SOCIEDAD › DOCENTES QUE SE CAPACITAN PARA LA PREVENCIóN DEL CONSUMO DE DROGAS ENTRE LOS JóVENES
El ministro de Educación nacional, Alberto Sileoni, lanzó en Jujuy los talleres de capacitación para la campaña de prevención del consumo de drogas de los jóvenes. Las claves para que entiendan los peligros de la adicción. Participó el gobernador Fellner.
› Por Emilio Ruchansky
Desde San Salvador de Jujuy
“No te drogues.” “La droga mata.” Durante décadas en las escuelas argentinas, las campañas educativas impartieron éstos y otros slogans, como dogma preventivo. “Esto causó una gran pérdida de credibilidad porque muchos estudiantes saben que otros consumen y no se murieron. Faltaba información confiable y verdadera. Por eso mismo, esta campaña se llama Hablemos del tema”, dijo Gabriela Torres, responsable nacional del Programa de Educación y Prevención de las Adicciones, durante la primera capacitación a docentes y directivos de nivel secundario en San Salvador de Jujuy. El ministro de esta cartera, Alberto Sileoni, leyó estadísticas de 2011: “La mitad de los estudiantes de entre 13 y 17 bebió alcohol en el último mes; entre los que tomaron en el último año, el treinta por ciento olvidó qué hizo después de tomar”. Luego advirtió que al instruir en una sociedad consumista, la escuela tiene por delante “una tarea contracultural”. “No hay una juventud buena y una mala. Todos son nuestros hijos”, destacó.
El desembarco de este programa, lanzado en octubre de 2012, incluyó conferencias y talleres para el personal del área y también una reunión entre el Consejo Consultivo, integrado por académicos, religiosos y dirigentes sociales, con funcionarios de provincias del noroeste: Jujuy, Salta, Tucumán y Santiago del Estero. El encuentro ocurrió el miércoles pasado y también asistieron integrantes de este programa ministerial sobre drogas de 15 provincias. Desde marzo se distribuyen en todo el país, láminas y trípticos para profesores, alumnos y familiares (ver aparte).
Sileoni apareció en el teatro Mitre de Jujuy con el gobernador Eduardo Fellner y su ministro de Educación, Rodolfo Tecchi, más dos funcionarios nacionales del área, Jaime Perczyk y Gabriel Brenner. “No estamos convocados por la beneficencia ni por la caridad del Estado, sino por la justicia social y por nuestra ley de Educación que dice que todos los jóvenes deben completar su trayecto en la escuela en tiempo y forma”, dijo. Luego agradeció al Consejo Consultivo. “Aquí nadie viene con el dedo en alto a decir lo que hay que hacer: venimos a aprender todos de todos”, agregó.
En la misma sintonía, Fellner aclaró que “no es un especialista” en el tema y les explicó a los 600 miembros de la comunidad educativa regional que el programa “no es una política de gobierno, sino de Estado” y pidió dejar de lado los prejuicios y mezquindades para discutir e informarse. Tecchi, por su parte, comentó que la prevención en el alumnado tendrá un impacto en el seno familiar. “Las escuelas funcionan aquí como caja de resonancia de una problemática que no le es propia, sino de toda la sociedad”, dijo.
Por la tarde, algunos de los quince integrantes del Consejo Consultivo dieron su visión en una conferencia, previa a los talleres. Graciela Touzé, titular de la Asociación Civil Intercambios y autora del libro Prevención del consumo problemático de drogas, un enfoque educativo, planteó a los educadores dejar de lado la lógica punitiva, para pensar el problema en su dimensión sanitaria y socioeconómica: “Es lo que plantea el último documento de la Organización de los Estados Americanos (OEA)”. También los llamó a escuchar a los jóvenes y abrir espacios de diálogo en la escuela.
“Somos herederos de ciertos paradigmas del neoliberalismo. Cuando nos acercamos y tratamos de abordar el fenómeno del consumo problemático hay un rechazo inmediato. ‘Con mi cuerpo hago lo que quiero’, nos dicen. En parte, esto es consecuencia del neoliberalismo porque abandonó los cuerpos”, planteó Alfredo Carballeda, trabajador social, profesor e investigador. El padre Pepe Di Paola, por su parte, llamó a los docentes a “abrir la escuela a la comunidad” para buscar soluciones y contención para los chicos con consumo problemático y sus padres.
En los talleres grupales, realizados por la tarde en la ex Casa del Buen Pastor, se pidió a los asistentes plantear situaciones ligadas al uso de sustancias y mostrar cómo las resolvieron. El objetivo, informaron los organizadores a este diario, era discutir la concepción que se tiene de la escuela, de los estudiantes y de las drogas. Hubo directivos que contaron, por ejemplo, que olían a los estudiantes antes de que entraran al colegio y si notaban olor a marihuana o a alcohol no los dejaba ingresar. Otros habían llamado a la policía, cuando no correspondía hacerlo.
“Lo más importante es que se entienda dónde termina el rol de la escuela y empieza el de la salud o la asistencia social. A la policía se la puede llamar si el docente decomisa drogas, pero no para que se lleve al estudiante, sino para que incinere la sustancia. En todo caso, existe la Ley de Promoción y Protección Integral de los Derechos de los Niños. Pasó en otra provincia que alumnos y docentes se pelearon con la policía para que no se judicialice a un chico que tenía un porro en el bolsillo”, afirmó Torres, coordinadora del Programa de Educación y Prevención de las Adicciones.
En la reunión entre funcionarios y ministros de educación provinciales con el Consejo Consultivo se debatieron puntos en común para diseñar un protocolo para los colegios. Y también algunas líneas de conducta, como dijo Néstor Rebecchi, director de una escuela porteña: “Tendríamos que cambiar el paradigma de ‘orden y progreso’ por uno de ‘caos y progreso’, el sistema educativo debería permitirse cierto caos para que estos chicos puedan estar dentro y recibir atención, porque andan solos, no tienen una familia o una estructura de contención detrás”.
En la apertura, Sileoni había planteado que no creía en una dirección asamblearia de las escuelas, pero que esto no implicaba que las autoridades y los docentes desechen la opinión de padres y alumnos. El sociólogo Jorge Elbaum retomó esta idea y la expandió durante la reunión posterior con los ministros provinciales: “Una de las claves está en producir comunidad, en darles a los jóvenes un contexto de lazos afectivos. Abandonar el concepto de ‘sociedad’, que es un conjunto de socios, por el de ‘comunidad’, que es un grupo de pares ligado afectivamente”.
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