SOCIEDAD › REPERCUSIONES TRAS EL LANZAMIENTO DE LA CAMPAÑA NACIONAL CONTRA LA TORTURA
Jorge Taiana, Claudia Cesaroni, Julián Axat, Mario Juliano y Gabriel Ganón opinaron sobre la lucha contra la tortura. Transformarla en delito federal; autonomía de la defensa pública; jóvenes; sociedad; justicia. Temas para el debate.
› Por Horacio Cecchi
El lanzamiento de la Campaña Nacional Contra la Tortura, en la ex ESMA, tuvo repercusiones, como era de esperar en un tema que es ríspido no sólo por lo que no se dice, sino por lo que se suele decir: reducir la idea de tortura a la picana o al submarino seco es hacer un cliché que abre la puerta a la teoría de la manzana podrida o la oveja negra. “La tortura existe como método interrogatorio, pero además como método de disciplinamiento en cárceles y comisarías y, sobre todo, frente a los jóvenes. La policía los levanta, les da una paliza y los larga”, dijo el ex canciller Jorge Taiana, expositor de la “mesa amplia” en el lanzamiento de la CNCT –uno de los motores de la iniciativa– y director del Centro Internacional de Estudios Políticos de la Universidad Nacional de San Martín. La cuestión no se agotó allí. “Es imprescindible discutir públicamente la idea de que la tortura es aceptable”, apuntó Claudia Cesaroni desde el Centro de Estudios de Política Criminal y Derechos Humanos. A las defensorías autónomas apuntó como exigencia el defensor platense Julián Axat. “Insensibilidad en la sociedad y en los tribunales”, sostuvo Mario Juliano, de la Asociación Pensamiento Penal. “¿Cuáles son las ‘razones’ que hacen que jueces o fiscales no interpreten los actos denunciados como actos de violencia estatal ilegítima?”, se pregunta Gabriel Ganón, defensor general de Santa Fe.
Hablar sobre tortura no es sencillo, porque la cuestión bordea no sólo la oposición de la ceguera y del “que se pudran en la cárcel” sino que también circula en la cornisa del lugar común y lo obvio cuando se habla de combatirla. El lanzamiento de la Campaña Nacional Contra la Tortura, el miércoles, trajo aparejadas diferencias, consensos, el recuerdo de que tortura no es sólo el clásico del submarino seco o la picana, aunque ésta sea la imagen más popular y simbólica.
“La convocatoria de la defensora general Stella Maris Martínez resume las luchas y las propuestas de muchas personas, entidades, organizaciones sociales y de derechos humanos, y la consideramos un punto de partida importantísimo, para llenar de contenido la campaña y trabajar colectivamente contra el crimen de la tortura –sostuvo Cesaroni en representación del Cepoc, que precisamente el 14 de marzo pasado entró a Devoto para recordar que la Masacre del Pabellón 7, en marzo del ’78, no fue un motín sino un delito de lesa humanidad–. Más que capacitar a los miembros de las fuerzas de seguridad, lo que es imprescindible es discutir públicamente la idea de que la tortura es aceptable, si es para los que son muy malos para mí, o para los que cometieron delitos que me espantan.”
“La visibilización contribuye a sensibilizar a la opinión pública, a demostrar que no se trata de episodios aislados, y a las autoridades encargadas de la custodia de detenidos, que tienen que comprender que su aplicación coloca a quien las realiza en el lugar de los peores delincuentes”, sostuvo Mario Juliano, y recordó que “la ocasión es propicia para reclamar la inmediata implementación del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura”.
Precisamente, Taiana aseguró a este diario que “esta campaña no sería posible, el otro día hubiéramos estado hablando sin ninguna base, si Argentina no hubiera ratificado con una ley el mecanismo nacional”. Taiana sostuvo que “la sociedad tiene sentimientos nobles, reacciona en contra de la tortura, pero cuando el tema son los jóvenes, la sociedad tiende a no visibilizar la violencia que se de-sata sobre ellos. Cuando se dice ‘que se pudra en la cárcel’, no se está pensando en que sean privados de la libertad en lugares sanos y limpios, para seguridad y no para castigo. Pero, al mismo tiempo, si se muestra a la sociedad los tratos crueles y la tortura, reacciona, es difícil para una sociedad sostener la tortura. Lo importante es visibilizar, y que no sólo pasa en las cárceles, los institutos de menores, las comisarías, porque también pasa en los psiquiátricos, pasaba con los soldados antes, por eso se anuló el servicio militar obligatorio, tiende a pasar en todas las instituciones cerradas, donde hay un de-sequilibrio de poder básico”.
“Uno de los mecanismos fundamentales para desterrar la tortura es contar con una defensa pública autónoma –aseguró Axat, defensor del fuero juvenil platense–. La defensoría autónoma transparenta los casos, sobre todo en una provincia como la de Buenos Aires, que tiene índices ocultos y casos muy graves. En la provincia la autonomía de la defensa acaba de retroceder a pedido de la procuración. Otro argumento es que tortura y malos tratos pasen a ser delitos federales, porque con una procuración nacional como la de ahora se podrá entrar en las cárceles provinciales mientras que las provincias no tienen muchas intenciones de investigar. Y, además, que se avance en las provincias con los mecanismos provinciales contra la tortura.”
Mientras que Ganón se preguntó “¿cuál es el modo de garantizar los derechos de los más débiles que, a pesar de las declaraciones formales de las leyes, son continuamente violados mediante su deshumanización? ¿Cómo se construye la opinión pública que tolera la restricción de libertades civiles o no considera socialmente desviadas esas conductas? ¿Cuándo y cómo los jueces y fiscales toleran niveles de violencia policial o penitenciaria ilegítima mediante el sistemático rechazo o nula investigación de estas conductas?”.
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