SOCIEDAD › ESPACIOS DE CONTENCIóN SOCIAL AMENAZADOS POR LAS NUEVAS BOLETAS
El aumento de gas, luz y agua puso en peligro la subsistencia de esos lugares. Ayer, el gobierno nacional prometió incorporarlos a la tarifa social, pero los clubes denuncian que por los requisitos pedidos solo un mínimo porcentaje estaría incluido.
Luego de que se conociera la alarmante situación de los clubes de barrios tras la suba de las tarifas –que en algunos casos se multiplicó por cinco, el gobierno nacional anunció ayer que en el término de 15 o 20 días estos espacios tendrán los servicios subsidiados. Sin embargo, los clubes aseguran que las exigencias para ser incluidos en este grupo son muy altas, por lo que solo podrá acceder una minoría de los clubes afectados. Mientras tanto, legisladores y comuneros porteños presentaron distintas iniciativas para resolver el conflicto. “Así como fueron rápidos los tarifazos indiscriminados, esperamos que la Legislatura porteña pueda tratar estos proyectos con celeridad”, consideró Carlos Tomada, del Frente para la Victoria. El bloque encabezado por el diputado presentó cinco proyectos que protegen a clubes de barrio y a otras entidades de los aumentos.
“Cuando un chico entra a un club sale de la calle. Nadie puede dudar de que su rol es fundamental en los barrios, por eso nos preocupa su supervivencia”, resumió a Página/12 Susana Borda, presidente de la Sociedad de Fomento Agronomía y Biblioteca El Resplandor (Club Saber). “El club acompañó todos los vaivenes económicos, políticos y sociales”, contó Borda acerca de la institución con 90 años de historia. Fundado por un grupo de amigos alrededor de la biblioteca El resplandor, Saber es hoy centro de la actividad cultural, deportiva y social de Parque Chas. “Aquí se dictan talleres literarios, de historia y apoyo escolar gratuito para los chicos del barrio, además de clases de patín, fútbol y otros deportes”, agregó la presidenta del club. A pesar de tratarse de una institución histórica con cierta infraestructura, el impacto del aumento de las tarifas fue notable para la entidad, que de un promedio de 650 pesos por cada factura bimestral de luz pasó a pagar 1600 por mes. Por ese motivo, como muchos otros clubes, Saber exige la reglamentación de la Ley 27.218, que prevé un régimen tarifario específico para las entidades de bien público.
De la última crisis que afectó al club –y al país– Borda recuerda que los socios dejaron de ir y que la mayor convocatoria era los domingos, cuando se hacía el Club del trueque. Años más tarde, el club de la comuna 15 volvió a funcionar con actividades desde la mañana hasta la noche. Hoy, entre socios y no socios, recibe a unas 600 personas por día. “El rol de un club en la vida de un barrio es fundamental, ¿quién puede dudar que se trata de una entidad de bien público?”, cuestionó la presidenta del centro deportivo, cultural y social.
El impacto de la suba de tarifas es aún más conflictivo para los clubes jóvenes. En Flores Sur, comuna 7 (que incluye al barrio de Flores, la Villa 1-11-14 y Parque Chacabuco), 250 personas practican deportes y otras 80 participan de un programa de contención social. El club nació en 2009 como una alternativa para generar un espacio común a los vecinos de toda la comuna en un terreno abandonado bajo la autopista. “Tenemos chicos y chicas de todas las edades, también grupos de adultos con trayectorias familiares muy distintas, que es lo más interesante de lo que hacemos”, contó a este medio Ariel Palombi, presidente del club. Según informó Palombi, las subas dejaron los números de Flores Sur en rojo: la factura de luz ascendió de 2000 a 4300 pesos; la de agua de 1600 a cerca de 8000 y hay expectativa por conocer la cifra de la próxima factura de gas. “Con suerte, un mes llegás a pagarla, pero ya está corriendo la siguiente y a mediano plazo se hace insostenible”, explicó.
