Mié 28.05.2003

SOCIEDAD

El Arzobispado cordobés no quiere quedar pegado a la jueza talibana

Un vocero del arzobispo Ñáñez consideró a la cruzada contra los anticonceptivos como “fundamentalista y terrorista”.

› Por Mariana Carbajal

Hasta la cúpula de la Iglesia Católica de Córdoba criticó en duros términos la cruzada contra todos los anticonceptivos encarada por la Fundación 25 de Marzo, que tuvo eco en la jueza federal Cristina Garzón de Lazcano. Ayer, un vocero del Arzobispado de la provincia calificó al recurso de amparo como “fundamentalista, hipócrita y terrorista” y destacó que no es compartido por la jerarquía eclesiástica cordobesa. En declaraciones a Página/12, el sacerdote José Alessio, profesor de Bioética de la UCA de Córdoba, quiso despegar al Arzobispado de una resolución judicial que despertó un repudio generalizado en el país. “Nos deja muy mal parados”, evaluó. Alessio aclaró que los impulsores de la medida “no son católicos –aunque así se definan– porque se reconocen como hijos de (monseñor Marcel) Lefebvre”, el obispo francés excomulgado en 1988 por el papa Juan Pablo II, cuyos seguidores, en consecuencia, se encuentran apartados del Vaticano.
Tal como adelantó este diario, ayer el Consejo de la Magistratura recibió un pedido de jury contra la jueza Lazcano por la presunta comisión de “mal desempeño de sus funciones y prevaricato” al hacer lugar al pedido de la Fundación 25 de Marzo. La presentación fue hecha por el diputado nacional socialista Eduardo García con el apoyo de varios compañeros de su bancada y de diversas ONG.
En una conferencia de prensa, el sacerdote y abogado Fernando Altamira, mentor de la cruzada contra los contraceptivos, confirmó que pertenece a la congregación “Fraternidad Sacerdotal San Pío X”, fundada por Lefebvre. Pero se definió como “católico, apostólico, romano”. Lefebvre se opuso a los cambios que impuso el Concilio Vaticano II, de decir la misa de frente y en la lengua local, y propició oficiarla en latín y de espaldas al pueblo. El Vaticano no reconoció a los obispos y sacerdotes que lo siguieron, pese a lo cual, cuando el obispo murió en 1991 –casualmente el 25 de marzo–, envió representantes a su funeral. En la Fundación aclaran, sin embargo, que el 25 de marzo se refiere al Día de la Anunciación.
“Aunque la Iglesia Católica tiene una posición controvertida frente a los anticonceptivos, nunca hemos planteado nada semejante. Esto es una barbaridad”, declaró el padre Alessio, en relación con el pedido que hizo Altamira de prohibir la fabricación y distribución de los contraceptivos hormonales y los dispositivos intrauterinos (DIU) en todo el país por considerar que son “abortivos”. Alessio actuó como vocero para diferenciar al Arzobispado de Córdoba de la embestida de Altamira. En ese sentido, aclaró a este diario que hicieron consultas con expertos que refutaron los argumentos de Altamira. “El efecto principal de los anticonceptivos hormonales es inhibir la ovulación, estrictamente son anovulatorios, y no abortivos”, indicó el profesor de Bioética. Con respecto al DIU, que para la Iglesia es abortivo, aunque la ciencia diga lo contrario, Alessio dijo que como “no hay claridad absoluta en relación con su mecanismo de acción, creemos que lo importante es la intención con la que las personas lo usan”. “Muchas mujeres usan un DIU igual que otras toman pastillas anticonceptivas para no recurrir al aborto”, destacó el vocero del Arzobispado que encabeza monseñor Carlos José Ñáñez. Alessio incluso advirtió sobre los efectos adversos que puede tener la posición de la Fundación 25 de Marzo, avalada por la jueza Lazcano: “Se está grabando la conciencia de miles de mujeres (que usan anticonceptivos). Como diría un cura amigo, eso es terrorismo”.
Para Alessio, el recurso de amparo es “fundamentalista, hipócrita y terrorista” porque “hay un interés egoísta: (a Altamira) le preocupa más la defensa de un dogma que el impacto en las personas”.
Con su insólita presentación, Altamira pretende combatir el aborto erradicando el uso de los anticonceptivos. “Si al final del juicio obtenemos el triunfo, la Argentina va a ocupar el primer lugar a nivel mundial en la lucha contra el aborto”, se entusiasmó en una conferencia de prensa y adelantó que el próximo paso de la organización será atacar “lasclínicas clandestinas abortistas y a las comadronas de barrio que también realizan abortos”. Aunque dijo que su cruzada no incluye a los preservativos, el sacerdote lefebvrista consideró que usarlos “es un pecado mortal”, pues “atenta contra el fin principal del matrimonio que es la procreación”.

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