Mar 07.06.2016

SOCIEDAD  › EL ADN DE UN TAXISTA EN EL CRIMEN DE LA ESTUDIANTE DE PUERTO MADRYN

El 99,99 por ciento de certeza

El ADN del taxista detenido por el femicidio de Diana Rojas, en Puerto Madryn, fue detectado en la escena del crimen. Fue hallado debajo de las uñas, la ropa, el pelo y la cartera de la joven.

El perfil genético del taxista Dante Donnini, imputado por el femicidio de la estudiante de abogacía Diana Rojas, fue hallado “debajo de las uñas, en la ropa, el pelo y la cartera” de la víctima, confirmó ayer la Fiscalía de Puerto Madryn, Chubut. El estudio confirmó que el patrón genético hallado en el cuerpo de la joven coincide “en un 99,99 por ciento con el ADN de Dante Donnini”, de 50 años, quien fue detenido

el 20 de mayo pasado, tres días después del crimen. La información oficial señaló, además, que “los peritos confirmaron el hallazgo de semen del imputado en el trapo rejilla que utilizaba en el taxi”.

El análisis de ADN fue realizado por el laboratorio de Genética Forense del Centro Nacional Patagónico (Cenpat-Conicet) que dirigen Néstor Basso y Liza Martinazzo. La información fue brindada por la Fiscalía de Puerto Madryn ayer al mediodía y ampliada por la tarde en una conferencia de prensa realizada en la sede del Ministerio Público Fiscal, de la que participaron los fiscales Daniel Báez y Jorge Bugueño, acompañados por el abogado de la familia, Carlos Villada.

Los fiscales precisaron que “además de en las uñas de Diana Rojas, hallaron ADN de Donnini en las extensiones de pelo, en el saco y en la cartera de la joven entrerriana que estudiaba en Madryn”. El fiscal Daniel Báez sostuvo que están “satisfechos” con el trabajo realizado y que “había sido puesto en duda”. Agregó al respecto que “las pruebas genéticas confirman que a la hora de investigar estábamos por el buen camino”. El mensaje de Báez fue una respuesta a la difusión, a través de las redes sociales, de un número importante de comentarios sobre la supuesta inocencia del taxista detenido, a quien muchos pobladores de Madryn consideraban “un perejil” imputado sin pruebas.

Diana Rojas, de 25 años, desde hacía un par de años había llegado a Puerto Madryn, procedente de Entre Ríos, para seguir la carrera de Derecho en la universidad local. El femicidio ocurrió el 17 de mayo y el cuerpo fue encontrado por dos jóvenes que circulaban en bicicleta por un descampado cercano a la ruta provincial 1, al sur de Madryn. El cadáver presentaba 13 heridas punzo cortantes, seis de ellas graves y una mortal a la altura del cuello. Aunque no hallaron signos concretos de violación, todo indica que fue un intento de abuso sexual que no se concretó por la resistencia que ofreció la joven. El resultado de los estudios de ADN confirman que el taxista “estuvo en el lugar del hecho”.

La investigación, al principio, comprobó que a la víctima le habían robado el celular y la billetera, motivo por el cual el caso había sido caratulado como “homicidio en ocasión de robo”. Una de las pistas que llevó a Donnini fue el hallazgo del celular robado, que había sido vendido por el imputado a otro taxista que lo entregó a la policía. En el aparato había quedado registrado un llamado que hizo la víctima para pedir un taxi. Eso llevó a Donnini, cuyo automóvil fue secuestrado.

La inspección ocular del vehículo determinó que había manchas de sangre en el asiento trasero que habían sido lavadas, sin lograr eliminarlas totalmente. Luego se constató la presencia de “lesiones en el señor Donnini a través del médico forense, que establecen que las laceraciones halladas son compatibles con mecanismos de defensa (de la víctima) y hace referencia a la existencia de rasguños humanos”.

Al ser interrogado, el taxista brindó una declaración confusa sobre el viaje que hizo Rojas, al tiempo que no pudo explicar bien qué hizo entre las 10.30 y las 12.20 del día del crimen. El acusado le dijo al juez de la causa, Marcelo Orlando, que esa mañana trasladó a la víctima hasta la esquina de Lewis Jones y Alvear, de Puerto Madryn, y que allí la dejó para luego continuar con su rutina, pero no pudo precisar cuántos viajes más realizó ni a quienes llevó.

En la remisería quedó registrado que a las 11.30 pidió un “cese de servicio” supuestamente para llevar el vehículo al taller y que a las 12.39 le envió a un compañero suyo, de apellido Gónzález, una foto del celular de la víctima ofreciéndoselo en venta. Ese taxista declaró como testigo y sostuvo que Donnini le pidió que le borrase la memoria porque era “un celular sucio” que se lo había vendido a él “un pibe chorro”.

Los investigadores determinaron, a través de una serie de mensajes vía WhatsApp que mantuvo la víctima con un amigo, que ese martes a las 10.30 la joven había pedido un taxi para que la llevara a un Correo Argentino, supuestamente a cobrar un giro. Los fiscales dijeron que está confirmado “la llamada al taxi por parte de la víctima, que el taxista acude al lugar y que luego se pierde todo rastro de la víctima”. En la autopsia se señaló que la muerte de la joven se produjo cerca del mediodía, poco después de subir al taxi de Donnini.

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