SOCIEDAD › UN PELO DEL PORTERO EN LA SOGA QUE ATABA EL CUERPO DE ANGELES
El ADN confirmó que pertenece al encargado un cabello adherido a la soga que sujetaba los tobillos de la adolescente. No se pudo determinar la pertenencia genética de los rastros hallados en la casa del portero. Angeles murió por compresión en el camión de basura.
El portero Jorge Mangeri quedó ayer más comprometido en la causa por el crimen de Angeles Rawson. Los estudios de ADN realizados por los genetistas confirmaron que un pelo de Mangeri apareció “adherido” a la soga que sujetaba los tobillos de la adolescente. Esto se suma a los rastros genéticos del único imputado que ya habían sido encontrados en las uñas de la joven. Además, la junta médica estableció que Angeles “sufrió una prolongada agonía”. En cuanto a la forma en la que se produjo el deceso, los médicos confirmaron la hipótesis que figura en la causa: Angeles murió por los efectos de la maquinaria del camión de residuos al ser compactada, en el traslado al predio de la Ceamse. A su vez, las muestras levantadas en el departamento del portero no pudieron ser identificadas con ningún perfil genético.
La situación del único detenido e imputado por el crimen de Angeles Rawson, Jorge Mangeri, quedó ayer todavía más perjudicada tras los informes médicos que fueron entregados al juez Ríos. Un cabello que pertenecía al portero fue encontrado en la soga que se usó para deshacerse del cadáver. Estos nuevos peritajes vienen a confirmar las sospechas e imputaciones contra Mangeri.
Luego del debate sobre si Angeles había muerto por compresión de la maquinaria del camión de residuos –como lo establecía la autopsia firmada por el doctor Héctor Konopka– o si hubo una compresión en el cuello de la adolescente –como los señalaban los estudios anatomopatológicos–, el juez Ríos ordenó una junta médica para que los profesionales se pronunciaran. Una de las conclusiones que recibió ayer el juez por parte de los médicos es que Angeles “sufrió una prolongada agonía” y que no fue estrangulada, sino que murió por “aplastamiento”. La conclusión la adoptaron el perito oficial del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema, Héctor Félix Konopka, junto al médico legista y el genetista de la defensa, Adolfo Oscar Méndez y Gabriel Oscar Boselli. Por su parte, el médico forense y la genetista de la querella, Jorge Vicente Quiroga y Primarosa Rinaldi de Chieri, consideraron, en disidencia, que “la muerte se produce con anterioridad a su compactación” y presentarán informes complementarios.
Según el dictamen de la mayoría, “el patrón equimótico que envuelve el tercio superior de tórax descartaría mecanismos de asfixias de tipo mecánica como el lazo, ahorcamiento o confinamiento por la colocación de una supuesta bolsa plástica en la cabeza de la víctima”. “Por otra parte –añadieron–, los mencionados tipos de asfixia llevan a la muerte en plazo extremadamente corto, hecho que impide la aparición de neuronas rojas en hipocampo tal cual fue descripto en el informe histopatológico.” Aseguraron que “la fuerza necesaria para poner en marcha el mecanismo de la asfixia traumática excede sobradamente la fuerza humana, por lo que se infiere que en el proceso intervino un elemento mecánico”. Los expertos aclararon que “en este tipo de asfixia traumática la muerte no sobreviene en forma inmediata. Es más, en algunos casos la víctima fallece por una intercurrencia. Esto da un mayor asidero a la afirmación de que Angeles Rawson padeció un período agónico prolongado”. Esa agonía jugará como agravante en la acusación contra Mangeri.
Los forenses concluyeron que “la muerte de Angeles Rawson fue provocada por traumatismos múltiples producto de un aplastamiento del cuerpo, sustancialmente en la parte torácica en sentido anteroposterior”.
En cuanto a los rastros genéticos que habían sido encontrados en el departamento del portero, no se pudo identificar ningún perfil genético. Los peritos del Cuerpo Médico Forense informaron que la esperada muestra levantada en el departamento de Mangeri era tan compleja y estaba tan degradada que no se pudo identificar ningún perfil genético: ni el del portero, ni el de la víctima, ni el del genetista de la defensa, Gabriel Boselli. Días atrás, el juez Ríos había dejado constancia de que en un acta, según le habían adelantado telefónicamente desde el equipo de genetistas a cargo de Enzo Conónaco, en las manchas encontradas en el octavo piso del edificio de Ravignani estaba el perfil completo de Mangeri, el de Angeles, en 12 de los 21 marcadores que constituyen el ADN, y el de un hombre más, que en algún momento se dijo que era el perito genetista de la defensa, Gabriel Boselli, lo que implicaría una contaminación de la muestra. Sin embargo, en el informe que los peritos del Cuerpo Médico Forense le entregaron al juez ayer consideraron que no podían determinar con exactitud a quién pertenecían los rastros.
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