Todo indica que Hugo Jara no es Hugo Jara sino Raúl Menocchio. Y, además, es el asesino del productor televisivo Claudio Nozzi. Las conclusiones definitivas sobre esta trama estarán listas hoy, pero fuentes judiciales de Corrientes adelantaron que un primer cotejo de las huellas digitales indica que, efectivamente, el supuesto secretario del asesinado Nozzi no es quien dijo ser, sino un doble homicida buscado por Interpol. Ante la jueza Laura Varela, Jara/Menocchio dijo que Nozzi estuvo en Paraguay, que traía 10 millones de dólares en forma clandestina, pero que allí lo mataron y lo tiraron al río. La verdad parece ser otra: la hipótesis más firme es que Jara/Menocchio mató a Nozzi con la ayuda de los que hoy están detenidos, su novia Silvia Heredia, y tal vez el camarero Luis Martínez.
Como adelantó ayer en exclusiva Página/12, la declaración judicial de Jara resultaba poco creíble para los investigadores, que en los últimos dos días fueron acumulando pruebas que indican que el supuesto secretario tiene mucho que ver con el asesinato y que éste no se perpetró en territorio guaraní. Pero, hasta ese momento, todo el mundo creía que Jara era Jara. Periodistas paraguayos dieron la voz de alerta en la tarde de ayer.
Menocchio, otrora empresario yerbatero de Misiones, es buscado por Interpol a raíz del asesinato de su socio Eduardo Fidel Maciel, propietario de un pub, y la pareja de éste, Graciela Méndez. Ambos cadáveres fueron encontrados en tambores de lata. Según los datos aportados a la Justicia, Maciel tenía también negocios con Nozzi e incluso Menocchio habría vivido en Buenos Aires en la casa de Nozzi, antes del asesinato de la pareja. En la investigación que existe en Paraguay se sostiene que Menocchio comercializaba en forma clandestina la señal HBO en ese país en tiempos en que Nozzi era gerente de esa cadena de cable en la Argentina. Todos estos elementos deben ser ahora corroborados por la Justicia de Corrientes.
Ayer quedó claro que el detenido Jara/Menocchio tiene una serie de cirugías, que su abogado, Eduardo González, atribuye esencialmente a la coquetería. “Se hizo las operaciones como cualquier persona que quiere verse mejor”, argumentó. A última hora de anoche en los tribunales correntinos no pensaban lo mismo: los primeros indicios de comparación de huellas digitales apuntan a que efectivamente Jara es Menocchio.
Mientras tanto, el paciente trabajo de la Prefectura, a cargo del prefecto Bruno Koplin, va acumulando una cantidad de pruebas que serían lapidarias para Jara/Meno- cchio. El falso secretario sostuvo ante la jueza que a Nozzi lo mataron estando en Paraguay y que desde allí lo tiraron al río, pero los primeros datos surgidos de las pericias demostrarían que esa versión es falsa:
- La cadena con la que amarraron el cuerpo fue comprada en Corrientes.
- Las llaves del auto y la agenda de Nozzi se encontraron en una isla en la que estuvo el yate.
- En la embarcación se encontraron ropas con manchas de sangre.
- También se secuestró una carabina calibre 22, que podría ser el arma del crimen, ya que a Nozzi lo mataron con proyectiles de ese calibre. Esa pericia balística se está haciendo, aunque no se descarta que se hubiera usado una pistola de ese calibre, no la carabina. La coincidencia es que en el doble crimen que se le imputa a Menocchio también se usó un arma calibre 22.
Fuentes judiciales sostienen que todavía subsiste la duda sobre el lugar donde se cometió el asesinato, si en el yate mismo o en la isla desierta donde habían parado. Las pruebas de Luminol –un reactivo que detecta sangre aunque se haya lavado– se estaban concluyendo anoche en el camarote principal del yate. Pero en cualquiera de los dos casos, el yate o la isla, los implicados serían los tres detenidos: Jara/Menocchio, su novia y el camarero.
Uno de los diagnósticos más difundidos sobre el crimen es que se trató de un mensaje mafioso. En realidad, cuando de eso se trata, los asesinos se aseguran de que el cuerpo aparezca y que el mensaje quede claro: “Al próximo que nos haga tal cosa le pasará lo mismo que a éste”. El crimen de Nozzi, en cambio, tiene características distintas: aunque le pegaron cinco tiros, uno de ellos de remate en la frente, cuando ya estaba muerto, la idea fue hacer desaparecer el cadáver para siempre. Por ello unieron la cadena a un tridente muy pesado que aseguraba que el cuerpo no subiera a la superficie del río. Sin embargo, ocurrió un imprevisto: el tridente se soltó y, además, el cuerpo fue arrojado en una zona demasiado baja. La intención de que el cadáver no apareciera nunca más lleva a la conclusión de que quien lo mató era alguien de su entorno, alguien conocido, que, en caso de hallarse el cuerpo, tendría que dar muchas explicaciones. En ese perfil encaja Jara/Menocchio.
Aunque la jueza mantiene la más absoluta reserva, todas las sospechas apuntan a que hubo un brutal choque por cuestiones de dinero y, seguramente, dinero negro. La zona de Itatí es considerada frontera caliente, y anoche un equipo de la Prefectura estaba buscando indicios en Paraguay del paso de Nozzi por la ciudad de Encarnación. Jara/Menocchio afirma que el asesinado empresario se alojó en el hotel Novo y que desde allí iba a traer dinero negro, o sea producto de la evasión impositiva o del narcotráfico. Pero como está comprobado que Jara/Menocchio mintió hasta en su identidad, habrá que ver cuál es la verdad de la historia. El orden de los factores que dispuso la jueza es nítido: primero demoler los dichos del supuesto secretario sobre la base de pericias, probar que el crimen no se produjo en Paraguay sino donde estaba Jara/Menocchio, y recién después buscar el móvil.