SOCIEDAD › POR EL CRIMEN DEL PERIODISTA EN LOS ARCOS DEL SOL
Preventiva para “El Correntino”
A poco más de un mes del crimen del periodista deportivo Martín Esper –ocurrido el 2 de marzo en una disco del complejo Arcos del Sol–, el detenido Rafael Luna, conocido como “El Correntino”, fue procesado con prisión preventiva. La medida fue dictada por el juez Eduardo Daffis Niklison, quien también determinó un embargo de 100.000 pesos para el acusado. En tanto, dos amigas de Luna fueron procesadas por encubrimiento.
En la madrugada de aquel sábado Martín Esper –que el año pasado se había recibido de periodista deportivo en la escuela Deportea– había ido a bailar a la disco Apocalypsis con un grupo de amigos. Cuando salía del lugar, fue apuñalado en el marco de una pelea presuntamente relacionada con una mujer, según indicaron varios testigos que declararon en la causa. De acuerdo con los datos aportados por algunos jóvenes que estuvieron en el lugar aquella noche, se pudo determinar que el presunto asesino vivía en Palermo. Luego de dos allanamientos en departamentos del barrio, la policía secuestró algunos elementos que sirvieron como pruebas, entre ellos dos cuchillas, y también detuvo a Karina Arroyo y Analía Tavella, amigas del sospechoso.
Casi inmediatamente surgió la información de que el responsable del homicidio sería correntino y habría viajado hacia la provincia para escapar. Cuando la policía se trasladó a Paso de los Libres, se supo que Rafael Luna estaba alojado en un hotel de Uruguayana. En la madrugada del 10 de marzo, Luna y un amigo regresaron a Paso de los Libres y fueron detenidos cuando estacionaron su auto –que tenía pedido de captura– en una estación de servicio.
Ahora Luna está procesado por el delito de homicidio simple y con un embargo de 100.000 pesos. Sus dos amigas fueron procesadas por encubrimiento, aunque quedaron en liberad. A Karina Arroyo se le anexa el delito de tenencia de armas de guerra. A pesar de estas tres resoluciones, fuentes judiciales aseguran que aún están prófugos varios integrantes de la Banda de los Gitanos –una patota que frecuentaba el lugar donde ocurrió el asesinato– por lo que la investigación todavía continúa.