Mar 25.03.2014

SOCIEDAD  › EL GOBIERNO NACIONAL NO SE HARá CARGO DE VILLA OCAMPO

Que no canten Victoria

La casona donde vivió Victoria Ocampo es administrada por la Unesco, que quiere desprenderse de la gestión. Ante objeciones a que el Gobierno se haga cargo, la Presidenta ordenó poner fin a la gestión.

El gobierno nacional dejó sin efecto las negociaciones con la Unesco para que la Secretaría de Cultura se haga cargo del mantenimiento de Villa Ocampo, la casona de San Isidro que perteneció a Victoria Ocampo y que es administrada por el organismo de Naciones Unidas que manifestó interés por desprenderse de la gestión. La decisión se adoptó después de que “personalidades vinculadas a la conservación” de la villa expresaran “gran preocupación” por la posible gestión estatal, a través de una nota publicada por el diario La Nación, que el Gobierno consideró “malintencionada”.

En un comunicado, el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, informó que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner “ha dado instrucciones al secretario de Cultura de la Nación para que deje sin efecto las conversaciones y se abstenga de firmar convenio alguno referido al mantenimiento y funcionamiento de la Villa Ocampo”, para “no ‘desnaturalizar’ el legado de Victoria Ocampo ni someterla a ‘vaivenes políticos’ ni ‘ofender’ a aquellos que hoy se consideran los seguidores de su pensamiento y legado”, como se expresó en esa nota. En el texto, el secretario general Parrilli explicó que la decisión sobrevino tras la publicación de ese artículo, al que calificó de “malintencionado”, y en el que se asegura que la Unesco pretende “cederle” al gobierno nacional la casa legada por Ocampo.

El comunicado señala que el viernes pasado ese diario informó sobre la negociación y señaló que la escritora había legado “la casona al organismo para preservarla de los ‘vaivenes políticos’”. Parrilli escribió que “la nota relata que, por falta de fondos, la Unesco está gestionando ante la Secretaría de Cultura de la Nación la posibilidad de que ésta se haga cargo de todos los costos para el mantenimiento de la residencia y funcionamiento de las actividades que allí se realizan, que no son fundamentales como para justificar esos costos y que ascenderían a la suma de 500.000 dólares anuales. La Secretaría de Cultura crearía un ‘Centro Internacional sobre Políticas de Diversidad Cultural, Desarrollo y Creatividad’, de manera de utilizar la Villa Ocampo de forma más estratégica y con una mejor relación costo/eficacia”.

Parrilli lamentó que esa nota “oculte y silencie con mala intención” que desde 2003 y hasta 2006 el gobierno nacional “emprendió la restauración de Villa Ocampo, que fue financiada por la Unesco y por el Poder Ejecutivo Nacional” a través del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios. “Los trabajos consistieron en obras y mejoras relativas a la seguridad, mejoramiento de jardines, restauración en infraestructura deteriorada, instalación de equipos de aire acondicionado, electricidad, comunicaciones, muro exterior, reparación de veredas”, detalló el funcionario en el comunicado, donde también advirtió que se realizaron “todos los trabajos con técnicas de restauración no agresivas respetando el buen resguardo del patrimonio arquitectónico, de una construcción que databa del año 1891”. El total de la obra, inaugurada en diciembre de 2006 “con la presencia en la Villa Ocampo de la entonces senadora nacional Fernández de Kirchner”, requirió una inversión de “aproximadamente diez millones de pesos”, agrega el comunicado.

La casa de San Isidro fue legada por Ocampo a Unesco en 1973, seis años antes de su muerte, junto con la que era su casa de Mar del Plata, Villa Victoria, para que fueran convertidas en centros de estudio. En la casa de San Isidro, heredada de sus padres, Ocampo solía organizar el té de los domingos, en el que reunía al grupo de la revista Sur, alojaba visitantes extranjeros ilustres y vivió hasta el fin de sus días. Tras su muerte, el lugar permaneció cerrado durante años, expuesto el edificio al deterioro por falta de mantenimiento y la biblioteca al saqueo de volúmenes raros y autografiados. Por los costos, que implicaban su restauración y el mantenimiento, la Unesco proyectó vender la propiedad hasta que un primer acuerdo con el gobierno nacional, en 1997, estuvo por organizar la muestra Casa FOA en la casona, algo que hubiera implicado transformaciones del edificio y que fue evitado cuando la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos declaró monumento histórico nacional a la Villa. En el año 2000, sin embargo, un proyecto de emprendimientos privados estuvo por convertir el lugar en un shopping, con la construcción de 3000 metros cuadrados extra sobre los 400 existentes. Frustrado ese negocio, la Villa continuó abandonada hasta el 2003, cuando comenzó la restauración.

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