SOCIEDAD
› EL AVION NO SALDRA MAS DESDE PARIS
El último Concorde
› Por Eduardo Febbro
Desde París
Veintisiete años después de haber sorprendido al mundo entero por sus capacidades aeronáuticas únicas en la historia, el supersónico avión Concorde efectuó ayer su último vuelo París-Nueva York. Entre personal de la compañía Air France y nostálgicos, unas dos mil personas asistieron a su último despegue en el aeropuerto Charles de Gaulle. El vuelo AF 002 partió escoltado por un montón de pañuelos blancos y unas cuantas lágrimas. “Todos los aviones son bellos, pero éste es un pájaro de naturaleza excepcional”, decía Vincent Olivoto, un piloto de 42 años, que pagó los 10.300 dólares del pasaje.
Conmovido, Hubert Protin, responsable de la producción del aparato, confesó que con ese despegue “hay una parte de mi vida que se va. Tengo ganas de llorar. Hace 25 años que trabajo en el Concorde. Es el más bello, el más inigualado de todos los aviones que han existido”. Para Vincent Olivoto, el momento resultó más que único porque, decía, “estoy temblando como un niño. Es la primera vez que puedo viajar en un Concorde y ya no habrá otra oportunidad”.
Exito tecnológico pero fracaso comercial, el Concorde, construido conjuntamente por Francia y Gran Bretaña, realizó su primer vuelo comercial el 1 de enero de 1976 uniendo el viejo y el nuevo mundo, es decir, París y Río de Janeiro. Poco más de un cuarto de siglo después, la aventura del pájaro comercial más veloz de la historia concluyó en el aeropuerto internacional John Fitzgerald Kennedy. La paradoja quiere que el Concorde haya concluido su carrera en el aeropuerto del país que más obstáculos levantó para que el avión cubriera el trayecto previsto. En los años 60-70, los ecologistas norteamericanos estaban obsesionados con la idea de que el Concorde iba a dañar el ozono de la estratosfera mientras que Washington y Nueva York, presionados por la población, alegaban que el ruido producido por el avión supersónico podía romper los tímpanos de la gente.