Mar 27.05.2003

SOCIEDAD

Una banda que truchaba DNI para cobrar jubilaciones de a miles

El grupo se dedicaba a cobrar jubilaciones de personas muertas. Para ello, usaba jubilados a los que pagaba 50 pesos. Hay diez detenidos. Cobraban unos 100 mil pesos por mes.

› Por Horacio Cecchi

La ingeniería de la creatividad humana es misteriosa e insondable. Ayer, apenas una muestra saltó a la luz: una banda dedicada a truchar documentos de personas fallecidas cayó en pleno acto creativo, con alrededor de 20 mil DNI truchos y todo el aparataje necesario para producirlos, incluyendo tapa de tela, cosido, perforado y convenientemente sellado. La fábrica de muertitos vivos rastreaba en los listados de Anses a las personas muertas que aún no habían sido ingresadas al sistema. Entonces reproducía el DNI con los menores detalles, le colocaba la foto de un jubilado al que le pagaban unos pesos para poner la cara, y después lo mandaban a cobrar la jubilación o pensión mientras se pudiera. El mismo jubilado servía para varios trámites, aunque a veces, se les caía: terminaba detenido. También truchaban documentación para cobrar planes Jefas y Jefes de Hogar. Hubo diez detenidos, una decena de allanamientos, uno de ellos en Corrientes 1386, de la Capital, donde salió esposado un abogado porteño de 70 años.
La investigación fue dirigida por el juez federal de Lomas de Zamora Carlos Ferreiro Pella a partir de una denuncia. “Una mujer, que recibía una pensión tras la muerte de su marido –confió a Página/12 una fuente judicial–, presentó denuncia de que no podía cobrar porque alguien se le anticipaba y cobraba en su lugar.” Las pistas las fue siguiendo la DDI de Lomas de Zamora, con apoyo del secretario ejecutivo de la Anses, Sergio Massa. Después de unos ocho meses de seguimientos, ayer se realizó una decena de allanamientos: dos en Capital y el resto en Avellaneda y Quilmes. En pleno centro porteño, Corrientes 1386, fue detenido un abogado de 70 años. Según fuentes del caso, se trata de Aquiles Olmedo. En total, diez detenidos, y algunos prófugos.
El negocio de la banda fue detallado por uno de los investigadores: “Cuando fallece una persona, hay una demora de entre tres y cuatro meses entre que se registra la defunción en la Anses y luego es registrada en el PAMI, por ejemplo”. Entre esos tres y cuatro meses se establecía el negocio. Los investigadores sospechan de algún contacto dentro de las oficinas regionales de la Anses, pero es tan sólo una hipótesis. Por el momento, creen que Olmedo sería quien obtenía los listados de la Anses donde ya aparecían las personas fallecidas.
Con toda celeridad, se ponía en funcionamiento el área logística: en los allanamientos fueron secuestradas máquinas de coser, perforadoras, tapas de tela iguales a las de los DNI, hojas para confeccionar los documentos, y los correspondientes sellos, computadoras para cargar los datos y recibos de pago. Los documentos eran completados con los datos del finado surgidos de la lista, con una diferencia: se colocaba la foto de otra persona, la que luego cobraría pensiones, jubilaciones, o lo que fuera, antes de que el registro de la defunción cancelara, irremisiblemente, la oportunidad.
Para la foto, obviamente, no posaba ninguno de los integrantes de la banda, al menos los del núcleo central. Para la ocasión, mediante la participación de contactos barriales que hacían las veces de punteros, reunían a jubilados todotarea. La tarea tenía algo parecido a las intervenciones que los jubilados conocen ya de memoria: la capitación. El contacto barrial o puntero obtenía cien pesos per cápita, que contactaba con la banda. El jubilado, a su vez, era convencido de la tarea por cincuenta pesos. Tarea que consistía en poner la cara para la foto, dejar estampillar esa foto en el DNI trucho y con los datos del finado, y pasando por tal, volver a poner la cara ante la ventanilla donde se deben cobrar pensiones, jubilaciones y demás.
–Alguno se les caía –dijo la fuente.
–¿Perdón?
–Quedaba pegado. Generalmente intentaban dos cobros, pero a veces probaban tres y hasta cuatro. Y en algunos casos, en la ventanilla se alertaban y detenían al hombre que iba a cobrar y que quedaba procesado.Se aprovechaban de la desesperación de pobres jubilados que no tienen para comer. Mientras les duraba, les duraba.
La fuente describió esa duración: en los allanamientos encontraron la foto de un mismo jubilado repetida en cincuenta documentos. Pero, además de DNI también truchaban pasaportes extranjeros y todos los documentos necesarios para cobrar los planes Jefas y Jefes de Hogar.
Aunque pueda considerarse encomiable la intención de mantener a los muertitos en el recuerdo, lo cierto es que las actividades de la banda eran escandalosamente abultadas y millonarias. Entre las viviendas allanadas hallaron alrededor de 20 mil documentos de identidad truchados. Según la misma fuente, “se cobraron desde jubilaciones por 5000 pesos, hasta otras de 3000 o de 500. Los investigadores calcularon que levantaba alrededor de 100 mil pesos mensuales, aún no se sabe desde cuándo, aunque se tiene certeza de que al menos desde ocho meses, cuando empezaron a establecerse seguimientos, filmaciones y pinchaduras de teléfonos”.

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