SOCIEDAD › DOS AERONAVES CERCA DEL CHOQUE EN LA PISTA DE EZEIZA
Un avión de Lan estaba por despegar, cuando su piloto advirtió que en la pista se cruzaba otra nave, de Mexicana, y logró abortar la maniobra. El error fue del controlador, que dio una orden incorrecta. El incidente es el más serio desde que se instaló la polémica por la seguridad aérea.
› Por Pedro Lipcovich
Esta vez sí, llegó la cuasi colisión: cuando un avión de Lan empezaba a carretear para el despegue, en Ezeiza, se cruzó en la pista otra aeronave. El piloto lo advirtió a tiempo, frenó y no pasó nada. El incidente obedeció a un error humano, cometido por uno de los controladores de tránsito aéreo. Para el titular de la Asociación de Controladores, ese error estuvo a su vez “motivado por un sistema que induce a que la persona se equivoque”, en referencia a “un conflicto muy grande con la actual administración, ejercida por la Fuerza Aérea”. El representante de los controladores denunció que en la torre de Ezeiza “la dotación es insuficiente” y que los trabajadores “no pueden tomar sus licencias”. El comandante de Regiones Aéreas contestó que “cada controlador tiene su licencia en tiempo y forma y, si no la tiene, debe hacer un reclamo personal: los reclamos colectivos son inadmisibles dentro de este sistema militar”. Página/12 dialogó ampliamente con el representante de los controladores y con el comandante de Regiones Aéreas. Sus testimonios, más el de un vocero del Ministerio de Defensa, sirven como presentación de los problemas institucionales que atraviesa el control del tráfico aéreo en la Argentina.
El jueves a las 18.30, un avión de la empresa Lan que iniciaba el vuelo LA 466, con destino a Santiago de Chile, comenzaba a carretear por la pista principal del aeropuerto de Ezeiza cuando “el comandante avistó un objeto en la pista –según dio a conocer la empresa Lan en un comunicado–. Aplicando el procedimiento de rigor, el piloto rehusó y retornó al terminal”. El Comando de Regiones Aéreas precisó que “una aeronave de Mexicana Líneas Aéreas estaba siendo remolcada, cruzando la pista en uso”.
Según el brigadier Antonio Alvarez, comandante de Regiones Aéreas, “fue un error del controlador de turno, que autorizó a la vez el despegue y el cruce de pista. Este tipo de incidente se denomina ‘incursión en pista’ y, según las estadísticas de la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI), sucede una vez cada cien mil horas de vuelo”. Alvarez afirmó que “son contingencias propias de una actividad intensa”; sin embargo, agregó, “en este último tiempo, quizá por la situación que se vive con los gremios aeronáuticos y con la Asociación de Controladores, ha habido un incremento”, aunque “se mantiene dentro de proporciones normales”.
César Salas, titular de la Asociación de Controladores de Tránsito Aéreo (ACTA), sostuvo que “fue un error humano motivado por un sistema que induce a que la persona se equivoque. Estamos en un conflicto muy grande con la actual administración: los comodoros Marcelo Ayardi (jefe de la Región Aérea Centro) y Luis Molina (jefe del Aeropuerto de Ezeiza) presionan a los controladores con actitud militar. Han apostado en los lugares de trabajo gente armada, perteneciente a la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Además, desplazaron a Marcelo Paredes, jefe de la torre de control de Ezeiza, y también al encargado de la torre, reemplazándolos por personas consecuentes con su jefatura; ellos estaban en esos puestos por sus méritos y conocimiento. Estas situaciones generan en los controladores un estado de ansiedad, que se suma al estrés relacionado con las actuales condiciones de trabajo: los controladores de Ezeiza están sobrecargados: hay poco personal y muchos no pueden tomarse la licencia anual”.
El brigadier Alvarez sostuvo que “no ha disminuido la dotación de controladores. Cada controlador tiene su licencia en tiempo y forma y, si no la tiene, debe hacer un reclamo personal. Los planteos colectivos no corresponden a nuestro sistema de trabajo. Casi el 80 por ciento de los controladores son personal militar y deben regirse por los reglamentos militares: los reclamos colectivos o amenazas de medidas de fuerza, como las que efectuaron esta semana, son inadmisibles dentro de este sistema militar”. Alvarez destacó que los controladores, en tanto personal militar, “no pueden agremiarse” y que su actividad “se rige por el Código de Justicia Militar, hasta tanto se efectivice el traspaso de los servicios de tránsito aéreo a la Administración Nacional de Aviación Civil”.
Según Alvarez, “muchos controladores no adhieren a los postulados de ACTA, lo cual generó enfrentamientos a nivel personal: por esa razón solicitamos al Ministerio del Interior una custodia, a fin de evitar problemas entre ellos e impedir que los centros de control se transformen en sitios de reunión multitudinaria”.
–En cuanto al traslado del jefe de la torre de Ezeiza, Marcelo Paredes... –empezó a preguntar Página/12.
–Usted se refiere al suboficial auxiliar Paredes: personal militar –subrayó el brigadier Alvarez–. Ha sido comisionado por la Región Aérea Centro para efectuar un estudio sobre descoordinaciones en procedimientos; posteriormente volverá a su anterior lugar de trabajo o seguirá en otra tarea, según se decida.
Según Salas, “hay militares que quieren seguir manejando el sistema después del traspaso. Quieren tener gente en la futura administración y esperan ser llamados para ocupar puestos vitales. Por eso desarrollan toda esta presión, apoyados por sectores del Ministerio de Defensa, a la cabeza de los cuales está el subsecretario de Asuntos Técnicos Militares, Germán Montenegro”.
El brigadier Alvarez, interrogado sobre la perspectiva de que militares de alta jerarquía permanecieran una vez efectuado el traspaso, contestó: “Nos llenaría de tranquilidad que el personal que tiene muchos años de experiencia, formación y especialización pudiese ser utilizado por la nueva administración. Sobre todo en el caso de los comodoros, por lo menos en una primera etapa y hasta tanto se consiguiera personal de alto nivel que pudiera reemplazarlos. En cuanto a mí, ya he recorrido mucho camino y no aspiro a integrar la nueva administración; aunque si mi colaboración fuera requerida, no me voy a negar”.
Después de cuatro días, el jueves a la noche, técnicos, pilotos y personal de tierra de la empresa Lan Argentina suspendieron la huelga en reclamo de mejoras salariales, medida que afectó a unos cinco mil pasajeros y provocó la cancelación de numerosos vuelos.
Fuentes de esa compañía, de capitales chilenos, aseguraron que ayer volvieron a operar las frecuencias nacionales e internacionales de la aerolínea.
El paro comenzó el lunes, cuando las asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y de Técnicos Aeronáuticos (APTA) decidieron dejar de volar hasta que la firma respondiera a una serie de demandas económicas y laborales. Los trabajadores advirtieron que Lan Argentina “obtiene millonarias ganancias al tiempo que es una de las empresas del sector que remunera de peor manera a sus empleados”.
Por su parte, las autoridades de la firma, tras la resolución del conflicto, agradecieron mediante un comunicado “la comprensión y colaboración de los pasajeros y clientes de carga que sufrieron” las consecuencias de la medida.
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