El caso de Noelia, la chica de 21 años secuestrada el viernes y liberada en un taller mecánico de Villa Lugano, agregó un nuevo detenido al dúo de vecinos de la joven. Pero, la nueva detención se cierra sobre el círculo de allegados más próximos a la víctima: se trata del novio de la joven, con quien caminaba cuando fue secuestrada por hombres que se hicieron pasar por policías. El fiscal federal Eduardo Taiano busca a un cuarto cómplice. La joven estuvo atada en el taller mecánico, ubicado a sólo media cuadra de su casa.
Desde el principio, con los datos que habían obtenido, los investigadores analizaban el caso como un secuestro de una banda de improvisados. Noelia, de 21 años, fue secuestrada el viernes por la noche cuando caminaba con su novio por el barrio de Villa Lugano. En un momento, la pareja fue interceptada por tres personas que, según se informó, usaban gorros de la policía. Les pidieron documentos y terminaron subiendo a la chica al Regatta azul en el que habían llegado, con una luz semejante a la utilizada por las brigadas de calle de la Federal.
Al rato, desde el celular de la chica llamaron a su familia, cuyo padre es dueño de una empresa de volquetes del mismo barrio, y exigieron un rescate de 250 mil dólares que luego de algunas negociaciones redujeron a 80 mil. La familia denunció el hecho de inmediato. El secuestro comenzó a ser investigado por el fiscal federal Taiano y por detectives de la Brigada Antisecuestros de la Policía Federal.
Según revelaron los investigadores, la clave para dar con los secuestradores fue el análisis de los llamados que hicieron los delincuentes. Finalmente, dos de ellos fueron detenidos y luego se logró dar con el paradero de Noelia que había sido atada dentro de un taller mecánico ubicado en Timoteo Gordillo 4784, en Villa Lugano, y nada menos que a media cuadra de su propia casa.
Una fuente judicial aseguró ayer que el rescate inicial fue de 250 mil dólares y que luego de las negociaciones se había reducido a 80 mil. De todos modos, la misma fuente aseguró que no se llegó a pagar ninguna suma.
Los pesquisas ordenaron intervenciones telefónicas y así fue como durante la madrugada del sábado los hombres de Antisecuestro pudieron detener a dos de los acusados de integrar la banda mientras realizaban uno de los llamados extorsivos desde un teléfono público.
Las fuentes reconocieron que para la liberación de la víctima fue clave un llamado telefónico de un vecino que afirmó haber escuchado gritos de una mujer que provenían del taller mecánico de Timoteo Gordillo al 4700. Cuando los investigadores de Antisecuestros irrumpieron en el lugar –en planta baja funciona un taller y en la planta superior existe una vivienda–, encontraron a Noelia atada a una cama.
En ese momento, la joven se encontraba sola, ninguno de los secuestradores la vigilaba. Los policías lograron liberarla sana y salva.
La facilidad con que había sido detectado el llamado y que la víctima se encontrara sin vigilancia empujaban a los investigadores a esa altura a considerar la hipótesis de que la banda era un grupo de improvisados. Pero, tampoco tenía el perfil de un secuestro al voleo, especialmente por las características familiares de Noelia, ya que su padre es dueño de una empresa de volquetes.
Pero, como ocurre en prácticamente todos los secuestros planeados, la figura del entregador es un detalle a no perder. Para el caso, las sospechas y los datos recibidos por los investigadores empujaban la lupa sobre la cabeza del novio de Noelia. Finalmente, el sábado por la tarde y también en el barrio de Villa Lugano, fue detenido el novio, siguiendo la hipótesis del entregador.
El ministro de Interior, Aníbal Fernández, dispuesto a bajar los decibeles de un caso de secuestro dentro de la Capital, dijo que “este caso tiene más que ver con una traición familiar, o cuasifamiliar, y no con una banda que se dedica al secuestro propiamente dicho”.