SOCIEDAD › CONDENAN A UNA PAREJA POR INSCRIBIR A UN BEBE COMO PROPIO HACE 14 AÑOS Y ORDENAN REVINCULAR AL CHICO CON LA MADRE BIOLOGICA
Un matrimonio anotó como suyo a un bebé cuya madre biológica se lo entregó. Pero a los dos años la joven empezó a reclamarlo. La causa se estiró por años. Ahora el chico ya tiene 14. Esta semana, un tribunal condenó a la pareja y ordenó revincular al ahora adolescente con su mamá.
› Por Mariana Carbajal
Un matrimonio de la localidad entrerriana de Basavilbaso fue condenado por haber inscripto como propio a un bebé que, en realidad, era hijo de una adolescente, que viene reclamando su restitución desde hace 12 años. La pareja recibió una pena leve, de cumplimiento condicional, solo por el delito de alteración de identidad. El fallo fue dictado por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Paraná, que los absolvió de la acusación de sustracción de menor, aunque al mismo tiempo ordenó la revinculación del ahora adolescente –ya tiene 14 años– con la madre biológica, con quien nunca tuvo contacto desde el parto. La Justicia provincial, que tramitó en primer término la causa, “traspapeló” y perdió durante seis años el expediente. Por un caso similar, donde la Justicia provincial de Entre Ríos avaló una adopción irregular a pesar de que el padre de la criatura pedía su restitución, la Argentina fue condenada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2012, en la causa conocida como “Fornerón”, en referencia al apellido del padre, Leonardo Fornerón, de la localidad de Rosario del Tala, quien desde entonces lleva adelante un proceso de revinculación con su hija, actualmente adolescente, que se torna arduo y difícil por la mala disposición de los padres de crianza para allanar la relación entre ambos (ver aparte).
Es el segundo caso de una inscripción irregular de un bebé que le toca intervenir al mismo tribunal. En 1999, en una resolución inédita, convalidó la compra de una beba por parte de una psicoanalista argentina que vivía hacía más de dos décadas en Nueva York y que había viajado especialmente al país para adquirir a la niña, por la que pagó un monto de dinero a un médico de una localidad de Entre Ríos, y la anotó como propia. Una de las juezas que formaba parte de aquel tribunal, Lidia Carnelo, presidió el cuerpo en este nuevo hecho. Pero a diferencia del caso anterior, donde la madre biológica no reclamaba a la criatura, aquí sí hay una joven que denunció la situación y desde hace años busca volver a ver al niño, que apenas tuvo en brazos un par de días tras darlo a luz, el 26 de abril de 2002, en el Hospital Sagrado Corazón de Jesús, de la localidad de Basavilbaso, ubicada a 65 kilómetros de Concepción del Uruguay.
El fiscal federal José Ignacio Candioti, que intervino en el juicio oral, se mostró conforme con la sentencia, a pesar de que el tribunal no tuvo en cuenta la acusación de sustracción de menor que había reclamado en su alegato, en concurso real con el delito de alteración de identidad: el fiscal pidió una condena de 6 años para el marido, Pedro V. y de 5 años, para su esposa, Claudia E. Finalmente, fueron condenados a 3 y 2 años, respectivamente, de cumplimiento condicional. Candioti destacó, en diálogo con Página/12, que el tribunal ordenó la revinculación entre el niño y la madre biológica, Andrea Quevedo, un aspecto importante que incluyó en su alegato, aunque parece difícil recuperar los años que se perdieron en la relación entre ambos en la maraña judicial. La mujer, además, vive en el conurbano y el adolescente, en Basabilvaso.
La pareja, que no podía tener hijos biológicos, estuvo representada legalmente por un conocido abogado de Concepción del Uruguay, José Ostolaza. El tribunal ordenó a la prensa no revelar los apellidos de los condenados para proteger la identidad del chico.
El juicio comenzó el jueves 18 de febrero y se extendió dos jornadas más. El martes se anunció la sentencia y la semana próxima se darán a conocer los fundamentos.
Andrea Quevedo contó en el juicio que quedó embarazada cuando tenía 16 años, que se encontraba en situación de gran vulnerabilidad social, en la ciudad de Buenos Aires. Se había ido de la casa materna porque su padrastro la abusaba. En esas circunstancias quedó embarazada y conoció a la pareja, que le ofreció llevarla a Basavilbaso, donde vivía el padre de Pedro V. y podían cuidarla durante la gestación. Dijo que dio a luz y luego la pareja le quitó el niño, que el hombre lo anotó como propio en el Registro Civil. Se volvió a Buenos Aires y un novio que conoció dos años después la impulsó a realizar la denuncia en 2004 en un juzgado porteño, pero luego la causa pasó a los tribunales entrerrianos e inexplicablemente quedó traspapelada en el juzgado a cargo de Mariano Martínez, en Concepción del Uruguay. Recién cobró impulso en el año 2010, a instancias de la propia joven. La mujer formó una familia. Su marido, con quien vive actualmente en el conurbano bonaerense, trabaja y ella se dedica a la crianza de sus otros hijos, el menor de alrededor de un año, la acompañó durante el debate oral.
La versión que contó Pedro V. es bien distinta: dice que conoció a la adolescente en un boliche del barrio porteño de Constitución, en un momento en que estaba atravesando una crisis de pareja con Claudia E, que no supo en ese momento que era menor de edad y que unos meses después la adolescente le dijo que estaba esperando un hijo suyo. Andrea, en cambio, siempre negó el vínculo biológico del niño con Pedro V. Luego, en 2010, cuando la pareja fue detenida, un estudio de ADN le dio la razón a la joven. Pero la defensa del matrimonio exhibió en el juicio una carta firmada por ella, años atrás, que avalaba la entrega del bebé. El fiscal alegó que ese consentimiento estaba viciado por la vulnerabilidad social en la que se encontraba en aquel momento la adolescente.
El niño fue inscripto el 2 de mayo en el Registro Civil de Basavilbaso, como hijo de Pedro V. y Andrea Quevedo. Al día siguiente, la pareja y el bebé partieron nuevamente hacia Buenos Aires, según el relato de Andrea, y ella se quedó unos días más en la casa del padre del hombre. Desde entonces no ha vuelto a ver a su hijo. Claudia E, dijo en su declaración ante el tribunal que “el nene siempre supo, desde los 3 años, que no era su mamá”. En otro tramo de su declaración indagatoria dijo que la madre biológica “nunca se contactó con nosotros ni con el nene; yo siempre le dije a mi hijo que si ella quería contactarse con él, sabría cómo hacerlo”.
El tribunal estuvo conformado por los jueces Carnero, Roberto López Arango y Noemí Berros. Ahora comenzará el camino de la revinculación, que por el tiempo transcurrido, la edad del niño y la distancia geográfica que los separa, podría resultar compleja.
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