Desde hace dos meses, cuando se cayó un cielorraso, están sin edificio. Ayer ocuparon el hall del palacio municipal. El gobierno tuvo que aceptar una solución transitoria hecha por los padres.
Alumnos, padres y docentes del colegio Mariano Acosta se plantaron ayer en el hall del gobierno porteño para reclamar la apertura de la escuela, cerrada desde hace más de dos meses por fallas edilicias. Puñetazos, empujones y golpes de los policías fue la reacción de las autoridades que ordenaron desalojar el edificio. La decisión de los manifestantes de permanecer en el lugar, sumado al clima caldeado, desencadenó en el diálogo y tras siete horas de protesta, se logró una tregua con la firma de un acta acuerdo. Finalmente, el gobierno reconoció el fracaso de las soluciones que había ensayado hasta ahora y accedió a implementar un proyecto de reforma provisoria, elaborado por los padres, que permitiría tener la escuela abierta el 14 de septiembre.
La paciencia de padres y alumnos se acabó el lunes pasado, el día en que según les habían prometido debía abrir el colegio. El edificio estaba cerrado y ningún funcionario estuvo allí para explicar por qué no habían finalizado las obras de refacción. Hartos de promesas, el malestar desembocó en un estado de asamblea permanente y en la acción de protesta desarrollada ayer. Alumnos y docentes llegaron a las 13.30 a la Jefatura de Gobierno con el objetivo de permanecer en el hall hasta acceder a una audiencia con el titular del Ejecutivo, Jorge Telerman.
Las horas pasaban sin definiciones. Las expectativas de algunos grupos de chicos se mezclaban con la incredulidad de los padres. La respuesta llegó un poco más tarde en forma de puñetazos, golpes y manoseos, según denunciaron los alumnos. La orden del gobierno había sido desalojar el edificio público. “Hubo tres intentos de avance de la policía. En el medio, nos golpearon, amenazaron, a las chicas las manosearon, les pegaron a los padres. Fue un caos”, contó Lautaro, alumno del nivel secundario. “Es una vergüenza la forma en que reprimieron a los chicos”, agregó Alejandra, mamá de un alumno de la escuela.
Los cánticos contra la policía y contra el jefe de Gobierno se convirtieron en el coro de la jornada. La decisión de los manifestantes de no retroceder en su reclamo obligó al gobierno porteño a abrir el diálogo. Con la policía apostada en la entrada del edificio, se realizó la reunión entre representantes de la comunidad educativa y los ministros de Hacienda y Educación, Sergio Beros, y Ana María Clement, respectivamente. Al final, se firmó un acta acuerdo.
El primer punto resuelve implementar un plan de reforma en los techos y sistema eléctrico del colegio. “No se trata de un proyecto definitivo, sino de reformas provisorias que permitan a los chicos volver a la escuela”, explicó Luis Cristal, miembro de la comisión. Una de las propuestas consiste en poner travesaños que soporten una posible caída de la mampostería. El segundo punto confirma la anulación del contrato con la empresa Brincons, encargada de las obras. El tercer punto indica que las obras estarán finalizadas el 14 de septiembre. El acuerdo final llegó pasadas las 20 cuando el acta fue firmada por el jefe de Gobierno. A partir de esa hora, los cánticos, mezclados con insultos, y gritos de alegría, se trasladaron a la Avenida de Mayo.
Informe: Elisabet Contrera.
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