Alumnos, familiares y docentes recibieron distintos materiales con consejos para abordar las problemáticas ligadas al consumo de sustancias. Los ítem, algunos de ellos adelantados por este diario en octubre pasado, abordan los problemas relativos al uso del alcohol, la comunicación entre padres e hijos, la forma de evaluación ante distintas situaciones y la importancia de integrar a los alumnos, evitando culparlos o estigmatizarlos. En la sesión del Consejo Consultivo del Programa Nacional de Educación y Prevención sobre las Adicciones, los ministros del noroeste y las autoridades nacionales de esta cartera hicieron aportes para la confección de un protocolo; se sugirió generar una instancia de participación de los jóvenes en él y que sea no punitivo y territorializado.

En lo que respecta a los alumnos, los folletos se centran en el uso de alcohol, se advierte que no es recomendable beberlo porque a esa edad el cuerpo está en crecimiento y es más vulnerable, afecta el rendimiento escolar y baja la capacidad física y aumenta el riesgo de lesiones para quienes practican deporte. Si el alumno conoce a alguien con problemas con el alcohol se sugiere mostrar preocupación “en un momento tranquilo y en privado” e interesarse en los motivos y acompañarlo al médico.

“No te responsabilices de más ni le hagas el aguante eternamente. Si sentís que la situación se te va de las manos, buscá apoyo en adultos cercanos”, se aconseja. Si alguien cercano tomó demás, se sugiere que no le permitan manejar, llevarlo a un lugar seguro, tranquilo y ventilado, aflojarle las ropas, abrigarlo y darle mucha agua. “Si está descompuest@ o se desmayó ponel@ de costado para que no se ahogue si vomita”, afirma el texto, que insiste: “No dudes en pedir ayuda”.

A los padres se les explica que “el consumo de drogas, especialmente alcohol, parece formar parte del proceso de socialización de los adolescentes y se constituye en uno de los ritos de pasaje a la adultez”. Luego se les recomienda mantener una actitud de diálogo, fomentar la construcción de autonomía y la autoestima. También transmitir información “sobre consecuencias físicas y sociales del consumo de drogas legales e ilegales”, transmitir valores y principios a través de la palabra. “Y mantener coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos”, acota.

Por otra parte, se recomienda evitar “una actitud distante o autoritaria que impida a los chicos expresar sus ideas, inquietudes u opiniones”. Tampoco es aconsejable hablar de drogas “en forma alarmista o dramática”. Ante una situación de consumo, se pide no exagerar porque un episodio “no implica necesariamente un consumo problemático ni una adicción”. Luego sugiere preguntar sobre modalidad del uso y la sustancia para evaluar el nivel de riesgo. Si lo hay, “es imprescindible consultar a especialistas”, se afirma.