Lunes, 17 de junio de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › EL SEGUNDO MAQUINISTA DECLARó Y QUEDó LIBRE, PERO IMPUTADO POR EL CHOQUE
El motorman de la formación 3727 Chapa 1, que embistió a otra cerca de Castelar, quedó libre, aunque permanece imputado. Declaró que vio una señal roja y cuando quiso aplicar los frenos, éstos no respondieron. Debate por las imágenes de la cabina.
El maquinista Daniel López, que conducía la formación 3727 Chapa 1 que embistió a otro tren en Castelar, fue liberado ayer, pero seguirá imputado en la causa caratulada como “estrago doloso seguido de muerte”. El sábado, el chofer declaró en el Juzgado Federal de Morón, donde aseguró que “la formación andaba perfectamente hasta los últimos minutos en que no funcionaron los frenos”, según confió ayer a Página/12 el fiscal de la causa, Sebastián Basso. En tanto, la abogada defensora Valeria Corbacho desestimó que el estado de los comandos presentado en imágenes por la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) sirviera como prueba, mientras que el organismo aseguró a este diario que expusieron “todas las pruebas y documentación que le puedan servir a la Justicia”.
La excarcelación de López se sumó a la liberación por falta de mérito de Raúl Ahumada, el conductor de la formación 3725 Chapa 19 que fue chocada desde atrás por el Chapa 1 en las inmediaciones de la estación Castelar, lo que ocasionó la muerte de tres personas y lesiones a otras 315.
Ambos maquinistas prestaron declaración el sábado ante el juez federal de Morón, Jorge Rodríguez, y el fiscal Sebastián Basso, quienes investigan los hechos y tomaron las medidas que se conocieron en las últimas horas.
En este sentido, el juez decidió que López quede imputado, pero sin prisión preventiva, por tratarse de una persona sin antecedentes penales, y porque considera que no hay peligro de fuga ni de entorpecimiento de la causa que se tramita en el Juzgado Federal Nº 2 de Morón.
Consultado por Página/12, el fiscal Basso se refirió a las declaraciones de los maquinistas. “A ambos se les preguntó básicamente por su actividad cotidiana y lo que pasó ese día. El maquinista de la formación embestida dijo que estaba detenido, esperando para ingresar en la estación Castelar, cuando le dieron paso y dos minutos después sintió un golpe de atrás.”
“El maquinista Chapa 1 contó su día y dijo que la formación andaba perfectamente hasta los últimos minutos en que no funcionaron los frenos. Dijo que vio la señal de detenerse y el joystick no funcionó. No dijo que las señales andaran mal sino que le falló querer detenerse. Ahora hay que esperar las pericias. El núcleo es saber si el freno funcionaba o no”, agregó.
En tanto, la abogada de los maquinistas, Valeria Corbacho, salió al cruce de la documentación y las afirmaciones del presidente de la CNRT, Ariel Franetovich, quien presentó una serie de fotos de la cabina del motorman que probarían que “no hay ninguna evidencia física ni mecánica de que el conductor haya intentado frenar la formación”. Según el organismo, “la palanca de velocidad quedó en el máximo y el panel del freno no fue activado”.
La letrada insistió en que el maquinista López intentó frenar varias veces, pero el sistema falló porque “es un injerto”, y opinó que la formación que impactó de frente contra el tren fue sacada de circulación porque “estuvo a punto de protagonizar una tragedia de características similares de aquella del 22 febrero de 2012 en Once”, que dejó 51 muertos.
“Antes de la reforma que se hizo en los frenos, que es un injerto, que evidentemente no está dando buenos resultados, este tren frenó a dos metros del paragolpe de Once en noviembre. Por eso lo sacan de circulación”, afirmó.
Corbacho explicó que el motorman de la formación 3727 Chapa 1 intentó hacer todas las maniobras para frenar y que “es imposible” que eso quede registrado en las fotos de los comandos que la CNRT presentó como prueba.
La abogada sostuvo que, hasta llegar a la estación de Morón, “el tren no había tenido ningún problema en la conducción, en los frenos, ni ningún otro tipo de inconveniente” porque, argumentó, “las fallas no son constantes, son intermitentes”.
Al respecto alertó que, cuando se hagan las peritajes sobre los frenos, “hay que prestarles atención a los resultados, porque puede andar bien en cinco estaciones y en la sexta fallar”.
Corbacho también subrayó que cuando López vio la primera señal de precaución por presencia de una formación estacionada, “comienza a hacer una aplicación de frenos normal y advierte que no funciona”, y expresó que lo mismo pasó con el de emergencia.
“Cómo quedaron los comandos no es indicativo absolutamente de nada. Hasta último momento pretendió frenar, porque no se va a querer matar. Es un hombre, padre de cuatro chicos y atiende él mismo un comedor comunitario para más de 50 chicos”, enfatizó.
Además, la abogada volvió a denunciar que el tren Chapa 1 “no tiene ningún tipo de dispositivo de emergencia directa mecánica”, y aseveró que “se trata de una formación que ha tenido innumerable cantidad de fallas intermitentes y por eso estuvo más de seis meses sin salir a circular”.
“Hacía una semana que había salido a circular nuevamente y el lunes ya había tenido problemas”, agregó.
La letrada admitió que López no llamó al control para informar el problema, pero remarcó: “No hubo comunicación porque tenía que intentar frenar o llamar. Esto fue en pocos metros”.
Por su parte, Iván Battista, de prensa de la CNRT, dijo en diálogo con este diario que el valor de las fotos que presentaron como prueba “lo va a determinar la Justicia”. “Se juntaron todas las pruebas que le puedan servir al juzgado, todo certificado. Se están haciendo pericias y nosotros, como organismo verificador, presentamos las pruebas y documentación que puedan servir.”
Franetovich, titular del organismo controlador del transporte, se presentó el sábado en el Juzgado de Morón, acompañado por un grupo de técnicos de la CNRT que traía carpetas con documentación sobre la formación accidentada y la infraestructura ferroviaria. Los técnicos exhibieron a la prensa fotografías del interior de la cabina del tren Chapa 1, donde se mostraba la disposición que habrían tenido los controles al momento de ocurrido el hecho.
Las tres fotos están acompañadas por epígrafes. Uno dice: “Freno de emergencia sin activar. Al pulsar el freno de emergencia, el resto de los comandos se neutraliza automáticamente”. El segundo señala que la “palanca de aceleración” estaba “en máxima velocidad”; y el tercero que, al momento del impacto, “el tacómetro de velocidad” estaba a “más de 60 kilómetros por hora”.
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