SOCIEDAD › EL EQUIPO DE ANTROPOLOGíA FORENSE INVESTIGA EL LUGAR DONDE DESAPARECIó ARRUGA
Los forenses comenzaron a trabajar en la casa de Lomas del Mirador donde funcionaba el destacamento policial en el que se sospecha fue detenido el adolescente en 2009. Buscan indicios de su presencia allí e incluyen la posibilidad de buscar eventuales restos óseos.
› Por Carlos Rodríguez
“Lo que hemos aprendido, en los casi cinco años que llevamos desde la desaparición de Luciano, es que sólo a través de la organización y la lucha se consiguen objetivos.” Vanessa, hermana de Luciano Arruga (16), desaparecido desde el 31 de enero de 2009, habla sin alzar la voz, serena, mientras su rostro denota el cansancio por los 32 días de vigilia en el “acampe” que vienen realizando –con amigos y familiares– en el jardín de la vivienda en la que funcionó el Destacamento Policial de Lomas del Mirador, donde el adolescente estuvo detenido varias veces, sin causa alguna y donde la familia cree que fue asesinado, Ayer se logró uno de los objetivos del “acampe”: el Equipo Argentino de Antropología Forense, por orden del Juzgado Federal N° 1 de Morón, comenzó a realizar un relevamiento del lugar para ver si hay elementos que permitan certificar que Luciano estuvo detenido allí el día de su desaparición. Los antropólogos buscan huellas de la presencia del chico, incluyendo la posibilidad de encontrar restos óseos. En el lugar, en la calle Indart 106, funcionó, entre 2007 y 2011, un destacamento creado, según las autoridades policiales y políticas de ese momento, para “dar seguridad a los vecinos”.
Luciano desapareció luego de sufrir en los meses anteriores “una cadena de hechos de abuso, golpes, extorsiones y torturas”, denunció el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que acompaña a la familia de la víctima. Vanessa, hermana del chico desaparecido, espera que ahora, finalmente, la investigación del caso, que desde enero está caratulado como “desaparición forzada”, se encamine “en la dirección correcta” para juzgar a los responsables. “La intervención del Equipo de Antropología Forense puede fortalecer las sospechas que existen sobre la participación de ocho policías en el secuestro y desaparición de Luciano”, le dijeron a este diario el abogado de la familia, Juan Manuel Combi, y el del CELS, Maximiliano Medina.
Vanessa recordó que dos perros adiestrados fueron llevados al Destacamento y uno de ellos “dio señales que indicarían que Luciano estuvo en este lugar”. El animal había sido preparado para buscar personas fallecidas y el resultado de ese peritaje tiene “un 70 por ciento de certeza”. El mismo perro dio señales de la presencia de Luciano en un móvil policial y en un terreno baldío ubicado cerca del ex destacamento, conocido como Monte Dorrego. “Desde que la causa está en la Justicia Federal, la investigación se orienta hacia los policías y es la única hipótesis, de manera que tenemos expectativas de que la causa se empiece a dirigir hacia el lugar correcto”, sostuvo Medina.
Los ocho policías sospechados fueron pasados a disponibilidad muchos años después de ocurrido el hecho, pero todavía ninguno ha sido imputado en la causa. Se trata de los subcomisarios Néstor Guillermo Díaz y Alfredo Herrera, los oficiales Martín José Monte, Emiliano José Márquez, Marcelo Sotelo y Hernán Gabriel Zeliz, y de los subtenientes Sergio Oscar Fecter y Daniel Alberto Vázquez.
El oficial Zeliz y el subteniente Fecter iban en el móvil en el cual el perro adiestrado ladró para indicar que había encontrado indicios de la presencia de Luciano. Vázquez estuvo en otro móvil que permaneció detenido tres horas en la zona de Monte Dorrego, el día de la desaparición de Arruga. Fue acompañado por un policía de apellido Borrego, luego reemplazado por otro llamado Luna; ninguno de estos dos fue objeto de sanción por parte del Ministerio de Seguridad bonaerense. También estuvo en el mismo lugar, detenido, el móvil en el que iban Zeliz y Fecter, y en el que podría haber sido trasladado el chico.
Un tercer móvil policial, tripulado por Márquez y Herrera, el mismo día de la desaparición, no pudo ser detectado en sus movimientos, mientras sí lo fueron los otros dos patrulleros, captados por el GPS que provee una agencia privada contratada por la policía. “Esa empresa, al ser consultada en la causa, no supo decir de qué forma sería posible burlar la detección de los movimientos de un móvil policial; lo cierto es que el GPS no pudo determinar dónde estuvo ese móvil durante ese día, lo que llama la atención y lo hace sospechoso”, precisó el abogado del CELS.
Vanessa comentó que la presencia del Equipo de Antropología Forense “es uno de los motivos por los que hacemos el acampe” en la puerta del ex destacamento policial. “Es importante haber logrado que vengan, pero no vamos a levantar nuestra medida hasta que la Municipalidad de La Matanza expropie este predio y se lo entregue a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y a otros organismos que sean independientes de cualquier gobierno, para instalar aquí un centro dedicado a la memoria colectiva; mientras eso no ocurra, vamos a seguir acá”, subrayó Vanessa.
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