Sáb 03.04.2004

SOCIEDAD

Las cinco líneas de subte quedaron totalmente paralizadas por un paro

La medida sorprendió a los pasajeros y hubo incidentes. Fue dispuesta por delegados opuestos a la conducción gremial por la decisión de Metrovías de instalar expendedoras de boletos.

Las cinco líneas de subte y el Premetro quedaron ayer a la tarde totalmente paralizadas, a partir de un paro decretado por un sector gremial opuesto a la conducción de la Unión Tranviarios Automotor, en rechazo a la decisión de Metrovías –con el visto bueno de la UTA– de incorporar máquinas expendedoras de boletos. La medida de fuerza provocó incidentes entre los frustrados pasajeros, al punto que uno de ellos rompió a patadas las ventanillas de las boleterías de la estación Carlos Pellegrini.
Sin embargo, muchos de los que pretendían viajar no estaban en desacuerdo con el paro, sino con la falta de “preaviso” y la metodología utilizada para la protesta.
La empresa contestó a la protesta con 50 telegramas de despido y de desafuero al personal que adhirió a la medida de fuerza, declarada en todas las líneas de subterráneos a partir de las 16.30. La B fue la última en dejar de funcionar, ya que se mantuvo unos minutos más con personal jerárquico al volante.
El paro no fue acordado por la conducción de UTA. Incluso, el gremio firmó el jueves pasado un acuerdo con la empresa en el Ministerio de Trabajo por el cual Metrovías se comprometió a establecer a partir del próximo 21 de abril una jornada laboral de seis horas, después de demostrar “la insalubridad” que existe en sus ámbitos de trabajo. Sin embargo, un grupo de delegados opositores a la conducción gremial impulsó la medida en rechazo a la incorporación de las máquinas expendedoras de boletos porque, según argumentaron, provocará el despido de empleados. También denunciaron que Metrovías “no realiza el mantenimiento de los trenes, lo que pone en riesgo la vida de quienes viajan y trabajamos en los subtes”.
Como contrapartida, Ricardo Guaraschi, a cargo del sector de subtes en UTA, aseguró que “la empresa se comprometió a no hacer despidos por la instalación de nuevas máquinas expendedoras. Además, acordamos las seis horas sin una reducción salarial y con incremento en la cantidad de trabajadores”.
“El paro proviene de un grupo de delegados que está en desacuerdo con todo lo que hace la UTA por una cuestión política que responde a otro interés que el de los trabajadores. Incluso, hubo gente que no es de la empresa, que caminaba por los túneles de las vías, lo que presionó para que el servicio no pueda ser dado”, manifestó Guaraschi.
Después de los incidentes en la estación Carlos Pellegrini, Metrovías decidió “cerrar” ayer todas las bocas, hasta hoy a las cinco de la madrugada. “Deberían informarnos con antelación al paro para que podamos tomar nuestros propios recaudos”, reclamaban algunos usuarios al interiorizarse de la medida. “Deberían levantar los molinetes para que todos viajemos gratis, porque con sobreproducción la empresa pierde mucho más”, manifestaban otros, molestos por conocer la noticia del paro cuando bajaban a sacar el boleto.
La empresa debió reforzar el personal de seguridad y aumentar la cantidad de policías en algunas estaciones para evitar incidentes. Es que en Carlos Pellegrini, donde confluyen las líneas B, C y D, un usuario de poco más de 30 años rompió a patadas, y con un tacho de basura que arrancó de la pared, los vidrios de las ventanillas de las boleterías. El hombre se quejaba de que había comprado su boleto y no querían devolverle el dinero. Uno de los boleteros debió darle dinero de su propio bolsillo para que el hombre dejara de romper los vidrios y reclamar a gritos. Con la plata en mano, el usuario se fue, pero a la salida de la estación lo estaba esperando un patrullero que lo llevó detenido.
La queja del usuario contagió a otros que también gritaban reclamando el dinero de su boleto. “Todavía no cobré y no tengo más plata para viajar”, expresó uno de ellos. Cristian Bisso, uno de los usuarios que no pudo viajar, sostuvo que le parece “excelente que los trabajadores de Metrovías protesten, pero no con violencia porque los boleteros no tienen la culpa”. Fernando Ricart, por su parte, señaló que “entiendo a los trabajadores, pero deberían abrir el paso a los usuarios porque así perjudican aún más a la compañía”. “Si el paro es para beneficio de los empleados, estoy de acuerdo con la protesta, pero deberían informar mejor para que los que viajamos, lo sepamos de antemano”, enfatizó Sebastián Zapata. “Me parece bien que protesten, pero todos somos trabajadores”, resumió Cecilia, quien diariamente toma la línea para ir a su trabajo.

Informe: Maricel Seeger.

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