El cronograma oficial indicaba que el gobernador de San Petersburgo, Georgy Poltavchenko, sería agasajado con una recepción de honor por Mauricio Macri y su gabinete, pero las protestas de activistas de la diversidad sexual por las políticas homofóbicas y discriminatorias del ruso terminaron por cambiar los planes. En lugar del gobernador, su vice y el presidente de la Asamblea Legislativa representaron a San Petersburgo en un encuentro formal pero reducido con Cristian Ritondo, en representación de la Legislatura porteña. De todos modos, el Gobierno de la Ciudad comunicó que firmó “convenios de cooperación”, y Ritondo detalló que servirán para “enriquecer distintas miradas en temas tan comunes a ambas ciudades tan lejanas”. La legisladora María Rachid (Frente para la Victoria) expresó su repudio al gobernador.

El legislador ruso Viacheslav Makarov, por su parte, explicó que el acuerdo implica “colaboración en el campo de la ciencia y negocios bilaterales entre ambas ciudades” y aseguró que “nuestras Legislaturas tienen mucho en común y es ahí donde florece la democracia, con la representación de varios partidos políticos”. Del gobernador Poltavchenko nada se supo. Ninguna fuente oficial rusa aseguró, por lo demás, que participe en los próximos días de las actividades programadas para su gira en Uruguay, donde el colectivo Ovejas Negras anunció actividades de repudio a su presencia.

En marzo del año pasado, Poltavchenko promulgó la ley contra la “propaganda homosexual”, que multa con algo menos de 20 mil dólares a personas y hasta 10 veces más a organizaciones vinculadas con “actos públicos destinados a hacer propaganda de la sodomía, el lesbianismo, la bisexualidad y la transexualidad entre los menores de edad”. Poltavchenko también prohibió la marcha del orgullo gay en San Petersburgo. Durante el debate por la norma –que es similar a las vigentes en otras regiones rusas, como el sur de Astracán, Riazán central y Kostromá–, su impulsor, el diputado Vitaly Milonov, atacó duramente al activista de la diversidad Nikolai Alekseev, a quien acusó de recibir “fondos europeos” y definió como “mujercita”. En febrero del año pasado, cuando aún no había sido sancionada, la posibilidad de la ley motivó una campaña internacional por parte de Amnistía Internacional, que advertía que violaba “el derecho a la libertad de expresión y de reunión, así como el derecho a no sufrir discriminación y a la igualdad ante la ley, garantizados por diversos tratados internacionales de derechos humanos en los que Rusia es Estado parte”.

Ayer, en lugar del agasajo de honor al gobernador Poltavchenko, Ritondo y legisladores porteños del PRO recibieron al presidente de la Asamblea Legislativa de San Petersburgo, Viacheslav Makarov, al vicegobernador Oleg Markov y a una comitiva de la que formaban parte el director del Teatro de Opera y Ballet Mariinsky, Valery Gergie. Los funcionarios rusos fueron recibidos en el Salón Eva Perón y luego recorrieron el recinto de la Legislatura y dos de sus salones. Además, Makarov recibió una placa recordatoria de manos de Ritondo, luego de lo cual se realizó “un almuerzo de camaradería”.

Ritondo se congratuló porque “en tan sólo cinco meses” de gestiones fue posible que llegaran a Buenos Aires “delegaciones del más alto nivel de Moscú y ahora de San Petersburgo. Estamos hablando de las dos ciudades más importantes del país más extenso del mundo”.