SOCIEDAD
› LOS LEGISLADORES PORTEÑOS DEBATEN HOY
SU IMPLEMENTACION OBLIGATORIA EN LAS ESCUELAS
La educación sexual, a un paso del aula
Esta tarde habrá una nueva jornada caliente en la Legislatura. Tras dos meses de consultas, llegan al recinto dos despachos antagónicos: uno promueve la educación sexual en las escuelas; el otro la limita a la familia. Ninguno de los dos consiguió una mayoría clara. La balanza la pueden inclinar los ibarristas.
› Por Mariana Carbajal
Hoy por la tarde llegará finalmente al recinto el debate sobre educación sexual en las escuelas porteñas. El tratamiento se plantea como un Boca-River. A tal punto que la Legislatura será vallada previendo la presencia de grupos violentos. Se enfrentarán dos proyectos con concepciones ideológicas antagónicas: uno –impulsado por kirchneristas y una macrista, acompañado por partidos de izquierda– que considera que establecer los contenidos e impartirla es potestad del Estado y el otro –de los sectores más conservadores con el aval del Arzobispado de Buenos Aires– que la educación sexual se trata de una responsabilidad “originaria y natural” de los padres. Como en un verdadero clásico futbolístico, el resultado es incierto. Anoche los votos estaban parejos. Quedaba la duda sobre qué posición tomarán los ibarristas, que barajaban abstenerse y no apoyar ninguna de las dos iniciativas. “Me sorprende la indefinición del ibarrismo. No expresa el compromiso que debería tener un gobierno progresista con este tema”, se quejó Florencia Polimeni, una de las autoras del proyecto rechazado por la jerarquía católica.
Promete ser una sesión con discusiones acaloradas. Qué es la educación sexual, a partir de qué edad hay que hablarle del tema a los chicos en la escuela, qué rol tienen los padres y qué papel tiene el Estado en el tema, son algunos de los ejes que se pondrán en debate. Primero se tratará el proyecto de los kirchneristas Ana María Suppa y Diego Kravetz y de Polimeni, de Compromiso para el Cambio, que tiene dictamen de mayoría de la Comisión de Educación. En caso de no aprobarse, recién ahí se pasaría a votar la otra iniciativa, con despacho de minoría, elaborada por los macristas Santiago De Estrada y Juan Carlos Lynch, de Juntos por Buenos Aires, el ala más dura del macrismo. En cualquiera de los dos proyectos, la sanción es por mayoría simple, pero ninguno de los dos juntaría 31 votos.
En diálogo con Página/12, De Estrada prefirió no revelar el número de apoyos que estaría reuniendo entre la gran mayoría de los macristas y el bloque Recrear. En el bunker kirchnerista aseguraban que la votación estaba muy ajustada, pero que hasta anoche ellos tenían un voto más: 25 contra 24. Contaban con el apoyo de la macrista Soledad Acuña, de María Eugenia Estenssoro (ex bullrichista), de kirchneristas, Fernando Cantero y Fernando Melillo, del ARI, de legisladores de partidos de izquierda como los hermanos Devoto, Norberto La Porta, Susana Etchegoyen y Héctor Bidonde. Polimeni había cosechado más votos en su bloque de Compromiso para el Cambio, pero los habría perdido en los últimos días.
Las tres diputadas del ibarrismo, Laura Moressi, Alicia Caruso y Sandra Dosch, podrían inclinar la balanza, pero no tenían una posición definitiva, aunque estaban más cerca de abstenerse. “No estamos de acuerdo con ninguno de los dos proyectos. Creemos que el tema no está agotado y que no se discutió adecuadamente. ¿Por qué no postergar la votación hasta febrero? En principio, nos abstendríamos, pero lo vamos a acordar mañana antes de la sesión”, explicó Dosch a Página/12.
“O sos de Boca o sos de River, o querés una ley para que los chicos tengan educación sexual o estás a favor de que no haya. No se puede estar en el medio del camino”, chicaneó Suppa al enterarse de la indefinición del bloque oficialista. Su proyecto, que contó con el apoyo de 6 de los 9 integrantes de la Comisión de Educación, plantea la obligatoriedad de la educación sexual para todas las escuelas porteñas, tanto públicas como privadas, desde el preescolar, y define que los contenidos los debe fijar la Secretaría de Educación. Pero el punto más polémico –y el que genera el mayor rechazo en el ibarrismo– es el artículo 8º, que establece los temas que deben incluirse en la currícula, entre ellos, el cuidado del aparato reproductor, embarazo, violencia sexual, diversidad, prácticas sexuales responsables, abstinencia, orientación sexual, género, valores ético-religiosos que coexisten en la sociedad, amistad y amor, y vínculos afectivos.
En los últimos días, en un par de reuniones con la secretaria de Educación, Roxana Perazza, Suppa, Kravetz y Polimeni hablaron de la posibilidad de retocar en el recinto algunos aspectos del proyecto que generaban más resistencia en la funcionaria: sacarían de entre los temas el “erotismo” y en lugar de hablar de orientación sexual pondrían “diferencias sexuales”. También eliminarían el artículo que establece que en los colegios debe funcionar una “consejería en sexualidad” a cargo de los docentes. Ayer, Perazza se manifestó a favor de esta iniciativa: “Queremos que haya educación sexual y el único proyecto que lo garantiza es el de Suppa”, consideró la secretaria en declaraciones a Página/12.
El proyecto de De Estrada en la teoría establece también la obligatoriedad de la educación sexual, pero a partir de séptimo grado. Aunque deja librados los contenidos a la voluntad de los padres y de cada colegio, lo que en la práctica, podría derivar en que los contenidos sean demasiado acotados en el caso de los establecimientos religiosos. Como optativo, incluye el dictado de talleres de educación sexual para los padres. Esta iniciativa surgió como respuesta de la de Suppa y en consonancia con la posición del arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, que llegó a calificar a sus impulsores de “fascistas”.
En los fundamentos, la iniciativa de De Estrada afirma que “la educación sexual es responsabilidad originaria y natural de los padres o tutores de los educandos, debiendo toda la comunidad acompañar este derecho-deber de las familias. La educación sexual, por restar peculiarmente vinculada, en el ámbito de la libertad de conciencia, a los valores de la vida, el amor y la familia, deberá ser objeto de consideración primaria de los padres”. Además, en su espíritu rechaza la inclusión de la perspectiva de género que contempla la sexualidad como una construcción cultural y en cambio, sostiene que se trata de una cuestión biológica donde no hay más que el sexo femenino y el masculino.
Los proyectos llegan al recinto después de más de dos meses de consultas con médicos, docentes, organizaciones de mujeres, entidades educativas representativas de los distintos cultos y funcionarios de la Secretaría de Educación. Las reuniones, que se dieron en el marco de la Comisión de Educación, mostraron el apasionamiento que despierta el tema, particularmente entre los sectores más conservadores. Para evitar escenas violentas, los bloques consensuaron que hoy los grupos más radicalizados no ingresen al recinto.
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