SOCIEDAD › EN LA U9, CUATRO PRESOS ESCAPARON DOBLANDO REJAS Y TREPANDO UN MURO, SEGúN EL SPB
Tres de los internos fueron recapturados. El prófugo participó como campana en el asalto que derivó en el crimen del ingeniero Barrenechea, en San Isidro, en 2008. La explicación oficial es que doblaron tres rejas y treparon un muro.
› Por Horacio Cecchi
Uno de los condenados por el crimen del ingeniero Ricardo Barrenechea, cometido en octubre de 2008 en Acassuso, se fugó de la Unidad 9 de La Plata. Se trata de Daniel Orlando Danese Benítez (23), quien en 2011 fue condenado a 38 años de prisión por ese caso y otras diez causas penales. Hasta ahí datos provistos por fuentes judiciales y policiales, según señalan los cables de las agencias de noticias. La información penitenciaria hace base en la peligrosidad del prófugo, pero no se extiende sobre la fuga: sólo dice que “dobló las rejas” y con “una soga se descolgó por el muro perimetral”, de casi seis metros de altura. Tan fácil como eso.
Desde el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 4 de San Isidro, que tenía a su disposición al detenido, informaron que la fuga se produjo entre las 4 y las 6 de la mañana. Junto con Danese escaparon otros tres detenidos. “Los presos treparon mediante una soga hecha con sábanas y se descolgaron cerca de 9 y 76”, dijeron a los medios platenses las autoridades penitenciarias. Los tres fueron recapturados en las inmediaciones de la cárcel, ubicada en calle 76 entre 9 y 11 de esa ciudad.
En cambio, Danese, paradójicamente el del crimen más sonado, logró fugar y hasta anoche no habían dado con él, mientras seguramente estaría caminando por las calles o se habría ocultado también seguramente en algún rincón muy próximo a cualquier centro comercial, escuela o barrio residencial. Esta nota carece de posibilidades de determinar su peligrosidad a futuro. Mientras, un cerrojo policial de efectividad con delay lo rastreaba en los alrededores del penal. En el cerrojo participaron policías de la Comisaría 8ª de la Plata, la Distrital y la Dirección de Inteligencia del SPB.
Por la fuga, el SPB inició un sumario administrativo para deslindar la responsabilidad del personal, aunque por el momento resulta más previsible que recapturen a Danese que un resultado positivo (negativo si se trata de los responsables) en alguna causa administrativa abierta por fugas o que al menos haya sido difundida.
En cambio, la fuga de Danese se repartió generosamente en los medios con escasa información sobre el penal y con excesiva data sobre el personaje en fuga. Así, se sostuvo que Danese fue uno de los cuatro hombres condenados por el homicidio de Barrenechea. Como era el único mayor –tenía 18 años en 2008– que integraba la “Banda de Kitu” –denominada así por el apodo de uno de ellos–, fue juzgado por separado en el TOC Nº 4 de San Isidro, en 2011. Danese participó en el asalto que derivó en crimen como campana.
La U9, ubicada a un borde de la zona céntrica platense, en 76 entre 9 y 11, fue centro de detención de militantes políticos durante la dictadura. Parte de la información de los juicios de la verdad está basada en testimonios de ex detenidos en la U9 que funcionó como centro de torturas y detención en los conocidos como pabellones de la muerte, y permitió la apertura de lo que se conoció como Juicio de la U9.
En los que fueron los pabellones de la muerte funciona ahora un área del Centro Universitario. Precisamente, en diciembre pasado, los estudiantes del CU difundieron una denuncia contra el SPB y su tratamiento en la U9 que no fue difundida de la misma manera que la fuga de Danese, pese a que encontrarse alojado allí dentro implica un registro de inseguridad 24 por 24. “A los métodos de tortura más difundidos durante la dictadura (submarino seco y húmedo, golpizas, picana eléctrica) –señaló el comunicado firmado el 21 de diciembre del año pasado– se agregan otros no menos gravosos (duchas o manguerazos de agua fría, bastonazos en las plantas de los pies, aislamiento absoluto por varios meses, traslados constantes, etc.).”
El texto daba cuenta de los problemas por los que pasan los detenidos del SPB en toda la provincia y en especial en la U9, carta dirigida a los tres poderes de la provincia, con resultado incierto. En el escrito sostenían que “la Provincia destina 6809 pesos mensuales por cada persona detenida. Con este monto debe brindar seguridad, alimentación, medicamentos, elementos de higiene y limpieza”. El texto agrega que “gran parte de estas sumas se pierden en los circuitos de corrupción que están ligados a las inhumanas condiciones de detención y a las torturas que padecen los detenidos. El robo de alimentos, medicación, útiles de limpieza, etc., provoca el padecimiento de hambre, nula higiene y desatención médica de los detenidos. Para sostener estas condiciones se apela a la violencia institucional tendiente a callar los reclamos y denuncias de los detenidos”.
En base a esta información podría deducirse, siempre en condicional, que fugar de ese estado de situación debería considerarse más que una falta, un derecho. Por más peligrosidad futura, y por lo tanto incierta, que se le pueda endilgar a un detenido, el sistema carcelario demuestra su potente e inhumana inseguridad presente.
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