Vie 08.08.2003

SOCIEDAD

Las terapias contra la menopausia elevan el riesgo de sufrir cáncer

Un estudio realizado sobre un millón de mujeres en Gran Bretaña revela que las denominadas “terapias hormonales de reemplazo” elevan al doble el peligro de contraer cáncer de mama. Sugieren que el tratamiento se aplique con dosis bajas y en lapsos breves.

› Por Pedro Lipcovich

Una nueva evidencia de riesgo de las “terapias hormonales de reemplazo” (THR) para mujeres posmenopáusicas se publica hoy en una importante revista científica: la THR llevaría al doble el peligro de sufrir cáncer de mama, según un estudio sobre un millón de mujeres en Gran Bretaña. Los resultados ratifican y profundizan los que, el año pasado en Estados Unidos, pusieron en crisis un tratamiento en el que millones de mujeres se habían embarcado de por vida. En los últimos meses, nuevos trabajos aparecidos en prestigiosas revistas –incluso la publicación oficial de la Asociación Médica de Estados Unidos– apuntaban al cáncer de pecho y señalaban –para mujeres mayores– el riesgo de “demencia”. Según el criterio oficial de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, el tratamiento con hormonas no debería emplearse por tiempo indefinido para prevenir enfermedades como la osteoporosis sino sólo para aliviar síntomas de la menopausia, por decisión de cada mujer luego de evaluar los riesgos y “por el menor lapso posible y con la menor dosis”,
El trabajo que publica hoy la revista médica The Lancet se efectuó sobre 1.084.110 mujeres de entre 50 y 64 años, entre 1996 y 2000, por la unidad de epidemiología de Cancer Research UK en Oxford, bajo la dirección de Valerie Beral: se comparó la evolución de mujeres que recibían una combinación de estrógeno y progestina con las que no tomaban estas hormonas, y se encontró que entre las primeras el riesgo de cáncer de mama llegaba a duplicarse. El aumento se verificaría a partir de uno o dos años de tratamiento. La terapia sólo con estrógenos no produce el mismo efecto, pero sí aumenta los casos de cáncer de útero.
Ya en junio de este año, un trabajo publicado en el Journal of the American Medical Association –firmado por Rowan Chlebowski y otros investigadores de varias universidades norteamericanas– señalaba que la misma combinación de hormonas había incrementado la frecuencia de cánceres de mama en un 30 por ciento, y que, al momento de ser diagnosticados, los tumores eran mayores y en un estado más avanzado que en el grupo de control; además, al año de tratamiento, la frecuencia de mamografías anormales era sustancialmente mayor en las mujeres sujetas a la THR. Ese mismo mes, en la misma publicación, un estudio sobre 975 mujeres de 65 a 79 años –firmado por I. Christopher y otros investigadores del Cancer Research de Seattle– encontraba que el riesgo de cáncer de mama se multiplicaba por 2,7 en las que usaban estrógeno más progesterona.
El trabajo publicado hoy –el primero de esta envergadura fuera de Estados Unidos– parece dejar sellada la cuestión, no sólo por la cantidad de mujeres que incluye sino porque la franja de edades que toma, de 50 a 64, es más baja que la de investigaciones anteriores.
Por otra parte, el NIH –National Institutes of Health (Institutos Nacionales de Salud)– de Estados Unidos señaló oficialmente un riesgo aumentado de demencia para las mujeres mayores de 65 que reciban estrógeno y progesterona, y advirtieron que “el nivel cognoscitivo general en mujeres mayores se vio afectado en forma adversa con la hormonoterapia combinada”.
Estos resultados se inscriben en la línea de revisión que empezó en julio del 2002, cuando, en la investigación llamada Iniciativa para la Salud de la Mujer (Women Health Iniciative; WHI), “los estudios con estrógeno más progesterona se suspendieron al comprobarse que el riesgo de enfermedad del corazón, cáncer de mama y accidente cerebrovascular excedía los beneficios potenciales en cuanto a disminuir el cáncer colorrectal y las fracturas de cadera”, reseña el informe de los NIH.
Los riesgos son, según los NIH: para cáncer de pecho, ocho casos más por cada diez mil mujeres cada año, en las que reciben THR, comparadas con las que no siguen ese tratamiento; ataque cardíaco, siete casos más por cada diez mil; accidente cerebrovascular, ocho casos más en las que recibenTHR; coágulos sanguíneos, 18 casos más; demencia, 23 casos más (en mayores de 65). En cambio, para fracturas de cadera el riesgo es menor: cinco casos menos, cada 10 mil y cada año; también el riesgo de cáncer de colon se reduce, en seis casos por 10 mil.
Pero, administrando las mismas hormonas en dosis más bajas, ¿disminuyen los riesgos? “Los expertos todavía no saben si los riesgos son menores”, señala el Instituto Nacional del Envejecimiento de Estados Unidos (NIA, integrante de los NIH), que decidió dar de baja el término “terapia hormonal de reemplazo”, limitándolo a “terapia de la menopausia”.
En efecto, es factible que determinadas mujeres decidan efectuar una terapia hormonal “para controlar los síntomas de la menopausia, especialmente los golpes de calor, los sudores nocturnos y la sequedad vaginal, e incluso para proteger de la osteoporosis”, pero “los expertos sugieren que las mujeres usen la terapia hormonal de la menopausia, si es que la necesitan, durante el tiempo más corto posible y con la menor dosis que funcione”, según el NIA.
Por su parte, los médicos de la Sociedad Internacional de Menopausia sostienen, en un documento oficial, que “la THR mantiene su indicación primaria para el alivio de los síntomas del climaterio” y que “no hay alternativas igualmente efectivas”. La entidad, por lo menos hasta ayer, seguía sosteniendo que “no se ha demostrado un riesgo aumentado de cáncer de pecho por tratamientos de menos de cinco años de duración”.

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