Para Palombi, lo que está en juego en este nuevo escenario no es la supervivencia de espacios donde se practican deportes, sino un modelo de institución, que obliga a los clubes a convertirse en gimnasios con altas cuotas mensuales o espacios que son inviables desde lo económico. “La situación te pone en una encrucijada, porque si trasladás la suba a los bonos corrés el riesgo de dejar gente afuera, y ese no es el club que pensamos cuando lo fundamos”, sostuvo Palombi. Los mecanismos para sostener Flores Sur son variados. “Abrimos una cantina, vendemos rifas, cosas que suman pero no alcanzan. Creemos que el camino puede ser asociarnos con otros clubes, pero es una discusión pendiente”, agregó. Dentro del deporte, consideró el referente del club, “se generó una renovación importante, de clubes abandonados que se recuperaron y otros nuevos que se formaron, es un proceso muy lindo que sería una lástima coartar”.
Veinte clubes de la comuna 7 acercaron su reclamo a la Dirección de Clubes de la Defensoría del Pueblo. “Estamos trabajando junto a Felisa Marinaro y Eusebio Wanca, comuneros del Frente para la Victoria, para evitar algo que sería muy peligroso para nuestro barrio, que es el cierre de los clubes”, dijo a este diario Alejandro Caracciolo, comunero de ECO. Para Caracciolo “se trata simplemente de reglamentar y hacer cumplir una ley, así que esperamos funcionar como punta de lanza y que otras comunas se sumen a la iniciativa”. “No se puede permanecer indiferente a esta situación que deja al borde de la quiebra tantos espacios de contención”, agregó.
De la reunión también participó Fabio Espinal, del Club Daom de Bajo Flores, que contó que “la situación financiera del club era complicada”, pero esto “directamente nos liquida”. Daom tiene alrededores de 600 socios: con los precios de las nuevas tarifas debería tener 1500 para sostenerse. El club, que comenzó como parte de Ferrocarriles y luego pasó a manos del municipio, se privatizó en los 90. Hoy funciona como predio privado para distintas actividades deportivas y a través de convenios participa de cinco programas de inclusión social. Jorge Jofré, presidente del club, explicó que Daom espera que el gobierno “vea cómo ayudar a las instituciones deportivas y sociales en el corto plazo, porque una vez que se cierra un club, no hay vuelta atrás”.
Esta semana, en la Legislatura, el bloque del FpV presentó cinco proyectos para ayudar a cada uno de los sectores más afectados por la suba de las tarifas: además de clubes de barrio se contemplaron centros de jubilados y pensionados, cooperativas y fábricas recuperadas, establecimientos culturales y medios comunitarios.
Días atrás, la legisladora Silvia Gottero, del mismo bloque, se reunió con representantes de clubes de barrio para avanzar en un proyecto de ley que insta al Gobierno de la Ciudad a otorgar a estas instituciones una ayuda económica mensual para paliar el incremento del monto del servicio hasta que se implemente su acceso al régimen de tarifa social. “Al no encontrar una solución, los establecimientos se están viendo obligados a dejar de brindar algunas actividades luego de las 18 horas y, además, temen ante la posibilidad de tener que aumentar las cuotas sociales, porque esto provocaría que niños y adolescentes dejen de practicar deportes y abandonen esos lugares de pertenencia que funcionan como ámbitos de contención”, aseguró la legisladora que integra la Comisión de Turismo y Deportes y el Consejo Asesor del Deporte de la Ciudad.
Por su parte, la defensora adjunta María América González explicó que la Defensoría del Pueblo “se encuentra trabajando para amparar a los más afectados” por la suba en la tarifas. “No podemos pensar que un enunciado taxativo puede cubrir todas las problemáticas de la tarifa social”, manifestó. La defensora adjunta también contó que el Consejo social del Ministerio de Desarrollo Social ya avaló su pedido, pero que la inclusión de este sector en la tarifa social ahora depende del Ministerio de Energía.
Informe: Paz Azcárate.
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