Las réplicas de las bestias prehistóricas, en tamaño real, asombran a los chicos. Los originales, explica el investigador que oficia de guía, fueron encontrados en la Patagonia.
› Por Carlos Rodríguez
Desde Mar del Plata
Es como ingresar al set durante la filmación de una película de Steven Spielberg. Hasta más real, porque los monstruos de este Jurassic Park están al alcance de la mano y no precisan de ningún juego de animación para imponer respeto. Andrea y Carlita, de 5 y 7 años, son hermanas. Entran muy desenvueltas, casi corriendo, al Museo de Ciencias Naturales, en la plaza España. De pronto se topan con las tres garras de la mano derecha del Giganotosaurus Carolini, presentado aquí como “el dinosaurio más grande del mundo”. Sus restos fueron hallados en la provincia de Neuquén y superan, en tamaño, a los encontrados en todo el planeta Tierra en materia de dinosaurios carnívoros. Las nenas levantan la cabeza y la boca les forma una enorme “O” cuando ven, cerca del techo, el vuelo rasante del Quetzalcoatlus Northropi, que lleva muy bien sus 65 millones de años. El “reptil volador” de 12 metros de largo, como aclaran los expertos no bien las chicas dicen “mirá el pajarito”, hace que Andrea y Carla busquen refugio en las manos de mamá Roberta. Saben que son “animales de mentirita”, pero vaya que son grandes.
Christian Albornoz, neuquino y buscador de dinosaurios, es el anfitrión del paseo guiado por la muestra Planeta Dinosaurio, que se puede visitar todos los días, de 17 a 24, y a partir de las 11 los días en los que el mal tiempo impide ir a la playa. Como todo tiene un comienzo, primero explica cómo empollaban a sus crías los dinosaurios. Se pueden ver réplicas, en tamaño natural, de huevos similares a los 12 que se encontraron, enteritos, en el volcán del cerro Auca Mahuida, a 60 kilómetros de la ciudad de Neuquén. “Hasta encontramos el embrión de un dinosaurio herbívoro”, comenta Christian y uno se preocupa cuando piensa en la aparición de algún doctor Frankenstein que nunca falta.
El presentador de dinosaurios hace un relato verídico y cotidiano sobre los cuidados que tienen cuando buscan fósiles en las zonas de Neuquén y de Chubut. “Una campaña completa, hasta encontrar y rescatar los restos fósiles sin dañarlos, puede llevar 45 días, pero a veces se extienden durante cinco años. Se trabaja 45 días durante un verano, porque en invierno las condiciones son muy desfavorables. Después se toman previsiones en la zona y se vuelve al año siguiente, durante otros 45 días, y así sucesivamente hasta completar el trabajo, porque hay lugares muy ricos que hay que trabajarlos muy bien.” En esos sitios reunieron datos sobre la vida de la fauna autóctona, con hallazgos que tienen entre 65 y 245 millones de años. “El trabajo no se para en el invierno, sólo se traslada al laboratorio porque es imposible salir a realizar tareas de campo.”
El Carnotaurus Sastrei o “Toro Carnívoro”, en idioma mapuche, era un ñato que medía unos nueve metros de largo. Un clon suyo, en dibujo animado, fue estrella de la película Dinosaurios, de Disney Producciones. Los creativos viajaron a Neuquén para saber cuál era su aspecto cuando potrereaba por el territorio de lo que es hoy la Patagonia. La réplica del Carnotaurus puede verse en la muestra, igual que la Megarachne Servinei, una gigantesca araña de un metro de diámetro. El fósil del arácnido fue hallado en San Luis, dentro de una cantera de piedra caliza. “Estaba incrustada en una laja; se encontró la mitad de la araña y con ese dato se la pudo reconstruir entera.” Es una de las más viejas de la muestra. Tiene más de 245 millones de años.
El Argentinosaurus Huinculinsis (sus restos fósiles están en el museo de la ciudad neuquina de Plaza Huincul) es “el dinosaurio herbívoro más grande del mundo”. En vida, el bicho pesaba “cien toneladas y medía 40 metros de largo”. Así se va llegando en forma lenta, y con todo detalle, al Gigantosaurus Carolini, cuyos restos fósiles fueron hallados en 1993 en la zona de El Chocón, en Neuquén.
Christian Albornoz confirma que es “el carnívoro más grande hallado en todo el mundo y supera incluso al Tyranosaurus Rex”. Para que no queden dudas, también se exhibe una réplica del famoso reptil tirano. “La diferencia entre uno y otro es contundente: el Giganotosaurus medía 14 metros de largo, el Rex 12,5 metros. El cráneo del Rex era de 1,40 metro y el del Giganotosaurus de dos metros. Además, tenía tres garras en las manos delanteras, mientras el Rex tenía sólo dos.”
El productor de este Jurassic Park criollo es Alejandro Petrini, que aclara que el diseño de las figuras –casi todas a tamaño natural– que se trajeron a la muestra de Mar del Plata es obra del artista neuquino Aldo Beroisa. El trabajo fue realizado sobre una estructura de hierro, recubierto con poliuretano rígido y masilla epoxi. Cada bicho anda por los tres mil kilos de peso y hubo que transportarlos en ocho camiones. En la muestra, afirma Albornoz, “los que más se asombran son los chicos, pero los que más preguntan son los padres”.
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