Lun 15.12.2003

SOCIEDAD  › AGRONOMIA PIDIO AVAL A LA LEGISLATURA PARA LEVANTAR MAS AULAS

Un espacio verde para la polémica

La UBA planea seguir construyendo el Centro Universitario Paternal en un predio que ahora es un parque de acceso al público. El proyecto ya había generado el rechazo vecinal.

› Por Eduardo Videla

El rector de la UBA, Guillermo Jaim Etcheverry, planea seguir construyendo en los espacios verdes del barrio de Agronomía. Así se desprende de la solicitud que el titular de esa casa de estudios formuló a la Legislatura porteña para que se modifique la categoría Urbanización Parque (UP) para el predio de más de 30 hectáreas que ocupan dos facultades, por la de Equipamiento Especial (E4), lo que permitiría continuar con la construcción del Centro Universitario Paternal, un conjunto de edificios destinados a aulas cuya ejecución es rechazada por vecinos del barrio. La UBA ya construyó durante la gestión de Oscar Shuberoff dos módulos para alumnos que no cursan Agronomía o Veterinaria –carreras que tienen su sede en ese predio– sino materias del Ciclo Básico Común (CBC).
A través de una nota dirigida a la presidencia de la Legislatura el 4 de septiembre último, Jaim Etcheverry argumentó que la actual zonificación del predio “desconoce los antecedentes de dominio de los terrenos y contraría los fines educativos de esta institución universitaria”. En su pedido, el rector de la UBA sostiene que la zonificación UP “es errónea” dado que los terrenos le fueron cedidos a la Universidad en 1963 por el Estado nacional para “fines académicos, docentes y de investigación”. Por ese motivo, solicita que se equipare la situación del predio de Agronomía con el de la Ciudad Universitaria, donde la norma autoriza la construcción de edificios destinados a la enseñanza.
La UBA comenzó a construir en Agronomía mucho antes de pedir esta autorización: en 1997, el entonces rector Shuberoff dispuso la edificación de un módulo de dos plantas destinado a alumnos del CBC, sin siquiera solicitar autorización a las autoridades de la ciudad en materia de construcción, la Dirección de Obras y Catastro. Hubo intimaciones del gobierno porteño que la UBA desconoció, por entender que se trata de terrenos nacionales. La queja más airada correspondió a los vecinos de Agronomía, que realizaron varias presentaciones judiciales para frenar la obra: aunque la Justicia les dio la razón, el fallo –de septiembre de 2000– llegó cuando el segundo módulo estaba terminado.
La nota presentada por Jaim Etcheverry en la Legislatura no fue lo único que volvió a despertar la indignación de los vecinos: las obras continúan, esta vez, con la construcción del Hospital de Pequeños Animales, en un predio sobre la avenida San Martín, el levantamiento de un muro perimetral, sobre la misma avenida, en reemplazo del actual cerco con alambrado y vegetación y algunas construcciones destinadas a comercios.
“Este es un parque histórico, que ha sido utilizado como espacio verde por nuestros padres y nuestros abuelos, y que hoy sigue siendo visitado, especialmente los fines de semana, por miles de vecinos”, dice a Página/12 María del Carmen Martínez, una de las vecinas que motoriza la protesta. Es que el predio –considerado el tercer pulmón verde de la ciudad– además de ser la sede de las facultades de Agronomía y de Ciencias Veterinarias, es un paseo de uso público, con acceso libre por la esquina de San Martín y Zamudio y por la Avenida de los Constituyentes.
Los vecinos se quejan porque las construcciones “han restado superficie a los espacios verdes e, incluso, han obligado a eliminar árboles añosos”. Y también porque la obra se realizó sin un estudio serio de impacto ambiental. “Ahora, los días de semana a la noche la zona está saturada por la circulación de vehículos, que no tienen espacio para estacionar”, argumentan. Organizados en la Red de Defensa de los Espacios Verdes Públicos denuncian que las obras provocan “un daño irreparable al medio ambiente”.
“Si hay decenas de edificios abandonados en la ciudad, ¿por qué la Universidad tiene que talar árboles añosos para hacer nuevas construcciones?”, se pregunta Martínez. La misma pregunta se planteó en la Legislatura, cuando la diputada Juliana Marino propuso resolver el conflicto mediante la cesión, por parte de la Ciudad, de un predio o un edificio en el sur de la ciudad, propuesta que fue rechazada por el entonces rector Shuberoff.
Los vecinos también protestan por la existencia en el lugar de numerosos comercios que no están habilitados por el gobierno porteño: “Desde bares y buffets hasta librerías y viveros”, apuntó la vecina.
El predio en cuestión está delimitado por las avenidas De los Constituyentes, Beiró, San Martín y Chorroarín. Allí no sólo están las facultades de Agronomía y Ciencias Veterinarias: también funcionan el Club Arquitectura y el Servicio Meteorológico Nacional.
El predio fue zonificado como Urbanización Parque con la sanción del Código de Planeamiento de la Ciudad, en 1977. Esa categoría fue ratificada por la Legislatura porteña, con la sanción del Código de Planeamiento Urbano. Según ese texto, los distritos UP “corresponden a zonas destinadas a espacios verdes o parquizados de uso público”. Por lo cual, para realizar una nueva construcción, los propietarios –en este caso, la UBA– deberían formular un pedido de excepción ante la Legislatura. En cambio, la zonificación E4 se refiere a “grandes equipamientos de escala urbana” y permitiría edificar nuevas instalaciones.
“El pedido que hace Jaim Etcheverry implica un reconocimiento acerca de la ilegalidad de las construcciones realizadas hasta el momento”, apuntó Martínez. Página/12 intentó consultar al rector pero quien actuó como vocero fue el decano de Agronomía, Fernando Vilella, quien argumentó que el pedido de Jaim es “más que nada una reivindicación histórica” (ver recuadro). Descartó que la UBA tenga previsto construir nuevos módulos pero admitió que su facultad sí va a edificar un nuevo sector. También reconoció que, con el cambio de zonificación, futuras gestiones de la UBA podrían ampliar las edificaciones en el lugar. “No sé por qué se oponen al crecimiento de una universidad pública”, replicó Vilella.
Por su parte, Juliana Marino –hoy diputada nacional– reclamó “que la UBA, como parte de la ciudad, no se desentienda de sus problemas ambientales”. “La Universidad no es un territorio liberado –agregó– y ser propietaria de esos terrenos no la exime de cumplir las normas de la ciudad.”

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