Vie 30.08.2002

SOCIEDAD  › SECUESTRARON AL PADRE DE LOS FUTBOLISTAS

La peor tarde de los Milito

Fue un día de insoportable tensión en el conurbano. Jorge Milito, padre de los jugadores Gabriel y Diego, fue secuestrado en Bernal y pidieron 200.000 dólares de rescate. Mientras tanto, en Ramos Mejía, la familia Ansechi seguía negociando por su hijo Juan Pablo, de 15 años, que aún no apareció. Las claves sobre los secuestros que conmueven a Buenos Aires.

El secuestro de ayer fue otra vez en el conurbano, y otra vez al familiar de un futbolista. En rigor, se llevaron al padre de dos jugadores exitosos y famosos. Jorge Milito, padre de Gabriel, de Independiente y Diego, de Racing, fue secuestrado ayer cuando salía de su casa de Bernal para ir a la misma tornería que siempre tuvo. El hombre, de 50 años, circulaba por la Avenida Alem, cuando cinco delincuentes, que se bajaron de dos autos, lo agarraron de los pelos y lo metieron en su propio coche, en el que se lo llevaron. Pasó sólo media hora, cuando cerca de las 14, la familia Milito recibió el primer llamado de los secuestradores. Les pidieron doscientos mil dólares para antes de las cinco de la tarde. Los hermanos Milito, encerrados en el chalet del barrio de siempre, acompañados por el manager Hugo Issa, y sin policías asesorándolos, por la tarde recibieron la llamada “prueba de vida”. Gabriel pudo escuchar la voz de Jorge en el teléfono.
La estrategia de la familia del secuestrado fue desde el comienzo preservar las negociaciones con los captores, y esto implicó “echar” a los policías y a los periodistas de las cercanías de la casa. “No queremos que venga la policía. Es más, a los pocos policías que vinieron los echamos, porque sólo queremos negociar nosotros con los secuestradores”, dijo Hugo Issa, representante de Gabriel, el más joven de los chicos, de 21 años, defensor y capitán de Independiente. En cuanto a la prensa fue el manager quien a media tarde salió a la puerta de la casa de la familia, dos plantas de ladrillos a la vista y persianas de madera en las que casi toda la vida vivieron los Milito, para pedir por favor que “liberen la zona para poder continuar con las comunicaciones con los captores” a los móviles de televisión y radio. Juan Simón, socio de Issa, le dijo a este diario que “la familia cuidará el bajo perfil, nadie hablará por una cuestión de riesgo”.
Ayer, después de las 19, Issa admitió a los periodistas: “se está hablando con los secuestradores”. Por la noche trascendió que quienes contestaban el teléfono eran directamente Gabriel y Diego. Y que fue Gabriel quien pidió que le permitieran escuchar la voz de su padre. “El alcanzó a decir que está bien”, se supo. La suma que los secuestradores pidieron desde la primera comunicación, a las dos de la tarde, habría sido de 500 mil pesos. Y además de la cantidad se pidió que los juntaran antes de las próximas cinco horas. “Ni por asomo podemos juntar eso”, habría sido la respuesta de uno de los futbolistas cuando le dijeron esa cifra.
La policía, oficialmente fuera de juego según la misma fuerza y la familia se encargaron de subrayar, dijo ayer tener “poca información sobre el tema”. El comisario Edgar Aller, de la seccional 2ª de Quilmes, admitió que se enteraron por los medios de lo que había pasado y que cuando se acercaron a la casa, la familia no quiso atenderlos. “Estamos actuando de oficio, pero son muy pocos los datos que tenemos. De todas maneras, nuestra prioridad es salvaguardar la integridad física del rehén, desde todo punto de vista, y no podemos hacer nada que ponga en riesgo su vida”, dijo. Ni siquiera constaban ayer en una causa judicial los testimonios de quienes vieron las escenas del secuestro.
Dos adolescentes del barrio de los Milito contaron la escena de violencia ocurrida a las 13.30, cuando Jorge se bajaba de su Chevrolet Vectra blanco chapa CCM 197: “Todo duró entre 30 y 40 segundos. El no dijo nada. Lo agarraron de los pelos y lo metieron en la parte de atrás de su auto. Eran cuatro, pero sólo dos se acercaron al auto de él. Tenían entre 25 y 35 años”. A unas 10 cuadras de la casa –Flemming y Alem– los secuestradores abandonaron el Vectra y lo subieron a otro auto. “Se fueron para la zona de Camino General Belgrano. Se ve que no conocían la zona porque escaparon a contramano, y tuvieron que hacer una ‘U’ cuando se dieron cuenta. Ahí fue cuando lo vi a Jorge apoyado contra el vidrio del asiento de atrás, pero armas no vi”, contó otro vecino de los Milito.
Además de los secuestros del hermano de Juan Román Riquelme, el del director técnico Daniel “El Profe” Córdoba, y la reciente decisión de irsea Europa tras un robo a mano armada de Diego Coudet, de River, Diego Milito había sido también asaltado. Fue el 20 de marzo de este año cuando tres jóvenes le sacaron a punta de pistola una cadenita y una pulsera de oro, el celular y dinero. Ayer los dos cuadros rivales en los que juegan los hermanos Milito, quizás por primera vez, enviaron un comunicado conjunto brindando incondicional apoyo a la familia.

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