SOCIEDAD › INVESTIGAN A DOS POLICíAS TRAS LA MUERTE DE UN EMPRESARIO SECUESTRADO
Los dos policías perseguían el Audi conducido a punta de pistola por el empresario Juan Caggiano, secuestrado en Gerli. Quedaron demorados, mientras determinan si fue alguno de ellos quien mató al empresario. La bala no fue hallada en la autopsia.
› Por Horacio Cecchi
Dos uniformados de la comisaría de Wilde quedaron “demorados”, por orden del fiscal 3 de Avellaneda, Alejandro Rojas, después de participar, el martes por la noche, en un tiroteo con un grupo de asaltantes que mantenía secuestrado al empresario Juan Carlos Caggiano, dueño de la empresa de transportes Quilmes Truck, en su Audi. Ambos policías admitieron haber disparado dos y tres veces, respectivamente, con balas de plomo. El motivo de la demora tuvo que ver con la sospecha de que, quizá, la bala que atravesó la nuca del empresario podría haber sido disparada por el arma de alguno de los uniformados. Igual que como ocurrió el 1º de octubre pasado con la muerte de una docente en la que estuvo envuelto un teniente de la Bonaerense, el proyectil que provocó la muerte de Caggiano no fue hallado en la autopsia. Por las dudas, en la escena del crimen apareció una 9 milímetros que seguramente pertenecía a los delincuentes.
El secuestro se desarrolló el martes por la noche, aproximadamente un cuarto de hora después de las nueve, cuando Caggiano, de 46 años, entraba su auto, una coupé Audi TT en su casa, en Lucena 1644, casi esquina con el pasaje Angaco, de Gerli. Con él viajaban su esposa, Gladys, y su hijo de 9 años. En ese momento aparecieron dos hombres armados, uno en un vehículo y el otro caminando. La mujer y el chico lograron refugiarse dentro de la casa, y Caggiano incluso logró cerrar la reja y arrojar la llave a los asaltantes. “Tomá, llevate el auto”, les dijo, lanzando el manojo. Pero el objeto del asalto no era el auto sino él: lo amenazaron con las armas y lo obligaron a salir. Lo subieron al volante del Audi y huyeron.
Sea la mujer, sea un vecino, según las versiones, alguien llamó al 911. Fuentes de la investigación citadas por la agencia Télam explicaron que mientras comenzaban los operativos de búsqueda, los secuestradores se comunicaron con un socio de Caggiano, a quien le exigieron 50 mil pesos de rescate. Según esa versión, el socio llegó a tomar contacto visual con los asaltantes y describió que estaban en el Audi, al volante Caggiano, uno a su lado y otros tres en el asiento trasero. “¿Trajiste la plata?”, le preguntó uno, y como él había ido a explicar que no podía reunir ese dinero, se asustó y corrió, dejando incluso su auto en el lugar.
Mientras, los dos uniformados, que ahora son investigados, se encontraban en una estación de servicio en el Boulevard de los Italianos, en el límite entre Wilde y Villa Dominico. En ese preciso momento, pasó el Audi a contramano. Los uniformados iniciaron la persecución de la coupé, que ya tenía pedido de captura.
Al llegar a Centenario Uruguayo y Campichuelo, en Villa Dominico, el patrullero logró interceptar al Audi y se desató un tiroteo. De acuerdo con lo que declararon los dos policías, primero dispararon con escopetas con postas de goma. Pero cuando advirtieron que los secuestradores seguían disparando respondieron con balas de plomo. El intercambio de disparos se produjo cuando, según los policías, del Audi bajaron dos personas del lado del acompañante y una tercera del lado del chofer. Luego se comprobó que este último era Caggiano. Sostuvieron también que cuando les dispararon los asaltantes ellos repelieron con balas de plomo.
El uniformado que conducía el patrullero admitió haber disparado dos veces y el acompañante, tres. Caggiano recibió un impacto desde atrás hacia delante, con dirección de arriba hacia abajo, y que ingresó por la nuca y salió por el pecho. En el tiroteo también murió uno de los secuestradores, de 20 años, y fue detenido otro, de 18.
Caggiano fue trasladado de urgencia a una unidad hospitalaria, pero al llegar ya había fallecido.
Rojas ordenó la aprehensión de los dos policías y deberá determinar si los responsabiliza por la muerte de Caggiano. De la investigación del caso fue apartada la Bonaerense. Pero antes, logró secuestrar del lugar una pistola .45 y, convenientemente, otra 9 milímetros, además de siete vainas servidas. De una de ellas podría haber partido el proyectil que mató a Caggiano, que no fue hallado en su cuerpo durante la autopsia.
Hayan sido balas policiales o no, en el destino de Caggiano y del joven secuestrador muerto, igual que en el de la maestra Miriam Fronza, diez días antes, se cruzó la preparación policial y la demanda social que jerarquiza la protección de bienes, incluso por sobre la vida de sus propietarios.
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