SOCIEDAD › UN COMERCIANTE MATO A DOS LADRONES QUE ESTABAN ROBANDO EN SU LOCAL
Un hombre y un adolescente entraron en robar a una carnicería en Quilmes en la que había varios clientes. Los ladrones actuaron con violencia. El dueño del comercio sacó su arma y disparó contra los delincuentes. El fiscal consideró que actuó en legítima defensa.
Un carnicero mató a tiros a dos ladrones que entraron a robar a su comercio de Ezpeleta, Quilmes, donde amenazaron a dos clientes y a una empleada y tomaron a otra comerciante como escudo humano.
El episodio se registró en el local de Florencio Varela y Río de la Plata, a nueve cuadras de la estación de trenes de Ezpeleta. Hasta allí llegaron dos delincuentes armados en una moto que dejaron estacionada a unos 50 metros.
Una vez en el local, los ladrones advirtieron a los presentes que se trataba de un asalto y amenazaron al dueño del comercio, a dos clientes, a un empleado y a una panadera que tiene su negocio enfrente, pero que en ese momento se hallaba conversando con sus vecinos.
Mientras exigían a todos los presentes sus pertenencias, uno de los asaltantes tomó del cuello a la panadera y, a los gritos, la llevó hacia el otro lado del mostrador de la carnicería para robar el dinero de la recaudación del día. “La llevó como escudo humano como una forma de asegurarse el robo del dinero”, dijo un jefe policial.
Sin embargo, el dueño de la carnicería, al ver el cariz que tomaban los acontecimientos, decidió resistirse al robo, extrajo una pistola calibre 40 de su propiedad que tenía guardada en el comercio y comenzó a disparar contra los delincuentes.
El asaltante que había pasado detrás del mostrador recibió un tiro en el tórax y cayó muerto en el lugar, mientras que el otro ladrón alcanzó a escapar herido, pero finalmente se desplomó a pocos metros, donde murió a raíz de haber recibido dos tiros en el cuerpo.
En tanto, todas las personas que se hallaban en la carnicería, entre ellas la mujer que había sido tomada como escudo humano, resultaron ilesas.
Los policías que llegaron al lugar secuestraron las vainas servidas del arma utilizada por el carnicero y dos revólveres calibres 32 y 38 que portaban los delincuentes. El único que disparó fue el comerciante, cuya arma también fue secuestrada por orden judicial para ser peritada.
La fiscalía a cargo del caso notificó al carnicero sobre el inicio de una causa, pero no ordenó su detención, ya que los cuatro testigos aseguraron que se trató de un caso en legítima defensa. Uno de los ladrones fallecidos tenía 17 años y el otro era un hombre de 34.
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