya no era insumergible.

A las 2.20 del lunes 15, dos horas y 40 minutos después del impacto, el Titanic se había hundido. En el caos de aquella noche sólo embarcaron 711 personas en los botes. Tuvieron prioridad las mujeres, los niños... y la primera clase. El 75 por ciento de los pasajeros de tercera desapareció. Testigos contaron que el capitán Smith, en estupefacción, no se puso al frente del operativo de rescate; pero tuvo la dignidad de hundirse con su barco. En cambio Bruce Ismay, dejando tras de sí en el barco mujeres y niños, se salvó. Es famoso y verdadero que la banda de música, de ocho integrantes, continuó tocando hasta el último segundo, primero en el salón de primera y después en la cubierta de botes, aun cuando sus miembros sabían que el buque se hundiría. Ninguno sobrevivió.

Los restos del Titanic fueron localizados en 1985, 625 kilómetros al sudeste de la costa de Terranova, a una profundidad de 4000 metros. Se constató entonces que, al hundirse, el barco se había partido en dos, ésa había sido la causa del trueno que los sobrevivientes recordaron de por vida. Desde 1994, una filial de Premier Exhibitions obtuvo los derechos para recuperar objetos del barco: en siete expediciones rescató 5500, que se exhiben en una muestra itinerante. Incluso una bacteria lleva el nombre del barco: la Halomonas Titanicae, descubierta en 2010 y considerada responsable de acelerar la destrucción de la estructura hundida. De las numerosas obras de ficción a que dio lugar el naufragio, la más célebre es ciertamente la película Titanic, dirigida por James Cameron, que se constituyó en la más taquillera de la historia.

Durante años se vinculó el naufragio con fallas en la calidad del acero utilizado en la construcción del barco, pero esa teoría no está comprobada. Una más reciente destaca la baja calidad de los remaches de la parte delantera, que por razones técnicas habían sido fijados en forma manual.

Hoy en Nueva York, el centésimo aniversario se conmemorará mediante... una subasta. Diversos objetos irán a remate, entre ellos un pedacito de alfombra retirada del barco antes de su botadura, por la que se obtendrían hasta 25.000 dólares. Ayer, el crucero Azamara Journey partió desde Halifax, Canadá, hacia el punto del naufragio del Titanic: a la hora en que el barco se partió en dos (0.20 de mañana hora argentina), se efectuará un servicio religioso en altamar.

En la actualidad, nuevamente crece la tendencia a construir barcos cada vez más grandes y lujosos, ahora destinados a cruceros. La compañía MSC tiene ordenado uno de 333 metros de largo con capacidad para 5700 personas. Sin embargo, después del naufragio del Costa Concordia, en enero en Italia, que dejó 32 muertos, la demanda decreció. Jacques Loiseau, presidente de la Asociación Francesa de Capitanes de Navíos, advirtió que “aun en las mejores condiciones, el inmenso tamaño de estos barcos vuelve imposible salvar a todos los pasajeros”.

A partir de mañana, al cumplirse los cien años, los restos del Titanic pasarán a integrar el patrimonio subacuático con valor cultural o histórico protegido por las Naciones Unidas, quedando a cargo de la Unesco.



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