SOCIEDAD
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Tratamientos cortos y dosis bajas
› Por Pedro Lipcovich
–¿Cómo repercuten en el trabajo clínico las investigaciones según las cuales la terapia hormonal con estrógenos más progesterona aumentaría el riesgo de cáncer de mama a partir de un año de su administración?
–Estas investigaciones no tomaron en cuenta si las participantes habían tomado hormonas años antes de incorporarse. Nuestro criterio es que el riesgo relativo aumenta a partir del cuarto año de tratamiento. Además, en esos estudios la edad promedio de las participantes era de 63 años y medio, superior a los 50 años que tienen las que reciben terapia hormonal para mejorar su calidad de vida en la menopausia –contestó Néstor Siseles, del comité ejecutivo de la Sociedad Internacional de Menopausia y profesor en la UBA.
El especialista agregó que “propugnamos otras vías de administración en vez de la oral, por ejemplo parches o geles o trasnasal. Y bajar las dosis”.
–Según los epidemiólogos, no hay datos ciertos de que con menores dosis desaparezcan los riesgos.
–Todavía no hay datos en ese sentido.
–Suele decirse que la mujer, en la menopausia, debe hacer un “duelo” por los cambios que experimenta. ¿Podría decirse algo parecido de los médicos especialistas? Porque la expectativa terapéutica anterior, donde las mujeres podrían beneficiarse masivamente con tratamientos por tiempo indefinido, les otorgaba un lugar muy importante.
–En un primer momento, los laboratorios productores de esas hormonas vieron una serie de resultados positivos y consideraron que los tratamientos hormonales debían ser lo más prolongados posibles, al revés de lo que se estima ahora. Las investigaciones que habían destacado los resultados positivos fueron superadas por los estudios actuales, pero éstos también tienen sesgos y limitaciones –contestó Siseles.
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