SOCIEDAD › LOS FAMILIARES DE LAS DOS ESTUDIANTES FRANCESAS ASESINADAS EN SALTA DECLARARON ANTE EL TRIBUNAL
En la primera jornada del juicio oral contra los tres acusados por abuso sexual y homicidio de las dos jóvenes, en 2011, conmovieron los relatos de los padres y hermanos de las jóvenes. Un imputado se declaró inocente.
› Por Carlos Rodríguez
Amor, dolor, equilibrio, poesía. Todo eso tuvo la intervención de los familiares de Cassandre Bouvier (29) y Houria Moumni (22) en la apertura del juicio oral que se realiza en Salta y en el que son juzgados tres hombres como autores materiales del abuso sexual seguido de muerte del que fueron víctimas en 2011 las dos estudiantes francesas. Desde el comienzo, cuando dijo que el nombre de su hija había sido tomado de la “Oda a Cassandre”, escrita en el siglo XVI por el poeta renacentista francés Pierre Ronsard, el testimonio de Jean-Michel Bouvier conmovió al público presente en la sala, al fiscal, a los jueces, a los querellantes y a los defensores de los imputados. Leyendo cartas y poemas que le enviaron amigos y profesores de Ca-ssandre luego de su muerte, el padre de la víctima la definió como “un diamante puro” que tenía “fascinación” por la historia y el lenguaje de América latina y de manera especial por Argentina. “Mañana (por hoy), mi bella y bien amada Cassandre hubiera cumplido 32 años”, recordó Bouvier en su pedido de justicia para su hija y para Houria, nombre que, en marroquí, significa “Libertad”. Bouvier dijo que confiaba en el tribunal y que sabía que “el pueblo de la ciudad de Salta también está pidiendo que se haga justicia”.
Antes del testimonio de los familiares de las víctimas, se leyó el texto de la acusación contra los tres procesados por “robo, abuso sexual y doble homicidio calificado”, Gustavo Orlando Lasi, Daniel Octavio Vilte y Santos Clemente Vera, y contra los imputados por “encubrimiento calificado”, Omar Darío Ramos y Antonio Eduardo Sandoval, que, a diferencia de los tres primeros, llegaron al juicio en libertad.
Cuando el tribunal dio a los acusados la posibilidad de hacer su alegato defensivo, el único que aceptó hablar fue Vilte, quien sostuvo que no tiene “nada que ver con estos crímenes” y que está en el banquillo por la declaración que hizo Lasi, a quien calificó de “mentiroso e infeliz”. En su primera declaración en la etapa de instrucción, Lasi admitió que estuvo en la Quebrada de San Lorenzo cuando ocurrieron los hechos, en la tarde-noche del 15 de julio de 2011, pero adjudicó toda la responsabilidad a Vera y a Vilte, quien ayer aseguró, además, que fue “golpeado y picaneado por la brigada” de la policía para obligarlo a confesar “algo que no hice”.
Aunque Lasi aseguró, en esa declaración que sirvió para avanzar en la investigación, que él no había participado ni en las violaciones ni en el doble crimen, hay pruebas contundentes en su contra. En un primer análisis de ADN con muestras tomadas del cuerpo de las víctimas, se constató que Vera había participado en la violación de al menos una de las víctimas, mientras que un estudio posterior confirmó que el propio Lasi abusó sexualmente tanto de Cassandre como de Houria. Ante la evidencia, Lasi sólo se hizo cargo del abuso sexual contra Houria.
En cambio, no se hallaron huellas genéticas de Vilte, quien ahora trata de despegarse del hecho afirmando que nunca estuvo en la escena del crimen y que ese día hizo trámites con su mujer y luego se quedó en su casa con uno de sus hijos. Está imputado porque estuvo tratando de vender, después de lo ocurrido, una escopeta calibre 22 que podría ser la utilizada para matar a las dos estudiantes; porque al principio había dado otra versión sobre lo que hizo el 15 de julio de 2011 (fue desmentido en la causa por su propia esposa); porque una mujer llamada Paula Andrea Celeste Gutiérrez confirmó que andaba ofreciendo el arma en venta y porque “hace diez años” ella lo había sorprendido “cuando estaba violando a un menor”.
Vilte, para justificar su afirmación de que Lasi es “un mentiroso”, afirmó que tuvieron una reunión circunstancial, en una celda de la Unidad Penitenciaria 1, donde ambos están presos. “El (por Lasi) reconoció que lo habían presionado los hombres de la brigada de policía para que me incriminara.” El imputado consideró que al señalarlo a él “está tapando a alguien”. Según Vilte, ese encuentro fugaz se produjo en el interior de la celda número cuatro de la Unidad 1, en presencia de otros dos detenidos, de apellidos Ochoa y Rodríguez. Vilte insistió en que antes de los hechos no tenía trato alguno ni con Vera ni con Lasi. Sobre los apremios ilegales que dice haber sufrido cuando fue detenido, la defensa de Vilte pidió que se notifique a las partes en este juicio sobre lo investigado en una causa paralela que se abrió a partir de la denuncia de su representado.
Después de un cuarto intermedio, la primera en declarar como testigo fue Helene Kotac, la madre de Cassandre. La mujer leyó en francés, con la asistencia de una traductora, un texto donde expresó su pesar por la muerte “de una hija que sólo tenía 29 años, que tenía fe en su futuro, y que llegó a Salta para conocer más a fondo esta naturaleza que tanto amaba”. Agregó que la víctima tenía “un novio español que ya había presentado a sus amigos y le había contado a su hermana menor su proyecto de tener hijos”. Para dar testimonio de esos planes que quedaron truncos, recordó que “en Guatemala, un país al que ella quería mucho, había comprado unos escarpines de bebé tejidos por descendientes de los mayas”. Concluyó que su hija será para ellos “una eterna mujer joven, igual que Houria, cuyo nombre en árabe significa Libertad”. La mujer, vestida de negro, se levantó de la silla en la que estaba y repitió dos veces, subiendo el tono de voz: “Liberté, liberté”.
Después declararon el padre de Houria, llamado Lahoucine Moumni, y su madre, Zohra Moumni. Los dos, al igual que Houria, nacieron en Marruecos y tienen la ciudadanía francesa. El papá dijo que a su hija “le gustaba mucho América latina, su lenguaje y su gente, tanto que había hecho trámites para hacer acá una pasantía de seis meses”.
Los últimos testimonios de la primera jornada fueron los de Alienor Marianne y Jean-Michel Bouvier, hermana y padre de Ca-ssandre. La hermana recordó que el último mail que recibieron lo envió de un pequeño hotel del barrio porteño de Almagro y luego lamentó que “los hombres se olviden de la inocencia que tuvieron en la juventud”, en un mensaje contra la violencia de género, dirigido a los imputados. El padre, en el cierre de esta primera audiencia, sostuvo que Cassandre “amaba a los pueblos de América latina porque odiaba la injusticia y su consecuencia: la pobreza”.
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